INSURRECCIÓN.
La
historia está plagada de insurrecciones, unas se recuerdan con
respeto y pompa, otras se catalogan de negativas y se recuerdan a
menudo como ejemplo de lo que no debe ser. En ambos casos hay
condiciones comunes: Alguien ejerce el mando y otro quiere
disputárselo, cada uno tiene sus seguidores, los más vehementes son
los del retador, quien necesita la aceptación y la ayuda para la
acción que quiere realizar. Hay otro factor vital, es
irreconciliable la diferencia entre el insurrecto y el propuesto
derrotado, la comunicación es inútil con uno de ellos, pero por lo
general en los dos.
Dos
visiones del mundo diferentes, aspiraciones iguales: El poder.
Este
concepto ha sido muy estudiado, de hecho, por lo general, por
aquellos que no disponen de ninguno y que por lo general sufren las
consecuencias del uso del mismo por los que lo detentan.
“Todo
poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente”.
Así
reza una máxima de un gran pensador inglés, otros lo han
parafraseado “Todo poder corrompe pero el poder absoluto es una
nota”.
Antes
y durante la insurrección se exhacerban las diferencias, después,
de triunfar o perder, viene un período de satanización del
adversario caído y de lo que él representaba.
El
estudio de las rebeliones siguen un patrón muy parecido al que
describiera John Milton en “El paraíso pérdido”, sin embargo,
tratando recordar la rebelión más antigua se consiguen tremendas
repeticiones y patrones; no importa que jefe rebelde sea Luzbel,
Catilina, Julio César , Cronwell o cualquiera de los nuestros, los
tropicales. Pero en referencia al enigma de la primera rebelión en
los cielos, del porqué no ha concluido a pesar de los rasgos de sus
protagonistas, no hay una explicación final y convincente: la
aproximación más entendible y racional está en el Corán: Los
celos de Satán por la preferencia del Supremo por la débil raza
humana, le obnubilan esa inteligencia superior con la que fue creado
y el afán del Maligno se centra en tentar a los hombres para hacer
crecer el número de pruebas de que él y sólo él por su
perfección, debe ser el objeto primordial de la atención del
Creador. ¿Cómo Allah puede preferir a uno seres hechos de polvo que a él, hecho de fuego? El Creador, por su parte, no puede disculpar el egoísmo ciego del
que fue el más importante de los angeles y que por sus denodados
esfuerzos por perjudicar a otros más débiles e hijos iguales, al fin
y al cabo, le impiden perdonar ni disculpar, porque al no existir
propósito de enmienda ni contricción ni dolor de corazón no hay
cambio posible. Por eso en el mundo islámico, se acepta que hay problemas que son para siempre. Eternos.
Todos
los sublevados también, se han considerado los mejores hijos del
grupo social al que pertenecían y muy pocas veces en la historia han
perdido la obsecación en cuanto lo necesario y correcto de su
conducta. Esa testarudez a su vez, da lugar a una sordera, que a la
vez, por su efecto en la comunicación da como resultado que la
rebelión inicial sea sustituida por otra, cuando sus mismas
contradicciones han desgastado la primera.
Puede
surgir la inferencia, dado lo de moda que se han puesto los angeles
en la cultura popular mundial, que su existencia es más importante y
vital que la de los hombres, pero por lo que podemos saber solo
pueden ser buenos o malos, una condición es excluyente de la otra,
sin embargo, tal vez debido a su inteligencia superior, con una
sublevación les bastó y no hemos vuelto a saber de otra.
El
hombre en cambio, se sabía que no iba a ser perfecto, pero en un
margen muy reducido de tal vez con muy buena suerte de unos setenta
años si se compara con la eternidad, ciento veinte años con la mayor de las suertes, recibió un don que el Creador
unicamente le dió a esta criatura, decidir cuando ser bueno y cuando
ser malo y un bloque de leyes y valores para ver la diferencia, pero
dejando al individuo el albedrio de escoger. No hizo a una humanidad
jerarquizada y el comienzo y fin de cada hombre es dramáticamente
igual de predictivo y aburrido que el de cualquier otro.
Esa libertad
de escoger junto con la capacidad de comunicar y transar hacen al
hombre diferente a todo lo vivo que existe y el poder de lograr
acuerdos racionales donde no todos pierdan hacen posible el controlar
muchos factores naturales para quitarle a la vida una serie de
crueldades inherentes a la misma naturaleza de lo que esta misma es.
En
estado de salud mental y física, asumiendo aquellos valores
desarrollados en el desierto para sustituir otros no apreciados de la
antigua Ur, los seres humanos evitan ser más crueles de lo que el
ambiente que los rodea, les exije, sin embargo hay espejismos,
ilusiones creadas, fata morganas que pueden a veces dependiendo del
mago de turno, ser vistas por muchos, para dar creación a la
crueldad romántica de que algunos deben sufrir para el bien de
otros, o mejor dicho: ellos tienen que sufrir para el bien de
nosotros; o dicho de otra manera, por ellos es que sufrimos nosotros.
La diferencia entre ellos y nosotros es el origen esgrimido,
articulado y arrojadizo de todas las rebeliones y aunque no podemos
afirmar ni negar que el hombre se creó para rebelarse, sí podemos
afirmar que el hombre nació para comunicarse y darle un sentido
pacífico y agradable a una existencia de por sí dura.
Sería
agradable que los hombres en esta época de crisis en Latinoamerica,
redescubrieran lo importante de la comunicación y de transar
sabiamente, sería doloroso llegar al extremo antiguo y tradicional y
por lo general inútil del daño corporal y la sangre.
Tengamos
fé y resignación a la vez, porque los hombres no son angeles y la
decisión entre el bien y el mal en cada momento les pertenece. Ojala
escojan el primero.
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Tcnel(av)
Martín Lon Blanco.
El futuro se construye aprendiendo de la historia, pero no repitiendo la historia.
ResponderEliminarMi apreciado compañero y amigo,leer tus lineas escritas de tcnel me causó agradable sorpresa porque en 1992, siendo Tcnel, y como evento final a mi curso de Estado Mayor presenté y defendí mi trabajo de grado para la Maestria de Ciencias y Artes militares titulado "La autoridad como factor de cohesión institucional en el Ejército Venezolano" que me generó problemas y resistencia. En el,dediqué un capítulo al estudio del poder y las variables involucradas donde coincidencialmente desarrollé ideas parecidas a la de tu escrito.Ese capítulo lo denominé "el lado oscuro de la autoridad, voy a rescatarlo y tratar de relerlo. Saludos.
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