viernes, 29 de julio de 2016

MIEDO.



MIEDO.

Mucho se sufre en esta crisis por causa del miedo. Unos temen que mañana no tengan que comer o cumplir con los pagos de cualquier obligación o necesidad. Otros que poseen algo pero no mucho, quieren agarrarse del dólar a medida que la percepción de que la moneda nacional está haciendo agua y que de un momento a otro puede irse a pique. Los que tienen mucho, temen perder algo de lo logrado, o la vida por envidias por eso hicieron en gran escala lo mismo de los que tienen poco, convirtieron el dólar en un salvavidas portátil, que se puede guardar en diferentes países en caso de emergencia.
Ahora es el dólar. Antes era el oro.
Lo fue desde muy temprano en la historia de la humanidad, hasta que De Gaulle se empeñó en convertir los dólares de Francia en oro y Fort Knox no pudo aguantar el trote, por lo que teniendo los Estados Unidos intereses en todo el mundo, pudo cambiar el patrón que regía las transacciones financieras entre las naciones, usando el signo monetario norteamericano. No fue muy complicado, ya que había existido el Plan Marshall.
El termómetro del miedo y la desconfianza de la población era el precio del oro, ahora, en los países pobres, es el precio del dólar: mientras mayor sea la desconfianza en el sistema productivo, o en el político y el temor a quedarse en el aire, lleva al afán a hacerse de divisas sólidas, por lo que al aumentar la demanda, aumenta su precio. En muchos otros casos, no hace falta miedo ni desconfianza, sino que se busca el lugar más confiable y estable donde poner lo que se tiene para conservarlo u obtener más.
Hoy en día con los medios de transacción electrónicos disponibles, al cerrar la actividad bancaria en medio mundo, se está despertando la otra mitad y vuelan entre satélite y satélite miles de millones de dólares en el afán de producir más dinero y bienestar económico. Muy diferente esto a los métodos de los Rothchild franceses e ingleses después de Waterloo.
Ese torrente de dinero son solo señales digitales que al amanecer pueden hacer temblar a cualquier gobierno que carezca de la velocidad de asimilar esos cambios y de sus sistemas económicos que por lentitud caen en asincronía con la nueva realidad mundial.
El mismo deseo de no poner todos los huevos en el mismo cesto llevó a las personas a invertir por su seguridad en diferentes sitios, surgieron compañías transnacionales con carácter global: la incertidumbre política o económica en un país o región en particular, aunque molesta, no significaba la pérdida catastrófica que las depresiones ocasionaban antes al caer un solo país.
Como dice Umberto Eco, las facciones ultraradicales terroristas italianas describían un ogro denominado Stato Imperialistico delle Multinazionale o SIM, (Estado Imperialista de Las Multinacionales) y estas decidían alzas y bajas, guerras y paces. La realidad no era tan lineal, de hecho en mucha de esas multinacionales estaban los ahorros y los fondos de jubilación de ese proletariado que las Brigadas Rojas querían salvar, sin embargo, había algo cierto: ya los Estados como tales, no controlan la relación económica; el último intento exitoso de control lo realizaron los Estados de la OPEP en 1.973 y las compañías y Estados que lo sufrieron crearon las contramedidas para que esto no volviera a repetirse.
Sin embargo, esto les trae grandes problemas a los Gobiernos, porque los electores ante la
incertidumbre económica piensan que sus gobernantes no están haciendo todo lo que debieran y sin negar que la instrucción pública, los sistemas de transporte y la seguridad social son factores importantes, el control de los gobiernos en el establecimiento de cuotas y precios se hace cada vez más nominal que real.
Sería injusto e irreal no reconocer el esfuerzo que los últimos gobiernos democráticos latinoamericanos han tratado de hacer para servir mejor a sus gobernados, pero las burocracias gubernamentales están en un estado no muy dócil y por su carácter autoperpetuante, no hacen cumplir lo que deben con la celeridad que la situación amerite y no poseen la capacidad de adaptación a las dinámicas situaciones que se dan hoy en día. Un presidente norteamericano antes de la Segunda Guerra Mundial, refiriéndose a la burocracia gubernamental de su país, la comparaba con un reptil que cuando se le pateaba la cola para que hiciera algo, el mensaje llegaba al cerebro dos años después.
No debe ser fácil para hombres acostumbrados a la aclamación el recibir un bombardeo diario que cuestiona no sólo sus aptitudes sino su integridad también.
El problema se hace más complicado cuando existe la percepción de que es el Estado el que debe proveer todo y los gobiernos sobredimensionados más allá de sus deberes normales de educación para el trabajo, seguridad social , seguridad policial, defensa y relaciones exteriores, se ven copados de acusaciones de ineptitud que por lo general son reales por estar desviadas las funciones gubernamentales, que si bien pueden complementar la función de la familia y de la sociedad civil en la formación de ciudadanos libres y productivos, no pueden sustituirlas.
No son ajenos los resultados negativos de los intentos de ingeniería social en los que se trató de sustituir el núcleo familiar como ente fundamental de formación con organizaciones gubernamentales, poco en términos reales puede hacer el Estado para que un niño no huela pega a falta de un buen padre o una madre, los orfanatos de la Rumania de Caucescu tampoco fueron ninguna solución a la falta de progenitores.
Pero la percepción de la ineptitud de los gobiernos también contribuye con la desconfianza en la moneda y si a eso se le suma el miedo a no poder depender del Estado hasta para las necesidades más básicas como ha sido la costumbre, por intuir que la sobredimensión del pasado no puede mantenerse, el miedo crece hasta el pánico y la desolación.

 
La desilusión actual con respecto a los sistemas democráticos latinoamericanos se debe en gran parte a la percepción generalizada de que el Estado es el responsable de todo; los mismos gobiernos, a lo largo de su proceso de maduración contribuyeron en el pasado a solidificar esa idea en gran parte de la población, ahora es el momento de hacer ver claras las cosas, qué en términos reales se puede hacer, qué tipo de empresas pueden generar los empleos para resolver el problema inmediato de la subsistencia de acuerdo a la capacidad laboral de los que están en niveles de pobreza, qué empresas extranjeras hay que atraer y con qué facilidades, cómo agilizar el sistema educativo para que proporcione las destrezas para empleos productivos y sueldos mayores. Hay que promover y motivar, el proverbio chino del pez y enseñar a pescar es un lugar común rayano en la vulgaridad, cuando el problema es no querer pescar.
Las metas deben ser racionales, pero medibles y alcanzables, el fin de la educación en los próximos diez años, no debe ser algo etéreo como la “excelencia”, sino algo así como “equiparable al del país menos adelantado de la Comunidad Económica Europea”. El objetivo de la Ley no debe ser la “perfección de los hombres”, sino algo más modesto, ejecutable y supervisable, como decía Hobbes: “para que los hombres no se coman los unos a los otros”.
La perfección como la excelencia son como la felicidad: más que una meta son un camino.
Comenzar algo independientemente puede causar temores, hasta miedos, pero alentar al trabajo y a la producción dando facilidades a quienes quieren y pueden hacerlo le pueden dotar a las naciones las herramientas para depender menos de las percepciones del Estado paternal, recobrar la confianza individual y colectiva .
Todo aquel ciudadano que con su trabajo reduzca la necesidad de gastar divisas, es un ciudadano muy importante.
Todo ciudadano que con su trabajo decente traiga dólares es un héroe.
Así, la espiral del miedo podría detenerse.
Así, el alza del dólar se podría parar.
Para hacerlo bajar, hay que estudiar y trabajar mucho más.




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Tcnel(av) Martín Lon Blanco.

lunes, 25 de julio de 2016

Al triunfador de la Batalla del Lago de Maracaibo y a Bernardo Jurado Capecci.







Al triunfador de la Batalla del Lago de Maracaibo y a Bernardo Jurado Capecci.
A pesar de rogarle todas las mañanas al Altísimo, que me de las fuerzas para no meterme en lo que no me importa.
A pesar de tener pendientes tres papeles del Doctorado.  
A pesar de no creer en la reencarnación ni en la metempsicosis o trasmigración de las almas.
El leer unos comentarios, respetuosos pero contrarios que hacen algunas personas a la opinión  del señor Capitán de Navío Bernardo Jurado Capecci, en su Facebook,  me llevan a escribir estas palabras.
No es que el capitán Jurado Capecci necesite quien lo defienda ni abogue por él.
No.
Él es capaz de defenderse el mismo y a cuanta causa le parezca justa, como un verdadero lobo de mar, que lo fue y sigue siendo, baste como demostración el haber comandado patrulleros, Fragatas y trasportes.
Sucede y pasa, que es él, uno de los oficiales que después del naufragio institucional de las Fuerzas a la que dedicamos lo mejor de nuestros esfuerzos, no sólo sobrevivió y prosperó en las playas donde lo arrojó el destino como  a Ulises y aún nosotros o muchos de nosotros seguimos o nadando o agarrados de una piedra, sin poner pie en tierra.
El problema es que las críticas provenían de individuos tal vez muy parecidos a mí o yo a ellos, que no hemos tenido los arrestos de Bernardo Jurado Capecci de rehacer una vida exitosa después de lo que para el resto, ha sido una tragedia insuperable. Lo que nos lleva a llorar por la otrora Armada, Fuerza Aérea Venezolana, Guardia Nacional y Ejército. Y esperamos el sonido de las trompetas del Juicio Final para levantarnos de nuestras tumbas y recrear nuestras instituciones. Mientras tanto, lloramos como La Sayona a sus hijos que por cierto, ella misma mató, sin fijarnos que algo de lenidad y responsabilidad hubo por nuestra parte, en todo lo ocurrido y lo que está ocurriendo.
El gran problema como le ve un querido profesor y un compañero es que no hicimos un “Cuerpo de Oficiales”. Esto permitió que los oficiales mediocres buscaran apoyo político en los partidos y en revoluciones, para ascender, en detrimento de los oficiales que a Dios gracias siempre los hubo,  que ascendieron sin necesidad de eso. También fallamos en permitir el desarrollo de una religión laica y es más permitimos que hubiesen obispos de esta en nuestras filas y aunque operacionalmente no valiesen nada, cómo no los íbamos a ascender si sabían tanta historia y conocían al “Libertador” mejor que a sí mismos.
La falta de disciplina y la herejía que permitimos y en las que nos criaron y educaron permitieron que se incubara o sucubara lo que ahora satanizamos y pretendemos escurrir nuestra parte de responsabilidad en los hechos.
 No negaré que hubo individualidades que combatieron esto con todas sus fuerzas, pero no hicimos masa crítica para convertirlo en un valor de ejercicio obligado y normal en nuestras ya idas Fuerzas.
Fracasamos como equipo. ¿Brillantez individual?
De sobra. Por nombrar sólo a tres de la Armada y que me disculpen los muchos, me vienen a la memoria los almirantes Ramos Flores, Carratú, Muñoz León( Bustamante Pulido, Chacón Hernández caben ahí pero dije sólo tres y la antigüedad para mí, aún cuenta) No nombro a los aviadores ni a los de las otras Fuerzas por ser el día del Almirante Padilla y del Capitán Jurado Capecci.
Podemos dar un ejemplo de falseamiento de la historia para sonrojar aún más a los indignados profesionales defensores de las otrora “Fuerzas” y del “libertador”, ahora que el país con hambre y enfermedad se distrae viendo adorando el fuego y las llamas sagradas.



 Veamos al Almirante José Prudencio Padilla.
Este almirante combatió en Trafalgar, lo que significa que no era un recién llegado, ni el grado se lo ganó en una montonera, quizá, alguno de sus infantes fue el que mató al Almirante Nelson,  a quien yo, personalmente,  considero el estratega militar y naval más grande de la historia y el más grande capitán en eso de dar el ejemplo.
Para esos oficiales venezolanos cosmopolitas el recibir un cañonazo del HMS Victory o del alguno de los otros buques de Nelson tiene mucho más mérito que el recibir un grado militar después de haber sido derrotado o por derrotar a  un pulpero, pero eso es lo que alaban los oficiales no cosmopolitas, para que no me acusen de insultarlos de parroquiales, ultranacionalistas y xenófobos.
Padilla tenía tres problemas muy grandes y graves: era colombiano o neogranadino para ese entonces (No ser venezolano no permite camarotes de primera clase en el crucero de la historia patria venezolana), era moreno, pardo a casi negro (lo que  permitía máximo, en aquel tiempo,  camarotes de segunda clase), porque afrodescendientes eran, somos y seremos todos y además al parecer era monoteísta (lo que lo condena, a todos los ciudadanos que lo son, los que no siguen la religión del estado, como en la Venezuela de hoy, a la tercera clase en todo).
Ese oficial colombiano, le dio el mejor regalo de cumpleaños a Simón Bolívar, quien al parecer, no se volvió a acordar de él hasta que firmó su sentencia de muerte por estar en la Conspiración Septembrina, que por más que se le trate de poner como un intento de deicidio en grado de tentativa fallida, fue un acto para deponer el autoritarismo y a un dictador. Fue condenado a muerte y a ser degradado previamente y cuando le iban a arrancar las caponas de “General del Mar”, este le gritó al comandante del pelotón: “¡Esas no me las dio Bolívar, sino la República!”. Dicen algunos autores que el mismo Simón Bolívar al saber de la expresión de Padilla, dijo a su vez que “¡Yo no soy quien te fusila, sino la Ley!”.
Yo no creo que ningún venezolano contemporáneo mío,  se pueda hacer ilusiones y no sepa como nuestros presidentes, tiranos, dictadores por la fuerza o por vía electoral,  hacen las leyes, con mujiquitas y “constitucionalistas” expertos, que siempre complacen al Tío Tigre de turno. Para que no sea él quien te fusile, te bote o te exilie, sino la ley.
El grave problema de Padilla fue hacer ver y sostener que Simón Bolívar no ERA DIOS. En honor a la verdad, Simón Bolívar lamentó haberlo mandado a fusilar cuando tuvo que indultar a Francisco de Paula Santander, porque según sus  mismas palabras como salen en sus cartas y documentos, aducía que sería acusado y criticado porque había indultado a Santander por criollo y a Padilla no, por pardo. No se recordó del regalo de cumpleaños ni en su última proclama, tampoco de ninguno de sus otros soldados muertos.
Debe ser duro para un  oficial venezolano,  no cosmopolita tener un héroe naval colombiano, pardo que no le dio carácter divino a Bolívar como no se lo dio tampoco el General Córdoba (Sí, el de “a paso de vencedores etc, etc, etc,), a quien O´Leary le aplicó “la ley”, también.
Pero en verdad a pesar de haber navegado muchas más millas que muchos oficiales de la Armada, a pesar de haber hecho el XXVII Curso de Comando y Estado Mayor Naval, en el mejor instituto educativo del mundo, la Escuela Superior de Guerra Naval ESGN, de haber tenido los mejores compañeros en ese curso y haber aterrizado en un avión a reacción en un portaviones, yo soy un aviador y lo fui a mucha honra de la FAV, por lo que para brindar algo de consuelo a los llorones del  tiempo pasado, los sollozadores de la leche derramada de todas las Fuerzas,  de los que lamentablemente por mis propios defectos y falencias, aún formo parte, puedo darles algún ejemplo a seguir y es el del general y estratega aéreo que yo más admiré, admiro y admirare, el General Johannes Steinhoff. Quien refundó la actual LUFTWAFFE y terminó comandando las Fuerzas Aéreas de los países de la OTAN en Europa a pesar de que había derribado ciento cincuenta y tres aviones, ingleses, franceses, norteamericanos, rusos, checos, polacos, italianos, españoles, etc, etc, etc.


No bastando con eso, terminó comandando todos los ejércitos, Armadas, Fuerzas Aéreas, como líder y comandante militar supremo de la misma OTAN. Debo refrescarles la memoria reafirmando mi pitiyanquismo, (termino inventado por un excadete fracasado de la Escuela Militar y ardoroso defensor de “Il Ducce”) y mi admiración por los valores judeo cristianos occidentales,  de los cuales no voy a renegar nunca,  no veo por qué sea eso criticado en esta época, en la  que cualquier homosexual deprimido es aplaudido por decirlo, o un terrorista justificado por hacer lo que hace, o por los que piden tolerancia a quienes tienen dioses con ocho brazos y diez patas y les pegan a su mujer.
Bueno, el general Steinhoff despojó a la Luftwaffe primero y al Bundeswehr o Bundesheer y a la Kriegsmarine de todo elemento histórico protofascista y fascista, empezando por la falsificación de la historia y de los mitos fundacionales, tan de moda desde el romanticismo alemán y eliminó toda la influencia de Hugo Boss en todos los uniformes (era el diseñador oficial de la SS). No bastando con eso, voló todos los aviones de caza de la OTAN, en especial el F-104, que no era precisamente una mantequilla.
Pero claro nadie es perfecto y el General Steinhoff se había quemado gravemente en un aborto de despegue en un ME-262, que era el segundo avión a reacción del mundo y el primer reactor de caza operativo que gracias al Creador, Hitler decidió usarlo como bombardero. Al final de la guerra, se reunieron todos los pilotos de caza remanentes desde el general Adolf Galland, Guenther Rall, Steinhoff y muchos otros, volaban comían y dormían, luchando a sabiendas que no había esperanzas y la guerra estaba perdida. A Galland lo derribaron el mismo día que se rindió Alemania.
En ese accidente Steinhoff quedó desfigurado, cosa que no le importó mucho, salvo que no tenía párpados y los ojos le lloraban todo el tiempo y era difícil dormir. Eso no le impidió seguir volando y hacer lo que hizo.
Ayudó a  hacer una gran Alemania y una gran Europa. Pero tardó mucho en conseguir un médico cirujano plástico que fuera su par equivalente en su especialidad, pero lo encontró ya retirado. Era un americano que le dijo que si quería tener párpados de nuevo él se los reconstruiría, pero que debía ser flexible y tener la mente abierta, porque la única piel equivalente o parecida la tenía que obtener del cuerpo del mismo general Steinhoff.
Lo de la “mentalidad abierta” era, por supuesto, un eufemismo, el ablandamiento para después decirle que la piel tenía que salir de los escrotos del citado piloto de caza,  as de ases, quien por suerte, tenía esa parte del cuerpo no quemada por el accidente y por lo visto los escrotos eran lo suficientemente grandes, como lo demuestra su tremenda carrera militar. El General Steinhoff pasó los últimos años de su vida, parpadeando, durmiendo bien y quien quita que como piloto de caza le guiñara alguno de los dos ojos a cualquier muchacha bonita. Queda la interrogante de cómo habrá hecho ese doctor para “planchar”, las arrugas naturales de ese tipo de piel.

Bernardo Jurado fue un oficial como Padilla y como Steinhoff y es una gran persona como estos mismos lo fueron en su tiempo. Siguiéndole las aguas a su padre, ya que pudo calzar sus botas y más allá (este es el halago más grande que pueda tener un hombre), advierte en el peligro personalista mesiánico y del deseo de reencarnación de aquellos que estamos en el Hades. No hay que esperar que salga un “Clawsevitzito de esta generación”, ni un clon del Ínclito Díaz. ¡Qué atrevimiento ignorante ascender a Francisco de Miranda a ser General en Jefe, cuando en realidad, ese grado está por debajo de Generalísimo! ¿Cómo nombrarlo almirante en jefe? Si ese grado fuese mayor se lo hubiese autoimpuesto el Generalísimo Franco o el generalísimo Chian kai Shek.
En tal caso, sin mucha originalidad podían nombrarlo Almirante del Mar Océano, pero ese grado era de Cristóbal Colón y este como Padilla en su momento, ha sido “degradado” de la “historia  patria Nacional”.
Bernardo nos dice como buen jefe de tripulación que es, que no se llega a nada con once jugadores réplicas Nexus 6 de Messi jugando futbol, que es trabajando en equipo, con la división racional del trabajo, con técnica, moral, ejemplo y previsión logística, con lo  que se hacen las grandes cosas, no por tener genes de héroes que pelearon batallas que no fueron las nuestras y de las que esperamos succionar como garrapatas, justificación y gloria.
Cada generación debe producir sus propios héroes, ¡Pobre Venezuela que vive de una sola generación heroica ya ida! Los ha habido y han sido ignorados a propósito, porque más héroe es el que mantiene la paz, aún más del que lucha por restituirla. Hombres que han enfrentado a la muerte día tras día en la mar, protegiendo y rescatando, pilotos de la FAV, arriesgándose, todos los días, cazadores luchando y muriendo por años, todos los días de la semana.
Bernardo Jurado Capecci, al igual que todos los brillantes oficiales militares y navales que conocí en mi vida profesional, no buscaban ser “inmortales”, “eternos”, “ganadores del juicio de la historia”, ni de tantas pajas y baboserías que se aducen para medrar de la gloria y el prestigio ajeno, no, la grandeza esta en los hechos y en la virtud que una persona deja en herencia a sus hijos, sus amigos, subalternos y todos aquellos que lo rodean. Los Marinos y los aviadores no pueden idealizar la muerte porque la enfrentan en todo momento. Sólo hace falta que se rompa una línea de vapor o de combustible y se puede pasar de la calma a la tragedia en milisegundos.
Tal vez por eso, los operacionales de la Armada y de la FAV, no tenían tiempo ni para convertirse en sicofantes de los políticos ni en tejedores de conspiraciones y fueron cuando hubieron, excepciones a la regla, en la FAV y Armada que yo viví importaba más la misión que el poder y aunque los mediocres como siempre, culebreaban en su ascenso en busca del poder, por lo menos lo dejaban tranquilo a uno mientras cumplía la misión. No había tiempo de conspiraciones ni reunideras.


Son personas que como yo, vamos a tener con suerte, una sepultura como la tienen el Almirante Padilla y el General Steinhoff, donde debemos esperar el Día del Juicio y solo el buen Dios se acordará de nuestro nombre. Nada de sembradíos ni eternidades. La muerte que siempre desafiamos de frente en tormentas, operaciones y tempestades, pura, fría y dura. ¡Qué así sea!
Yo este día me acuerdo del héroe de Trafalgar quien se superó a sí mismo en Maracaibo y me acuerdo de Bernardo Jurado Capecci, de su papá, de todos aquellos oficiales de blanco que me dieron una gran formación, un gran ejemplo y una amistad duradera, hombres que sabían liderar un equipo en una tormenta y en una guerra. También me acuerdo de un tío querido, Guardiamarina Mayor en la Escuela Naval y Inspector general de la Fuerza Aérea. Hombres con los que yo hubiese ido al combate sin dudarlo, porque no es malo compartir el destino con aquellos que tienen los arrestos de desafiarlo.
En eso Bernardo nos ha ganado a los que por la razón que sea, nos hemos quedado pegados en el pasado.


Feliz día de la Armada de Bernardo Jurado Capecci y de aquellos con los que estudié y navegué:
¡Qué orgulloso estoy de ustedes!

Martín Lon Blanco.
Caracas, 24 de julio de 2016.




miércoles, 20 de julio de 2016

Escritos de un Teniente coronel: INSURRECCIÓN

INSURRECCIÓN.
La historia está plagada de insurrecciones, unas se recuerdan con respeto y pompa, otras se catalogan de negativas y se recuerdan a menudo como ejemplo de lo que no debe ser. En ambos casos hay condiciones comunes: Alguien ejerce el mando y otro quiere disputárselo, cada uno tiene sus seguidores, los más vehementes son los del retador, quien necesita la aceptación y la ayuda para la acción que quiere realizar. Hay otro factor vital, es irreconciliable la diferencia entre el insurrecto y el propuesto derrotado, la comunicación es inútil con uno de ellos, pero por lo general en los dos.
Dos visiones del mundo diferentes, aspiraciones iguales: El poder.
Este concepto ha sido muy estudiado, de hecho, por lo general, por aquellos que no disponen de ninguno y que por lo general sufren las consecuencias del uso del mismo por los que lo detentan.
“Todo poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente”.
Así reza una máxima de un gran pensador inglés, otros lo han parafraseado “Todo poder corrompe pero el poder absoluto es una nota”.
Antes y durante la insurrección se exhacerban las diferencias, después, de triunfar o perder, viene un período de satanización del adversario caído y de lo que él representaba.
El estudio de las rebeliones siguen un patrón muy parecido al que describiera John Milton en “El paraíso pérdido”, sin embargo, tratando recordar la rebelión más antigua se consiguen tremendas repeticiones y patrones; no importa que jefe rebelde sea Luzbel, Catilina, Julio César , Cronwell o cualquiera de los nuestros, los tropicales. Pero en referencia al enigma de la primera rebelión en los cielos, del porqué no ha concluido a pesar de los rasgos de sus protagonistas, no hay una explicación final y convincente: la aproximación más entendible y racional está en el Corán: Los celos de Satán por la preferencia del Supremo por la débil raza humana, le obnubilan esa inteligencia superior con la que fue creado y el afán del Maligno se centra en tentar a los hombres para hacer crecer el número de pruebas de que él y sólo él por su perfección, debe ser el objeto primordial de la atención del Creador. ¿Cómo Allah puede preferir a uno seres hechos de polvo que a él, hecho de fuego? El Creador, por su parte, no puede disculpar el egoísmo ciego del que fue el más importante de los angeles y que por sus denodados esfuerzos por perjudicar a otros más débiles e hijos iguales,  al fin y al cabo, le impiden perdonar ni disculpar, porque al no existir propósito de enmienda ni contricción ni dolor de corazón no hay cambio posible. Por eso en el mundo islámico, se acepta que hay problemas que son para siempre. Eternos.
Todos los sublevados también, se han considerado los mejores hijos del grupo social al que pertenecían y muy pocas veces en la historia han perdido la obsecación en cuanto lo necesario y correcto de su conducta. Esa testarudez a su vez, da lugar a una sordera, que a la vez, por su efecto en la comunicación da como resultado que la rebelión inicial sea sustituida por otra, cuando sus mismas contradicciones han desgastado la primera.
Puede surgir la inferencia, dado lo de moda que se han puesto los angeles en la cultura popular mundial, que su existencia es más importante y vital que la de los hombres, pero por lo que podemos saber solo pueden ser buenos o malos, una condición es excluyente de la otra, sin embargo, tal vez debido a su inteligencia superior, con una sublevación les bastó y no hemos vuelto a saber de otra.
El hombre en cambio, se sabía que no iba a ser perfecto, pero en un margen muy reducido de tal vez con muy buena suerte de unos setenta años si se compara con la eternidad, ciento veinte años con la mayor de las suertes, recibió un don que el Creador unicamente le dió a esta criatura, decidir cuando ser bueno y cuando ser malo y un bloque de leyes y valores para ver la diferencia, pero dejando al individuo el albedrio de escoger. No hizo a una humanidad jerarquizada y el comienzo y fin de cada hombre es dramáticamente igual de predictivo y aburrido que el de cualquier otro.
Esa libertad de escoger junto con la capacidad de comunicar y transar hacen al hombre diferente a todo lo vivo que existe y el poder de lograr acuerdos racionales donde no todos pierdan hacen posible el controlar muchos factores naturales para quitarle a la vida una serie de crueldades inherentes a la misma naturaleza de lo que esta misma es.
En estado de salud mental y física, asumiendo aquellos valores desarrollados en el desierto para sustituir otros no apreciados de la antigua Ur, los seres humanos evitan ser más crueles de lo que el ambiente que los rodea, les exije, sin embargo hay espejismos, ilusiones creadas, fata morganas que pueden a veces dependiendo del mago de turno, ser vistas por muchos, para dar creación a la crueldad romántica de que algunos deben sufrir para el bien de otros, o mejor dicho: ellos tienen que sufrir para el bien de nosotros; o dicho de otra manera, por ellos es que sufrimos nosotros. 
La diferencia entre ellos y nosotros es el origen esgrimido, articulado y arrojadizo de todas las rebeliones y aunque no podemos afirmar ni negar que el hombre se creó para rebelarse, sí podemos afirmar que el hombre nació para comunicarse y darle un sentido pacífico y agradable a una existencia de por sí dura.
Sería agradable que los hombres en esta época de crisis en Latinoamerica, redescubrieran lo importante de la comunicación y de transar sabiamente, sería doloroso llegar al extremo antiguo y tradicional y por lo general inútil del daño corporal y la sangre.
Tengamos fé y resignación a la vez, porque los hombres no son angeles y la decisión entre el bien y el mal en cada momento les pertenece. Ojala escojan el primero.

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Tcnel(av) Martín Lon Blanco.

lunes, 18 de julio de 2016

Escritos de un Teniente Coronel

TRAGEDIA NACIONAL.

Ya, al final del primer mes del año 96, las resacas del alcohol navideño se han disipado y la gente regresa a las dietas para perder el exceso de peso ganado en honor de los pacíficos hombres de buena voluntad, otros, pasaron las mismas penurias que el resto del año, pero con una actitud más esperanzada y ahora pueden regresar a su pesimismo. Terminó el año de 1.995. Con él se fueron toda una serie de rumores y predicciones con las que la mayoría de la gente materializa su angustia ante la cambiante situación en la que nuestro país al igual que todos los demás del Tercer Mundo, da tumbos tratando de insertarse en una economía mundial que garantice a los ciudadanos las ventajas tecnológicas de este siglo, que son a fin de cuentas, las que aumentan la calidad de vida, haciéndola más llevadera, larga y productiva. Hay un combate planteado: Unas naciones tratan de lograr aumentar su nivel de vida, las otras, las que ya lo tienen alto, tratan de mantener esa ventaja. La situación de los países subdesarrollados para llamarlos de algún modo, se asemeja a la del adolescente que debe obtener de su madre lo que necesita para subsistir y divertirse. Los países desarrollados por el contrario, en un estadio adulto, son capaces de mantenerse por sí mismos y de sus emolumentos y ganancias contribuir con su progenitora. Esa madre en ambos casos, es la nación. Los países escasos de tecnología extraen inmisericordemente su existencia de la tierra, mar y entrañas de sus naciones, haciendo la vista gorda del daño que a largo plazo esto pueda traer, hay que resolver problemas inmediatos, tanto nacionales como individuales. En los países del primer mundo ya no hay mucho que extraer, tampoco hace mucha falta, el sentimiento de culpa hace que se trate de retribuir al ecosistema, parte de lo que se le robó en el pasado. La brecha tecnológica entre estos mundos es abismal y sigue creciendo, dos ejemplos: la fibra óptica está sustituyendo poco a poco pero inexorablemente al cobre, la luz del sol ya mueve vehículos, el peor escenario lo planteó Carlos Fuentes hace ya algunos años: los países del Tercer Mundo vamos a ser prescindibles y los países del Primer Mundo sólo colaborarán con nosotros por altruismo.
La crisis nacional pues, a pesar de tener múltiples causas, tiene su centro de gravedad en dos factores: es la sumatoria de las crisis individuales de muchos pobres, estos pobres carecen de destrezas competitivas para vender su trabajo en áreas donde la retribución al mismo pueda ser lo suficiente para subsistir y dejar algunos excedentes para el mejoramiento del nivel de vida en el sentido material y también en el espiritual. Umberto Eco vió y expresó una gran realidad: cuesta muy caro tener un alma, porque esta pide buenos libros, bien sean de Kafka, Juan Pablo II o el Mahabaratha, buenos discos compactos bien sean de la Filarmónica de Viena, de la Orquesta Juvenil de Venezuela, las Cantigas de la Virgen María de Alfonso X El Sabio o de Ravi Shankar ; y además excedentes para colaborar con aquellos con los que se quiere compartir una cultura y no tienen el electrónico para pagar, lo que antes se denominaba metálico.
A pesar de todos los enunciados Malthusianos, una pobreza del ochenta por ciento difícilmente se produce en una generación ni en dos o tres quinquenios. La ausencia de destrezas laborales no puede relacionarse linealmente con la existencia o no de un sistema educativo sino a factores que a simple vista parecen superficiales pero que a la larga demuestran su gran valor: la motivación intrínseca que le da a las personas la percepción de que se está avanzando y que se está mejorando y la extrínseca que es la que se recibe directamente como un mejor sueldo, mayores opciones y mercados donde sacar provecho de esas destrezas.
El segundo factor es la desconfianza en la capacidad individual para aprender nuevas cosas y desconocer o no tener el lugar donde aprenderlas. Esto crea desconfianza en el futuro que primero causa insatisfacción y luego en algo peor llamado desilusión.
El estado de angustia y desilusión personal se contagia y la tensión crece en una espiral donde hay una necesidad de malas noticias para mantener el estado de crispación emocional que tuerce los esfuerzos que deben dirigirse al estudio práctico y al mejoramiento hacia la violencia en la familia, en la calle y todo lo que represente o parezca representar el orden social donde el desesperado se mueve.
Esto lo sabe casi todo el mundo, pero a diario se olvida. Lo peor de esta crisis, si no de todas, es su expresión emocional. por el sendero usual que es el de la agresión. Por lo tanto, siempre serán importantes para una sociedad aquellos hombres que tratan de poner las cosas en términos racionales. Tal fue el caso de José Ignacio Cabrujas y Juan Nuño.
Sólo se es irónico con aquel enemigo que no quisiéramos que lo fuera, con aquel amigo que defraudó su rol, en fin, de todos aquellos de los que por alguna razón esperábamos otra cosa. Pero la ironía a diferencia del sarcasmo, requiere de inteligencia y cultura y más aún, buena voluntad que está subyacente bajo la insatisfacción del irónico, de hacer ver a quien está dirigida la ironía, la situación con metáforas o asociaciones de cosas dispares que hasta metafísicamente se unen para dar un mismo mensaje. El enfoque emocional es un fracaso. Es un fuego fatuo de violento comienzo y súbito fin. El enfoque racional con sus pros y contras es más lento pero mucho más efectivo y eso fue lo que por mucho tiempo trataron de compartir con nosotros, Nuño y Cabrujas; dar un enfoque racional a la vida nacional, trabajando cada una de sus partes más importantes: los ciudadanos., su método era tratar de exponer para convencer, sin coaccionar , esto es la diferencia principal entre los hombres que conocen el valor de la libertad, buscan el bien poco a poco, con paso seguro versus los que sueñan un bien percibido individualmente y lo quieren imponer a la fuerza a otros, negando su condición humana de decidir. La ironía era inevitable porque aún refunfuñando era casi imposible no discernir que debajo de todo aquello había un amor muy grande a la vida, a la gente, al país. No podemos decir que estuvimos de acuerdo en todas y cada una de las manifestaciones de la visión del mundo de estos hombres, pero en todos se notaba a pesar de la contundencia de algunas afirmaciones el enorme peso de la tolerancia , del valor tremendo de la confrontación pacífica y académica de las ideas, no de las que ellos consideraban importantes sino de todas y de cualquiera. Sus escritos fortalecían la individualidad del hombre común para hacerlo mejor en el conjunto de la sociedad en que le tocaba vivir, para darle mejores aportes a esa sociedad que a su vez habría de producir mejores hombres.
Ellos parecían saber que en medio de esta crisis, viéndolo retrospectivamente, que la vida iba a seguir su curso, que algunos seguirían indiferentes tomando cerveza frente al televisor disfrutando el kitsch de los sábados, que otros se pondrían violentos como avatares robespierranos y que también habrían otros que seguirían trabajando y criando sus hijos de la mejor manera a su alcance corriendo a través del inmenso campo de obstáculos humanos creados por la desilusión y el pesimismo de la mayoría y que estos, en medio de las posibles catástrofes seguirían sembrando y cosechando como los campesinos normandos durante la ocupación alemana en la segunda Guerra Mundial, o tratando de llevar una vida como los habitantes de Sarajevo antes de la firma de los acuerdos de paz. Sabían de una forma u otra que todas las formas de violencia solo retardan el momento en que los hombres deben mirarse en un espejo y decidirse a realizar aquellas tareas pequeñas y rutinarias, características de una vida normal, que ya sólida y productiva, suele ser el trampolín a mejores oportunidades, sabían y aceptaban no muy a gusto, que existían otros que con todas las posibilidades y oportunidades, querían avanzar por esta hiperautopista que es la vida en esta época, siempre en primera, aún teniendo ese Ferrari, al menos cuatro velocidades más.
Ellos parecían saber que todos los traspiés y fallas de los años recientemente pasados referentes a las subidas y bajadas del valor del dólar, del PNB y demás abreviaturas macro y micro económicas, aunque molestos, eran técnicamente corregibles y superables, en especial por aquellos conciudadanos que estos grandes venezolanos trataron respetuosamente de influenciar, haciéndoles ver que nuestro país y su cultura eran algo más que la rememoración constante de la Guerra de la Independencia, de la Guerra Federal y del Viernes Negro, que la añoranza a veces es buena pero jamás sustituta del trabajo en el presente para un futuro tal vez mejor., porque el futuro ya no es lo que solía ser, no son pueden ser tan fuertes las certezas . También sabían por la experiencia de otras naciones, que si todos lo hiciéramos todo bien por salir de la crisis, nos podría tomar lo mismo que a Alemania, el Japón o Corea del Sur, es decir veinticinco años. Mucho tiempo para un país cuya paciencia aprendida en el pasado llegaba hasta la floración de las matas de café.
También sabían que ahora hay computadoras, medios de comunicación con una capacidad de aumentar exponencialmente la educación y de sembrar y desarrollar valores sociales positivos en la población, en una fracción del tiempo de lo que les tomó resurgir a otros países en el pasado. Tal vez alguna vez oyeron aquella canción de Bob Dylan en los sesenta:
Se ha trazado la línea
la maldición se ha lanzado
el lento ahora
más tarde será el rápido
como el presente ahora
más tarde será el pasado
el orden se está esfumando
y él que es primero ahora
más tarde será el último
porque los tiempos están cambiando.1
Se podía leer entre líneas que todo se podrá superar con trabajo, buena fe y el deseo de hacerlo, de hecho es posible o mejor aún, factible, deben haber conocido los trabajos también de Ottiero Ottieri acerca del sentido de la “irrealidad de todos los días”. Cosas que molestan y amrgan pero que físicamente no existen, son percepciones y creencias grupales que dominan el ambiente solo porque se cree en ellas. Lo irreversible, lo real, lo trágico a nivel nacional, lo terrible será la ausencia de Nuño y Cabrujas de Cabrujas y Nuño, el tremendo silencio.







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MARTIN LON BLANCO






martes 23 de enero de 1996.
1 DYLAN, BOB. “THE TIMES THEY ARE A-CHANGIN”.Warner Bros. 1.963.

lunes, 11 de julio de 2016

Al Buitre







Al Buitre
Es un deber para todo militar de nacimiento o vocación, no rehuir un desafío. Eso lo dice el Mahabarata donde se establece lo que debe ser y lo que no. Tiene tres mil quinientos años y la civilización que lo produjo, sigue dando muestras de notable vitalidad y éxito.
Puede ser tonto el aceptar cualquier desafío, si su aceptación es sólo un asunto de ego y vanidad. De eso es lo que menos se trata la profesión y vocación militar. Se trata de subordinar esa vanidad y ese ego a una causa superior, una tan importante que no debe ser desafiada ni ofendida por nadie. Pero nuestra parte animal, inherente a nuestra condición humana, nos hace vanidosos y la única manera de corregir ese defecto, es a través de los hechos, en especial de los abnegados y heroicos, sean conocidos o no.
El verdadero guerrero busca dar siempre la mejor batalla, independientemente del resultado, que entre la incertidumbre, la niebla de la guerra y los designios divinos hacen los resultados poco predecibles la más de las veces y aún triunfando, pueden aparecer consecuencias no esperadas, contrarias y terribles.
Alguien me desafió hace un año a que no podría pasar un año sin escribir en el blog. Este es el toque de retirada que indica que la meta fue excedida. Escribí empujado por la necesidad, una eulogia para un admirado, amado instructor y forjador de militares de bien, a quien siempre le estaré agradecido y era merecedor de que incumpliera cualquier compromiso de esta naturaleza.
La ayuda de los amigos del Facebook hizo innecesario que la publicase en mi blog. Estos amigos trasmitieron los aullidos para los lobos, los rugidos para leones y tigres, los graznidos para las águilas, halcones, zamuros y buitres, porque él, mi instructor, era en esencia uno de ellos y para esa manada trabajó siempre, aunque los alumnos fuesen a otras especialidades, inclusive la médica. Mi instructor no era el Sai Baba, ni se dedicó nunca a formar patos echados, ni santones, ni corderitos.
¿Qué puede valer la pena  para reiniciar los escritos para el blog?
Un amigo, el Todopoderoso y el destino me la pusieron muy fácil.
Me dijeron dónde podía interceptar y sorprender a una de las personas más excepcionales que tengo el honor de conocer en este tránsito entre dos suspiros que es la vida.
Aún en este purgatorio-infierno que es la situación del país y de estar todos bajo el tormento de aquellos que deberían velar por nuestras canas y no agotan esfuerzos de convertirnos en zombis o en momias que no echen vaina y buscan humillarnos ante burócratas, que proclaman que sus líderes muertos de verdad siguen vivos y nosotros, sus súbditos que no clientes, aunque vivos nos tratan como muertos.
Pero bueno, esos chupatintas, diseñadores de oficios, creadores de memoranda, cuentadantes y contralores, no son el objeto de este escrito, sino una persona con quien todo buen militar puede sentirse como un potentado aunque en menor escala, claro está, que él  mismo. Con él, mi cuenta millonaria del salario de emociones no está, ni estaría nunca devaluada ni vacía.
Pero, esas pruebas, las de ahora, sirven para exponer al sol los defectos de la vanidad, para que se sequen y se aireen. En el proceso de momificación con el que la sociedad venezolana embalsama como el Doctor Knoche, a los oficiales retirados y profesionales retirados, uno de los pasos más importantes es la santificación de la víctima y por lo general, esta colabora. Todo lo que hizo fue bueno, nunca pasó nada malo, todos eran buenos, pero al final, todos pierden como los que mueren sin confesión. Todo sigue igual.
Yo debo confesar que le tuve envidia sólo a tres hombres en mi vida: Isaac Newton, Umberto Eco y a Polidoro Tallaferro Delpino.
No era sana emulación, que es una envidia buena que propele a la justicia y al progreso.
No, era de la verde, de la mala, que aunque se lograra la Cátedra Lucasiana en Cambridge, nunca se podría pensar y menos escribir los Principia Matemática, ni el Péndulo de Foucault ni la carrera operacional del Buitre.
Al llegar al Grupo Aéreo de Caza Nº 12, el general Tallaferro era el segundo comandante. Como aquellas cosas que dependen de la suerte y no sobre las que no se tiene control, se había producido un vacío de continuidad y las promociones del 70, 72, 73 y 74 no habían hecho la transición a las unidades de caza. Los habían mandado a hacer un curso parcial de vuelo a la USAF en el T-37 y el T-38. A la promoción del 75, la habían dividido en dos mitades y mandaron a treinta a hacer el curso completo en la USAF, tanto de T-37 y T-38. A la otra la dejaron en Venezuela volando Jet Provost y T-2D.
Sin que dependiera de ellos, no era su culpa, ni responsabilidad, los de la promoción del 75, pasaron a ser los sortarios y privilegiados, por las deficiencias del propio sistema, dado que los problemas logísticos del Sistema F-5 reducía su disponibilidad y era atractivo producir más pilotos con menos gasto de horas de vuelo.
Las promociones antes nombradas no tenían pilotos en el Grupo 12, los de la 76, tenían dos solamente porque habían sido enviados a cubrir las plazas de dos descartados de la promoción que los antecedía y después venían los de la del 76 graduados en Venezuela con T-2D y Jet Provost y después la mía, la del 77 con dos adosados de los del 75, uno que había sido descartado en USA y otro rezagado por comandar tropa. Situación incómoda tanto para ellos como para nosotros. Había un miembro del 75 nacional, pero no había volado tampoco.
Se formó la “Cola”. Se formaron castas en base a criterios no universales. La experiencia de los problemas de metabolización de la Fuerza con el tamaño de las promociones, el proceso “o nadas o te ahogas” de formación de pilotos y la falta de la promoción científica generalizada de cada sistema de armas, eran problemas que terminarían acabando no sólo con nuestra Fuerza, sino con una idea o proyecto de democracia liberal occidental.
Para aquellos que la carrera militar aeronáutica era la prioridad, que les habían quitado el vuelo en la EAM para recibir una “licenciatura”. Que ni esperaban ni deseaban, llegar al Grupo 12 para ver de lejos los F-5 y comandar tropa era demasiado pedir. Peor aún, con la impaciencia e inmadurez de la edad y de ver y sufrir las fallas sistémicas en el proceso de formación de pilotos. La EAM había fallado en inculcarme ser general o comandante general, lo mío fue ser gregario, líder de elemento, líder de escuadrilla, líder de escuadrón y líder de grupo, instructor de vuelo, piloto de prueba y lo demás era sólo eso, lo demás. Mis ambiciones intelectuales orbitaban la producción aeronáutica. Eso era, para mí, suficiente.
Había pilotos excelentes allí. De eso no hay duda. En la aviación de caza la Selección Natural es implacable. De hecho, las fallas logísticas de los no pilotos, y otros que lo eran o habían sido, pero que habían desertado y reaparecían de generales con la braga de vuelo como un traje cocktail de mujer: con el cierre pa´tras. Estos hacían posible que hasta se mataran algunos pilotos sobresalientes, esto era así en toda la FAV. Ellos habían creado la “cola”.
Es normal y lo era entonces, que los pilotos bisoños investiguen la trayectoria los pilotos paradigmáticos. Y de lo que se veía, se oía y se leía, emergía como Godzilla o Mazinger Z, la figura de Polidoro Tallaferro Delpino.
Su personalidad era distinta. Un hombre sencillo, estoico, encarnación de la templanza y la mesura. No era hombre de excesos en nada. No daba ningún mal ejemplo, no se le podía intuir ninguna falla ni falta. Austero en la bebida y la comida, 100% dedicado a la carrera aeronáutica militar. Era el Arístides[1] ciertamente del Grupo 12 y probablemente el de la Fuerza Aérea.
Para un subteniente ansioso de volar aviones de caza, comandando tropa (algo muy digno pero no mi vocación y si hubiese sido el caso hubiese sido un placer en un batallón de tanques, de cazadores o de paracaidistas en el Ejército). Sí, era una fuente de envidia y la calma que recomendaba parecía irreal, si se contrastaba con su propia carrera en la aviación de caza, a todas luces ininterrumpida, continua y fulgurante. Pero la envidia de un subteniente cazador es inocua para un piloto comandante, pero repito: probablemente lo era de toda la Fuerza, como lo probarían los hechos futuros, que sustentan mi teoría y exposición.
Pudiésemos hacer un estudio detallado de su carrera operacional, pero jamás sería tan exacto ni tan emocionante que oírlo o leerlo del propio general Tallaferro o de los que volaron con él desde el principio. Me limitaré a algunas cosas que yo hubiese deseado hacer y no pude y tal vez aún no puedo. A cosas que yo creo que sólo las hubiese podido hacer él (Dios le de larga vida y salud) y tal vez el Gallo, Águila, Toro, Gaucho, Trueno, Mapache o Rodríguez Barniz, descansen todos en paz y tal vez alguien que por su propia humildad y sencillez, después de cuarenta y cuatro años, yo no sé o aún  no conozco. (De ser el caso, pido perdón de una vez)
Sé que voló en la EAM y se graduó, en 1960. voló 230 horas a hélice, Champion, T-34 y  T-6. Doce fueron a la aviación de caza. Para el Buitre el mejor piloto de su promoción fue José Eugenio Vivas Vega. Así sería no sólo para que lo afirme su compañero como lo hace, sino para que un superior, ayudante del comandante general, ofrendase su vida por ir a rescatar su cuerpo. Honor a los dos. Después vino la propulsión a chorro. Vampiro, Venom y F-86 F. Después de lo que voy a contar, pasó a ser “Señor F-5”.
Hizo cursos de este avión,  el Sabre, en la USAF, en La base Nellis, sin manchas, errores ni incidentes. Pero hubo dos personas que se fijaron en las características y personalidad del Buitre: El General Robayo y el general Merlina Godoy, uno mayor para ese tiempo y el otro capitán. Debo decir que mencionar esos dos nombres juntos, todavía me conmueve como un terremoto. Tener la aprobación de esos dos hombres convergentes en un piloto, vale lo que valen todas las condecoraciones del mundo. Nada mejor que eso, salvo ser piloto de pruebas en una gran compañía, astronauta o tener cinco derribos aéreos en cualquier guerra por ahí. Mucho más que soles, estrellas solecitos o cargos de la burocracia militar.
Fue miembro de varios equipos acrobáticos, uno de los cuales voló desde Libertador hasta Perú, con escala en Palanquero, Colombia, en F-86F. El Líder era Águila, Carlos Pinaud Arcila (Gran piloto QEPD), el Gallo Merlina, Díaz Vega y Buitre. Para los 100 años de Batalla de Ayacucho.
Cuando la FAV sólo tenía F-86, en 1964, el general Robayo Quintero, entonces Mayor, seleccionó a dos pilotos un capitán y un teniente, a evaluar estos sistemas:
Mirage III.
Lightning.
Drakken J-35.
F-86 K.
Fueron a Mont de Marsan, el Gallo y el Buitre, les entregaron los manuales del Mirage tres y les dieron tres días. Después un vuelo en el simulador. ¡Una misión de 30 minutos en doble comando y los soltaron sólos! Hicieron hasta interceptaciones con el radar Cyrano. Tengo humildemente casi mil razones para afirmar que eso en el mundo, lo pueden hacer muy pocos, en realidad, casi nadie. El buitre se acuerda todavía de la velocidad en paralela en base y en final, 220, 200,185 nudos más combustible.
De allí a Wharton en el Reino Unido.
Los manuales, tres días en el hotel encerrados. Un doble comando sin simulador porque no había y ¡a volar sólos!!!
Un avión con dos motores uno sobre otro con 36.000 libras de empuje, un avión enorme y poderosísimo, un sueño de un piloto de caza con un país con todo el dinero del mundo para pagarlo.
El buitre se acuerda todavía de la velocidad en paralela en base y en final, 220, 180,160 nudos.
De allí a Suecia.
Los manuales, tres días estudiando, pero por regulaciones políticas, desde la cabina delantera.
Un avión que por su ala delta romboidal podía armarse hasta los dientes, un sueño de avión.
El buitre se acuerda todavía de la velocidad en paralela en base y en final, 220, 200, 165 nudos.
De allí a Alemania a evaluar el F-86 K, sin volarlo.
Un sistema completo: Radar de interceptación, sicodena C3 I, primer misil infrarrojo (Sidewinder B) y radar en el avión. Sistema de electrónica de tubos pero un sistema completo e integrado de tal manera que no se ha podido hacer algo equivalente en el país y salvo Brasil, Argentina y Chile, en la América Latina.
Allí tuvo la primera experiencia con un perro de la guerra que le ofreció a él y al Gallo un Mercedes Benz. Estos le pasaron la novedad al general Jefe de la Misión quien pateó al canino bien lejos de los pilotos de caza de la FAV.
La adquisición del sistema fue muy posterior y nada que ver con esta evaluación del Gallo y el Buitre y que dicho sea de paso, hubiese sido un éxito si la mentalidad de la FAV no fuera tan parroquial como ha sido y lo es hasta ahora. Después los ochenta aviones que se trajeron, los vuelos de prueba les tocó a Gilbert Guerrero (QEPD, lástima no haberlo conocido), al Gallo y al Buitre los últimos treinta y siete.
 ¿Qué no hicieron el Gallo y el Buitre con la Luftwaffe y la USAF en Alemania?
Hicieron hasta de blancos para interceptación de los F-104 y ellos interceptaban los aviones alemanes también.
Un 10 de Diciembre, la primera vez que se voló un rombo de nueve a chorro (se había hecho en T-6 antes) con F-86 K.
El líder fue Águila.  En el centro del rombo de nueve o diamante, estaría el Buitre, pero al entrar para decolar, se le desprendió un tanque auxiliar de combustible. Buitre le informó a Aguila, este colocó al reserva en el puesto de Buitre y a este lo nombró reserva. Fue a rampa, cambió el avión y despegó y se fue a orbitar a 14.000 pies sobre Villa de Cura, los otros aviones estaban en Valencia esperando para desprenderse.
Hasta ese entonces, los comandantes de Fuerza eran los únicos que hablaban, ese día, el primer acto de Rafael Caldera como presidente, decidió hablar.  El acto era en la Base Mariscal Sucre.  Los aviones hicieron su pasaje pero ya estaban unos en Mango (bajo combustible) otros en COCO (Combustible mínimo de emergencia). Una frutería completa en el aire.
Como si fuese poco con 3200 libras de combustible indicados, el F-86 K del Buitre se apagó. Hizo de seis a ocho intentos de reencendido en el aire sin éxito, a todas estas, volando hacia el punto alto con 200 nudos de velocidad indicada. Cantó la emergencia, el oficial y el suboficial de torre advirtieron a todos los aviones en el aire.
Llegó el Buitre al Punto alto, configuró el avión y con 180 nudos empezó a buscar punto bajo, de allí a base y a final con 150 nudos tocó del lado derecho de la pista 09 y se quedó allí, los otros F-86K y F seguían tocando del lado izquierdo otros, Venom y aviones a hélice tocaron en la pista inconclusa en el taxiway, en la rampa. Total un pandemónium. Buitre fue reconocido por todos menos por el Comandante de Base que era el comandante del desfile. A pesar de ser de Puerto Cabello, el Buitre, lo que le sobraba en capacidad operacional le faltaba en destrezas sociales culturales venezolanas tradicionales, por lo que ese problema no se solucionó ni se maduró con el paso del tiempo. Esto traería graves consecuencias para la aviación de caza y para la Fuerza, que no para el Buitre cuyas aspiraciones militares operativas lo ponían por encima de los ambicionados cargos burocráticos. No era el Buitre, ni lo fue, ni lo es, un cultor del poder.
El peor recuerdo del Buitre puede ser la razón de su fugaz paso por el grupo de Entrenamiento Aéreo. Un General fallecido hoy en día, era coronel y no era el Comandante de Entrenamiento Aéreo pero era más antiguo que el Gallo y se empeñó en que se hiciera una demostración acrobática en Caracas en el T-2D. Se lo sugirió al mismo Buitre, quien ni siquiera había volado sólo el T-2D, este recomendó un pasaje en cuña y algunos pasajes más sin demostración acrobática. El Coronel impuso su autoridad y la demostración recayó en el Teniente Gómez Osorio, quien llevaría al Tte. Genaro García Castillo en vuelo de demostración, Capitán Daniel Baute Noguera de líder y Capitán Carlos Castillo Losada con el Buitre en la cabina trasera. El resultado fue la pérdida de los tenientes Gómez Osorio y García Castillo.
El coronel antiguo huyó hacia adelante, esperando a que Buitre bajase del avión para decirle que “que bolas tenía él”, la intervención de otro coronel aún más antiguo le salvó la dentadura al irresponsable y la carrera del Buitre, quien fue mandado de vuelta al Grupo 12 de una vez.

Fue también evaluador del F-16 acompañando al general Maximiliano Hernández Vázquez y el Capitán Arnaldo Certain en una evaluación directa que quiso hacer el comandante general.
Pero así como no hay peor cuña que la del mismo palo, también Dios protege al inocente. Primero, el comandante de compañía de cuando era cadete de primer año corrigió la injusticia final de su ascenso a general. Otro piloto legendario de Sabre F-86 F, Jesús Aveledo Penso (Pirata), con una gran trayectoria como piloto de bombardeo en Canberra, lo propuso para general de división junto con el General Juan Carlos Zarate (Piloto de transporte excepcional y legendario), quien era su compañero. Buitre prefirió ir a la agregaduría aérea en Francia (en el fondo, habiendo sido junto al Gallo los primeros venezolanos en volar Mirage, tenía su corazoncito Miragero). Pero el entonces presidente Lusinchi decidió de otra manera. El que fue a Francia fue el General Zárate.
En el chat de nuestra Fundación leí a unos oficiales no pilotos quejándose de las injusticias de la vida porque no habían sido comandantes de una unidad de caza ni comandantes generales. ¿Creen que lo hubiesen hecho mejor que el Buitre nada más en las mismas situaciones que les estoy contando?
¿Creen que siendo “gerentes” (tengo dos masters en gerencia por sí acaso) habrían manejado la crisis del Caldas con todas sus consecuencias como el Pirata?
Yo se que yo no, ni creo que otros lo hubiesen hecho mejor que los dos casos específicos que traigo hoy. Pero si mantengo vivo el árbol de la virtud militar, ahora que la envidia la ha marchitado tiempo, debo reconocer que el ejemplo del Buitre, y de los demás pilotos nombrados aquí debe regarse y recordarse. Debe dejarse algo a la posteridad si es que alguna vez nuestro país ha de salir del marasmo del loop eterno en el que está, desde antes de que entrásemos en la EAM y cuyos defectos sólo se han exacerbado hasta el día de hoy.
La envidia del subteniente es la admiración del general. Ya no soy el subteniente frustrado por no volar, que quería ahogar esa frustración con licor, ni aprovechar la soltería barquisimetana, creo que he madurado algo, pero no pretendo decir ahora que fui un santurrón ni que nadie merece autobeatificarse, justificando a trocha y a mocha su paso por la organización.
Yo me subordiné al Buitre y a tantos otros, no sólo por una exigencia de la ley o una conveniencia personal. Ellos representaban algo digno a lo que dedicarse de cuerpo y alma, era una dulce y gran obligación y deber, pero hoy me subordino a esos hombres, más que por lo que representaron, por lo que son y siguen siendo. No tiene nada malo y todo muy bueno porque reconozca tarde o temprano que fueron mejores que yo en unas cosas (la mayoría), iguales en otras como el deber común, pero que aún hoy me siguen enseñando y yo sigo aprendiendo.
Alguien podría decir: en ese escrito hay puros pilotos. Sí.
En otros hablaré de algunos especialistas, que hubiesen sido excelentes comandantes generales y excelentes ministros y no lo fueron porque tenían en el corazón la misión operativa de la FAV y tenían aún más grande el corazón noble del piloto de caza del que hablase Adolf Galland.
Voy a darle un palazo al avispero y voy a nombrar por ahora tres[2]:
Vladimir Flores Zerpa (Proyecto Diana)
Jordán Silva (el único Kiwi ganador de un Óscar, Cargas externas Mirage, Proyecto Grifo)
Gabriel Chacón Quintana (mejor comandante que he tenido)

Por último, compartí y comparto siempre con el Buitre la visión Wellingtoniana del apoliticismo militar. Se pueden tener simpatías, inclusive intereses, pero la nación está por encima de eso:
“Los soldados ni aplauden y pitan. Siguen a su general, pierdan o ganen la batalla.”
El Buitre y yo compartimos muchas cosas, pero por lo menos pudimos hacer lo que aspirábamos ser cuando entramos en la EAM, pilotos militares y más nada. Eso fuimos.
Tengo mil historias que contar de hombres exitosos y brillantes, superiores, compañeros y subalternos, pero la sumatoria de nuestros esfuerzos no fue suficiente para que el resultado total fuera el deseado. Negar esta derrota grupal o colectiva es negar la realidad y de cómo se llegó aquí, si no se reconocen las causas, no se cambiaran los efectos. No es autoflagelación, hicimos lo que pudimos, fortuna lo que quiso.
La trayectoria de Polidoro Tallaferro Delpino, Buitre, es uno de aquellas a las que todavía vale seguir de ejemplo. 


Martín Lon Blanco.
Caracas, 9 de julio de 2016



[1] Arístides era el más virtuoso de Atenas, por eso hizo que se molestara todo el mundo con él y la mayoría votó para que lo condenaran al ostracismo y se fuera por un tiempo de la ciudad. Los buenos ejemplos molestan en especial cuando la sociedad está enferma.
[2] Puedo nombrar muchos, incluyendo SOPCS.