RECONCILIACION
II.
Los
bandos a reconciliar en Venezuela poseen como ya dijimos, demasiadas cosas en común, usualmente las
peores. Como dijimos refiriéndonos al dios Jano, unos miran para adelante,
mientras los otros miran para atrás, pero lo importante ahora es mirar hacia
metas comunes que están adelante y unas vez obtenidas, resolver lo malo del
pasado que está cuando se mira hacia atrás. Lo vital es hacer lo justo y de eso
se trata la justicia.
Lo
cierto es que existen muchos tipos de justicia,
a saber para lo que nos importa ilustrar:
Justicia distributiva:
Busca repartir lo bueno y lo malo equitativamente. (No implica partes iguales).
Justicia restaurativa:
Busca poner las cosas como estaban antes, si es que antes estaban mejores que
en el ahora.
Justicia retributiva:
Cuando la justicia retributiva se queda corta, hay que retribuir para llenar la
diferencia.
Justicia
procedimental: es la que asegura el juego limpio e igualitario dentro de
los otros tipos de justicia.
¿Quiénes
son el objeto de la justicia?
Para fines operativos
estableceremos dos grupos a los que
llamaremos arbitrariamente los “sifrinos” y los “tukys”. Estos apelativos no han
sido escogidos con ningún fin que busque
denigrar ni ofender, sino evocar unos arquetipos que entendamos todos y se usen
en la calle. En especial, los jóvenes.
Así que
cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
A los
sifrinos les encanta la justicia distributiva. “Yo no me quemé las pestañas
para que no me digan doctor, eso me sale”, cuando tienen un problema, como han
diseñado tradicionalmente las leyes, pueden conseguir buenos abogados, con
ellos logran una buena justicia procedimental y ante cualquier error tienen
muchas instancias para obtener las bondades de la justicia retributiva.
Los
tukys reclaman por lo general y prefieren la justicia retributiva, ellos
hicieron las casas y las cosas donde viven los sifrinos y las leyes
distributivas de estos, con sus miles de artículos, sofismas y justificaciones,
producer cosas que los sifrinos llaman “meritocracia”,
que traducidas al tuky vienen a significar: “tú no puedes entrar ni estar aquí”. Para ellos la justicia
procedimental suele ser detrimental simultáneamente, porque al disponer de
medios escasos para contratar abogados, el tiempo siempre está en su contra. No han sido
restaurados ni retribuidos sino muy débilmente desde 1936 para acá y
medianamente desde 1998 hasta hoy.
Los
tukys han sido monetarizados tardíamente y bancarizados recientemente, la
agricultura a la que estaban acostumbrados era la familiar de subsistencia, sus
conceptos de propiedad son también recientes, mientras que los sifrinos llevan
generaciones monetarizadas, bancarizadas y con predisposiciones a la agricultura
intensiva o industrial y piensan que lo mejor es el “Estado de derecho”,
mientras que en grupo tuky prefiere cualquier estado con tal que no sea el “Estado
de necesidad” que es aquel en donde han estado viviendo por siglos.
Cualquier
cuestionamiento a las categorías aquí expuestas es aceptado y estas son
sustituibles por otras que a los lectores les parezca más apropiadas, sin
embargo, las aquí escogidas se pueden ver en los casos más extremos del espectro
y en el medio, aunque aquí la diferencia es más difusa. Pero a los que quieran
ver el contraste que vayan a cualquier cárcel de Venezuela o a cualquier gremio
profesional universitario. La respuesta es y será obvia.
Nuestra
cultura, artificialmente, ha creado algunos artefactos para crear la imagen
virtual de unidad, de armonía fenotípica y cultural, a pesar de que el día a
día y el resultado violento de acciones políticas señalan lo contrario.
Esa
supuesta igualdad ha creado un ser como el Barón Asler, que hace el mal porque
tiene un modo de pensar, de sentir y de ser, contrapuestos en un mismo cuerpo.
Por eso
es que Mazinger siempre le gana.
Por
cierto: Los sifrinos y los tukis serían un todo complementario y exitoso si sus líderes
compartieran estos dos libros:
El Laberinto de los
Tres Minotauros, de José Manuel
Briceño Guerrero y La enfermedad como lenguaje en Venezuela
de Jacqueline Clarac de Briceño (¡Ya
sé que adivinaron que eran esposos!), si los líderes de los tukys hubiesen
leído estos libros hubiesen logrado masa crítica para sus metas revolucionarias
tempranamente), si los líderes de los sifrinos se hubiesen leído estos libros,
hubiesen hecho lo que hizo Disraeli por el Reino Unido y Otto von Bismarck por
Alemania, que crearon los primeros planes de vivienda subsidiada para los pobres
y los obreros y sentaron las bases de los sistemas médicos asistenciales para
los más necesitados y planes de entrenamiento en el trabajo, echándole a perder
el negocio a los socialistas y comunistas adelantándoseles en la creación de lo
que después sería el “Estado de Bienestar”, pero sustentable.
Toda
conciliación debe tener su base racional y su base emocional, ambas se
consiguen poniéndose en el lugar del otro, pero si eso es tan difícil, podemos
empezar a averiguar como los sifrinos ven a los tukys y cómo los tukys ven a
los sifrinos. Para eso, pueden cliquear o darle a los enlaces al final del blog
de este su servidor. (Siempre han estado ahí)
Sólo
les adelantaré que los sifrinos no han tenido vida en las últimas elecciones
por esta sola razón que les plantearé jesuíticamente con esta pregunta:
¿Quién sabe más de quién, los tukys de los sifrinos o los
sifrinos de los tukys?
Bueno,
de eso tratará la entrada de la semana que viene.
P.S. Es una vergüenza que la doctora Clarac de Briceño no
tenga su link en Wikipedia,¡¡¡cónchale!!!¿No hay ningún antropólogo o
antropóloga de la ULA O UCV que arregle esta injusticia. Se van a dejar ganar
por este pobre y retardatario ex militar??
http://es.wikipedia.org/wiki/Benjamin_Disraeli
Maestro...me gusto mucho este articulo que posee la divina mezcla del conocimiento con el buen humor...abrazos fraternos.
ResponderEliminar
ResponderEliminarLa mejor “misión” para un pueblo es darle a todo ciudadano llámese o considérese “sifrino” o “tuky”, un trabajo digno según sus aptitudes y su preparación. En Venezuela, la educación es un Derecho para todos con una única limitación universal intrínseca de la propia naturaleza biológica del ser humano, tal como se evidencia del Art. Artículo 103 de nuestra Carta Magna: “Toda persona tiene derecho a una educación integral, de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades, SIN MÁS LIMITACIONES QUE LAS DERIVADAS DE SUS APTITUDES, VOCACIÓN Y ASPIRACIONES“ Las sociedades son necesariamente piramidales y los Estados deben garantizar igualdad de oportunidades para tukis o sifrinos y orientar su potencial creativo en beneficio del Estado tal como se desprende del Artículo 3 Constitucional,(último párrafo):..."La educación y el trabajo son los procesos fundamentales para alcanzar dichos fines”. (Los fines del Estado).Ahora bien, siempre habrá dirigentes, representantes, voceros, directores, gerentes, magistrados, legisladores etc., y habrá una cantidad mayor de niveles inferiores o subalternos, o como quiera llamarse sin que se sientan ofendidos los igualitaristas. Las sociedades jamás podrán ser "cuadradas, rectangulares o cilindricas y no se pueden subvertir las necesarias consideraciones de “Rol” y su respectivo “Status” Cuando los primeros´(Los de "arriba") no están capacitados para cumplir eficientemente su función todos los demás consideraran que lo harían mejor y surge la anarquía. El mérito puede encontrarse en cualquier persona sin importar su origen, y si hacemos un ejercicio de paralelismo, José Ingenieros en su “Hombre mediocre” (1913) nos puede ilustrar sobre estas consideraciones:
“Los demócratas persiguen la justicia para todo y se equivocan buscándola en la igualdad; los aristócratas buscan el privilegio para los mejores y acaban por reservarlo a los más ineptos. Aquéllos borran el mérito en la nivelación; éstos lo burlan atribuyéndolo a una clase. Unos y otros son, de hecho, enemigos de toda selección natural. Tanto da que el pueblo sea domesticado por banderías de blasonados o de advenedizos: en ambas están igualmente proscritos la dignidad y los ideales. Así como las tituladas democracias no lo son, las pretendidas aristocracias no pueden serlo. El mérito estorba en las Cortes lo mismo que en las Tabernas”. Saludos Martín
Me honra de sobremanera las opiniones y aportes de tan brillantes compañeros. Muchas gracias!!!!!!
ResponderEliminar