RECONCILIACIÓN NACIONAL I.
Uno de
los problemas más grandes de escribir para terceros en Venezuela, es que estos
requieren de antemano una declaración de fe: “Yo soy antichavista por esto,
esto y lo otro”. Ó: “Yo soy Chavista por
esto y esto y lo otro”. Ambos bandos comparten muchas características, tal vez
demasiadas, pero si en algo están de acuerdo es que ambas odian y desprecian a
los que no les da la gana ser de ningún bando.
Para
ser de ningún bando se requieren algunas cosas, mucha buena fe o mucha
indiferencia, mucha educación o muy poca, mucho interés egoísta o muy poco. Un
fin, hay que ser muy “vivo” ó ser muy
“uón”, que son las etiquetas venezolanísimas, operacionalizadas muy eficientemente.
Para
“reconciliarse” hay que desconciliarse (si es que el vocablo existe) primero,
el término trata implícitamente que los sujetos a reconciliar, alguna vez
estuvieron “conciliados”. Parece mentira, pero esta tontería produce efectos
hiperbólicos que han hecho que en estos quince años, suba como la espuma, el
extremismo, la intolerancia y el odio. Ahora han subido, no por generación espontánea,
eso estaba allí, latente, creciendo, extendiéndose y multiplicándose.
La
supuesta “conciliación”, la que se rompió, la que se añora, era una convivencia
cosmética, superficial y casuística,
sólo necesitaba que saliera alguien y dijera: “El rey no tiene ropa”, pero los
arquetipos nuestros donde “muchacho no es gente…”, no podía ser un imberbe
quien lanzara el grito, sino un “comandante”, que pudo haber sido uno
cualquiera, pero ya las mismas circunstancias habrían de personalizar a quien
habría de ser el protagonista.
La
conciliación es la resolución de diferencias con la mediación de un tercero,
pero es tan grande la desconfianza cultural que ambos bandos han preferido a
extranjeros que a cualquier venezolano, del que sospechan instintivamente, al
no estar en su propio bando.
¿Estaban
“conciliados” los dos bandos antes del año 1998?
La
respuesta es como la careta del dios Jano. Unos decían que veía simultáneamente
para adelante y para atrás, es decir, pasado y futuro, o para lado y lado:
izquierda y derecha. Lo cierto es que por este dios es que enero se llama así y
en portugués janeiro y en ingles
january, etc, etc, etc.
Pero en
fin, a este dios se le atribuye la
creación del dinero, de la agricultura y de las leyes, los romanos aseguraban
que de él dependían los buenos finales.
¡Ojala sea así en nuestro caso!
Sin
embargo, mi experiencia es que nuestra tropicalización de ese dios, es más bien
algo como el Barón Asler (Ashura en el original japonés).
Pero
por ahí nos meteremos en la entrada o artículo que viene.
http://es.wikipedia.org/wiki/Jano
http://es.wikipedia.org/wiki/Jano
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