miércoles, 31 de diciembre de 2014

CADENA NACIONAL: ¿Qué va pasar en el 2015?



CADENA NACIONAL: ¿Qué va  pasar en el 2015?


I
Tenía pensado escribir algo inspirador y edificante, para el 31, fin de año. No quería escribir hoy por ser este, un día harto pavoso. Pero vi que venía una CADENA NACIONAL, en la que se harían “anuncios muy importantes”.
Después de verla y oírla desde el comienzo hasta el fin, tuve que cambiar el objetivo. Mis buenos deseos e intenciones poco pueden hacer sin personas que los compartan, por supuesto, que esto es referido a una sociedad o un país.
En cualquier parte del mundo, la neutralidad no suele ser buena, en Venezuela a parte de igual de mala a corto plazo, es contraproducente, porque significa estar parado sobre el signo IGUAL (=) de la ecuación de un juego suma cero. Donde uno gana a costa del que el otro pierda. Demasiado mamífero inferior.
Sin embargo, la valentía moral exige esto entre muchas cosas,  en los actuales momentos.
Hay ciencias que sirven para hacer simulacros, otras, las del progreso tecnológico, para hacer experimentos repetibles y otras para explicar o entender procesos que por su complejidad o por ser muy amplios en el tiempo, no pueden simularse ni experimentarse por su escala temporal o por su escala material. Yo soy y seré enemigo de todo experimento individual o grupal que se haga sobre un individuo o un grupo de la especie humana. A menos que se haga con el consentimiento, el conocimiento de quienes participan, sin coacción y dentro de los sistemas morales, religiosos, legales y de costumbre, que se sigan.
Tal vez por eso siempre me gustó la máxima de Edmund Burke que reza “Lo último que haría una persona decente es una revolución”, y no se refería a los comunistas de antaño u hogaño, sino a la revolución francesa y tangencialmente a la inglesa que la había precedido. Por supuesto que esto me lleva a pensar que “inventar o errar” debe estar circunscrito al respeto de la humanidad, tanto en sentido general como en el  particular.
Los nazis hicieron experimentos humanos.  Cuando se habla del “experimento soviético”, o de la “revolución neoliberal”, para mí están transgrediendo lo mismo. Puede ser que las intenciones fueran “no malas”, pero los resultados lo fueron. No se juega con la vida de las personas.
En Venezuela, la “revolución tecnocrática”, dirigida por “mentes excepcionales”, conllevó no sólo a la destrucción del camino evolutivo que llevaba la democracia para ese momento, sino que desintegró sus bases principales: la figura presidencial, los partidos políticos, en primer término y a posteriori, las FFAANN, las fuerzas sindicales, la Iglesia y tantas otras instituciones como la prensa y los medios, hasta convertirse en algo totalmente diferente a lo que eran, desechando todo, lo bueno y lo malo, perdiendo la memoria institucional y corporativa. Se perdió en manos de “titanes”, hasta la “Ilusión de harmonía”. El colmo es,  que todavía se vilifica a los “perdedores” y no a los “profetas de la revelación”.
Entonces, los malos fueron seguidos por los peores, como suele suceder en todas partes hasta que se logra aprender de ello.
Todas estas precisiones, respetado y querido  lector, te las hago porque te voy presentar dos pastillas: una azul y una roja, si te tomas la azul es el momento que te olvides de esta entrada y busques algo más de acuerdo a tu gusto e ilusión, si te tomas la roja, entonces sigue y destroza en los comentarios, mis pensamientos o compártelos y conviértete en un Neo (The Matrix) de la paz.


II
Si seguiste leyendo, te expondré no lo que va a pasar en el 2015, basado no en el futuro, sino en las consecuencias de lo que ha pasado ya.
En el campo social.
Los venezolanos chavistas no han pasado el duelo de la pérdida de su líder. El poder en función de gobierno no quiere que esto se supere como todo duelo y la inepcia e incomprensión de este sentimiento por parte de la oposición, se acopla para mantener este agente multiplicador de la desesperanza y de la frustración.
Los venezolanos que no  son chavistas, se sienten mal porque tienen en su mayoría, familiares que se han tenido que ir. Y al estado de tensión por el miedo al hampa, a la represión y exclusión laboral, ahora se suma un desabastecimiento que impone restricciones  a casi cualquier actividad.
Hay un millón de micro hemorragias o muchas más de los que se han tenido que ir. Haciendo falta aquí.
No se dispone de un lenguaje común, ni se comparten los sentimientos, salvo cuando las desgracias se abaten sobre ambos bandos o individuos de estos, simultáneamente.
Mala cosa.
En el campo político.
No hay imaginación, ni la intención simultánea de comunicar, colaborar para después cooperar.
Sólo se atizan pasiones que poco alivian los sufrimientos reales.
“Creo porque es absurdo”, mientras más bruto y absurdo sea, más fiel soy a mis “principios”, cosa que es falsa, los que dicen eso solo son fieles a sus “fines”
Predomina la desconfianza y se espera hacerse con el poder por los errores del otro, desdibujando la esencia de lo que es en democracia, un gobierno y su oposición. No hay dialéctica, ni hegeliana ni marxista, por eso, se les facilita tanto el trabajo a los extremistas de lado y lado que claman por salidas donde se anula y aniquila al otro.
En el campo internacional.
Poco visitan a Venezuela, los mandatarios que venían estando en vida el Tcnel Hugo Chávez Frías, (QEPD). Antes, las visitas eran a cada rato.
Nos encontramos en una situación de lo que sería en la antigüedad, un triunvirato.
Estados Unidos, Cuba, Venezuela o mejor dicho, los presidentes Obama, Castro y Maduro.
La noticia dada por el presidente de los EE.UU, tuvo un impacto mundial que se multiplicó con las declaraciones del presidente Raúl Castro. Esa misma semana el presidente Maduro había declarado que a él le provocaba romper relaciones con los EE.UU.
Entonces:
Si los tres presidentes estaban de acuerdo, ¿Cómo el presidente de los EE.UU podía ceder ante un “enemigo” de medio siglo, con el que no tiene negocios y sabotear a otro de quince años, donde tiene negocios e inversiones?
La respuesta que contesta estas interrogantes, puede ser que los tres tienen la misma meta y un opositor que es igual para los tres. Lo que hace esto peligroso para los tres gobiernos en este orden: Estados Unidos, Venezuela y Cuba, ese orden lo da,  lo que tienen más a perder.
Si estaban de acuerdo Cuba y Venezuela, el juego se hace peligroso a mediano y largo plazo, porque la decisión no es compartida por las otras instituciones del sistema político norteamericano y porque lo que facilitaría las inversiones en Cuba son en detrimento de los negocios que antes tenía con Venezuela y la primacía energética con los EE.UU de la que Venezuela era dueña, parece haberse esfumado hace tiempo.
Por otra parte, Venezuela recibía como intercambio nada despreciable, su justificación ideológica y moral del ejemplo cubano a cambio de un petróleo venezolano, que se puede hacer innecesario no por lo gratis o lo barato sino porque por medio de inversiones y otros negocios como los de la industria biotecnológica y médica cubana, que pueden hacer más atractivo y más rentable comercial y políticamente, pagar por petróleo barato comprado con todas de las de la ley, en otro lado. Sin someterse a la vergüenza de la dádiva ni a la xenofobia de muchos venezolanos.
Si el presidente de los Estados Unidos y el presidente de Cuba se estaban poniendo de acuerdo, sin que el de Venezuela supiese nada, la cosa, aunque no es la peor, adquiere unas connotaciones de deslealtad, ingratitud y desprecio cultural de grandes  proporciones, que debería ser condenada por todos los venezolanos, independientemente de su bando político, porque aparte del poco aprecio a la figura del presidente, se suma el posible desprecio simultáneo a quienes se le oponen, cerrándole la vía a Venezuela de evitar la crisis económica que se cierne sobre ella y dejándose pasar por el carril rápido por Cuba.
¿Dónde estaban los servicios de inteligencia?
¿Dónde estaba el servicio exterior?
El futuro de Cuba no puede ser el presente de Libia.
El futuro de Venezuela no puede ser el pasado de Cuba.

                                                                             Conclusiones y recomendaciones parciales.


La mejor política internacional es una política interna nacional estable, sobretodo, estable por las buenas.
Los venezolanos de cada bando debemos esforzarnos por entender los sentimientos del otro, como requisito a soluciones razonadas y razonables bajo la misma lógica.
Los venezolanos de ambos bandos deben exigir un liderazgo que además de dejar el lenguaje del odio, tenga la solidez moral que los represente y la capacidad técnica de resolver los que a todos nos aqueja.
Parece ser, que el conocimiento técnico que sustenta la caída de los precios del petróleo en gran parte fue aportado por los venezolanos que fueron expulsados de la industria petrolera venezolana y que tuvieron que emigrar, junto con muchas otras personas de talento.
La “guerra económica”, es un término muy peligroso. La “Economía de Guerra” fue ”inventada”, por el General Ludendorff. Le gustó tanto a Lenin que la adoptó, sin muchas adaptaciones a la Unión Soviética, dando lugar primero a la NEP y al final a la Perestroika, con un sin número de inventos, que entre el comienzo y el final, llenaron de sufrimiento a muchos pueblos, pero especialmente al  ruso. Lástima que el Che Guevara murió sin terminar su libro de economía de la NEP y tantas cosas.
No ha habido mayores saboteadores ni dilapidadores del legado chavista que los que han estado en el mismo gobierno. 


Tal vez la intención no ha sido mala, pero la ejecución, la gerencia y los resultados sí. No se puede culpar a aquellos que se han excluido del gobierno por razones ideológicas ni mucho menos por los mequetrefes que pretenden representar a una “oposición”, que no los ha escogido sino ha sido obligada a votar por ellos, por contraste o sustracción. Ineptos que usaron y usan el burladero del odio a Chávez y a los chavistas como el mejor negocio electoral del último siglo. Han hecho de esto, su franquicia.


“El mejor negocio del mundo es una compañía petrolera buena y exitosa, el segundo mejor negocio del mundo es una compañía petrolera fracasada y mala”. Los malabarismos petroleros siempre han sido malos para los países productores.
En el caso venezolano, parece que muchos apuestan por el fracaso del gobierno para hacerse del “segundo mejor negocio del mundo”. La industria petrolera mundial parece ser una repetición bufa de los “Tesoros de la Sierra Madre”, de John Houston, protagonizada por Humphrey Bogart.
En Venezuela parece que esa industria despierta el bucanero, el colono que quiere hacerse rico y vivir con su riqueza en otra parte, el conquistador, el caribe o el Akan que todos llevamos dentro.


LO QUE NO SE DEBE HACER.
Esperar que ocurra una desgracia mundial que suba los precios del petróleo.
Dejar a los más pobres sin comida ni atención médica, ni educación.
Desairar todas las iniciativas de la clase media y sectores no chavistas, no tomar en cuenta su opinión.
Hay unos pajaritos que están diciendo por ahí que cierta persona con mucho poder en Rusia, con los mismos problemas por los precios del petróleo, quiere iniciar una guerra por mampuesto con un grupo terrorista del Líbano, incluso, que permitiría que Irán se “encontrase” o se “consiguiese” con un arma nuclear, aprovechándose de la ola de antisemitismo que recorre Europa gracias a los hijos y nietos de los colaboracionistas nazis que se metieron en el closet después de mayo de 1945.
Mala cosa, mucho perdería el mundo pero en especial los EEUU y Venezuela, que tienen mucho que perder y Cuba que se quedaría sin ganar lo mucho que se puede ganar.

No es una ironía: ¡Feliz año!


Martín Lon Blanco.

Caracas, 30 de diciembre de 2014.

Para reir un poco.


domingo, 28 de diciembre de 2014

Corto espíritu de la navidad.



CONVULSIONES DEL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD.



Hoy, 26 de diciembre de 2014, tuve que ir al supermercado a acompañar a mi esposa, quien en esta época del año, por el placer y la gracia de la compañía de sus mayores, tiene un mes de trabajos más exigentes que aquellos que antecedieron a la salida de Egipto liderada por Moisés o por el trabajo a que se sometía mucho de la población venezolana, antes del decreto del General José Gregorio Monagas.
Yo trato de ayudar y cuando no puedo, trato, al menos, de no estorbar.
Pero hoy, eso ya no es suficiente.
En dos locales comerciales, uno popular y otro de clase media, las estanterías vacías, susurraban como las rocas bíblicas que las cosas no van bien, pero las largas colas para conseguir detergente para la ropa, insecticida, harina de maíz precocida, pañales para adultos y niños y tantas otras cosas, gritaban a toda voz, terribles profecías, predecesoras de peores lamentos.
Los dos centros o locales,  están en el “Este”. La gente parecía tener los recursos y el deseo de gastar, pero no había lo que estaban buscando, lo que se afanaban en hallar, no era para celebrar, sino para pasar un día a día en apariencias normal, que distrajeran de la precariedad económica de la mayoría sufre, ante la que los hemisferios escindidos de la consciencia del liderazgo nacional, no parecen ponerse de acuerdo, ni siquiera en intención, de querer remediar.
La celebración en la urbanización donde vivo, de clase media, fue sobria. La alegría, la música y los fuegos artificiales predominaron en los edificios de la Misión Vivienda, donde la algarabía se podía sentir, se podía oír y se podía ver.
Celebré que esos compatriotas tuvieran un ambiente de más seguridad tanto ante lo natural, como en lo social, pienso que ha sido un éxito religioso y moral que debió enfrentarse décadas atrás. La diferencia de ritmos y su duración, me hizo entender que nuestra Venezuela, que fue el gran sucedáneo de la “Tierra de la Leche y la Miel”, para cristianos, judíos y musulmanes, para españoles, portugueses e italianos, se había convertido en otra cosa, de lo que lo más prudente sería huir, pero seguía siendo el Shangri-la, para los refugiados de hoy: gente del interior, colombianos, ecuatorianos y los más felices de todos, los haitianos. Contentos estos últimos de tener donde conseguir la comida de su familia y la propia,  aunque sea, vendiendo helados.
Ningún comité de bienvenida recibió a los nuevos vecinos de los edificios, tampoco ninguna asociación de vecinos. Nadie les dijo cuáles eran las reglas de convivencia, las escuelas más cercanas, los puestos de policía ni que zonas eran más seguras para los niños. Quizá, por tal motivo, además de la euforia de sentirse seguros, de sentirse propietarios, haciendo un paréntesis de la nueva intimidad que estuvo negada a ellos tanto tiempo, por fas o nefas, con razón o sin ella, celebraron como en un pueblo del campo, donde estas celebraciones son más colectivas y expansivas. La música, explosiones pirotécnicas y demás demostraciones duraron sin tregua, hasta el mediodía del 26 y ya en la tarde, el silencio, lo era mucho más de lo que suele ser todos los años, o por lo menos, a mí me lo parecía.
Siento que hay que sincerar las cosas, las trincheras de la “guerra económica”, además de que no deberían estar localizadas en los mercados y demás negocios del territorio nacional, tampoco tendrían que enfrentar a los venezolanos, ni los ricos con los pobres y mucho menos, crear agresiones entre ellos mismos, dentro de su propia clase..
Antes, la mirada distraída de los que no nos gusta ir  de compras, se iba inconsciente detrás de una mujer ajena, mientras que la propia, fijaba su mirada en escoger lo mejor para la familia. Tal vez eran miradas de lujuria y de egoísmo familiar. Malas cosas. Pero hoy he visto una peor: las miradas no aburridas en los carritos y las bolsas de los demás, expresiones de queja ante la mala suerte y del destino, por haber llegado tarde y ver que el detergente y los pañales los agarró por mucho, otro, brillaba por su ausencia, la menor solidaridad y peor aún, se asentía y se aceptaba la justificación de tal modo de actuar. Ojos rojos con destellos verdes. Rabia y envidia siempre han sido muy mala mezcla.
Parafraseando a Nietzsche, Hitler dijo que quería volver a ver en los ojos de la juventud alemana, el “frio brillo de los ojos de la  fiera cuando caza”. Bueno, ese “brillo” lo vi hoy en jóvenes y viejos, en el mercado y en el supermercado. Vi que la bestia se estaba cebando nuevamente en nuevas víctimas, tal vez en nosotros. Tal vez nosotros nos estábamos convirtiendo en fieras o dejándonos convertir. Tal vez, después de haberle dado un zarpazo mortal al espíritu de la navidad.
Espero que los venezolanos, carguemos ese espíritu y lo llevemos a una “Emergencia” y haya lo necesario para salvarlo.

Feliz Navidad.


Martín Lon Blanco.

Caracas, 26 de diciembre de 2014.

P.S. Es muy grave la pérdida de soberanía nacional en la Playa de Arapito, que indignación, que decepción y que tristeza.
 Recomiendo ampliamente este audio.
http://doctorpolitico.com/?p=39992

martes, 23 de diciembre de 2014

MI CUENTO SIN CUENTOS DE NAVIDAD PARTE II.



MI CUENTO SIN CUENTOS DE NAVIDAD PARTE II.




El general Rivera Fernández me invitó a almorzar con el oficial piloto de alerta que entregaba que era mi compañero y hermano, Wilmar Castro Soteldo. A todas estas, el T-2D era reabastecido de combustible y oxígeno por jefes de máquina de los OV-10, con experiencia en el avión, que por ser ambos, de la Marina de los EEUU, tenían sistemas y procedimientos compatibles.
No habíamos llegado al postre cuando llegaron los familiares del niño con la insulina. Los médicos habían dicho que esa no era. El general Rivera y Castro se comunicaron con BASUCRE, para que fueran adelantando cuál era el tipo de insulina apropiada y pasaron las especificaciones médicas.

Amarré el cajón atrás y rumbo Este otra vez. Llegué de vuelta a Maracaibo entregué el nuevo paquete. El general Rivera me dijo que esperara hasta que los médicos le pusieran la medicina al niño para que me fuera tranquilo y yo de verdad, cumplida la misión, me quería ir.
Esa no era la insulina correcta, otro error o no sé qué, se le tenía que haber puesto  la primera. Los médicos, tal vez por querer hacerlo bien, a lo mejor  habían incurrido en los procedimientos de los doctores que iban a operar a Tío Tigre y ahora, aunque la historia no parezca corta, había que volverla a empezar otra vez. Para atrás,  a traer de nuevo la insulina de la primera salida.
Aterrizo en BASUCRE, me reaprovisionan, me bajo y chequeo que fuera la insulina solicitada y me encuentro al Mayor Juan Antonio Paredes Niño, quien llenaba un plan vuelo de una avioneta bimotor donde viajaba con su esposa a Barquisimeto. Ya el tiempo estaba peor, pero en altura estaba muy mal. Él escuchó el porqué de ese vuelo ese día y le expliqué. Me dijo que él iba a despegar primero y me iba a ir pasando información meteorológica de la ruta hasta Barquisimeto, cosa que agradecí, ya que no lo conocía aunque había oído hablar de él, y así se hizo.
El clima era una porquería, nublado y turbulento, el mayor Paredes me daba indicaciones por donde “cachicamear” mejor. Lo cierto es que me siguió dando información hasta que vi el lago de Maracaibo. Me dieron vectores para final, aterricé, recogieron la insulina. Me estaban esperando el General y Castro.
Empezó a llover. Una tormenta con rayos y truenos, lo que significaba que mi regreso de  incierto, había pasado a ser imposible.
Llegó la información del hospital, el niño había salido de peligro, estaba estable y la familia estaba muy agradecida y feliz. Castro Soteldo me prestó su ropa de civil para que pasáramos la navidad en su casa con su esposa. No recuerdo bien si ya había nacido su primer hijo o Gilda estaba por tenerlo. El General me invitó a su casa, pero aunque se lo agradecí, le informé que ya estaba de acuerdo con mi compañero.
Fue una gran noche de navidad, no estoy seguro si éramos tres personas o tres personas más un bebé, sin embargo, los ajetreos del día con su final feliz lo hacían maravilloso. Sólo podía ser mejor si mi hijo recién nacido estuviese conmigo allí.
Al día siguiente, me puse mi braga y mis botas, desayuné, hice el plan de vuelo. Realicé la inspección exterior y me despedí de Wilmar y Gilda, después de agradecerles por esa noche de navidad. Llegó el General Rivera Fernández. Lo saludé pero esta vez me quite el guante. Él respondió con un abrazo que yo medio respondí después de meterme la cordillera andina en los bolsillos de las pantorrillas del traje anti-g. Había visto una de las partes más nobles de su alma y yo era un hombre con un hijo, que no podía ser víctima del falso orgullo ni de ningún resentimiento de una época que había quedado atrás, quizás esas partes siempre estuvieron allí y la inmadurez de cadete no me dejó ver.
Allí me di cuenta que el mayor Paredes me había seguido ayudando, mucho más allá de Barquisimeto, nunca le di las gracias, se las doy ahora y comprendí que más que de los aviones, el verdadero poder de la FAV eran sus hombres: había visto a generales, controladores de vuelo, jefes de máquina, radaristas, reaprovisionadores, pilotos, choferes, todos juntos haciendo un esfuerzo por un niño que no conocíamos ni era necesario que lo conociéramos, esto había sido más que una misión “cumplida”, nada mal para unos hombres en quienes la nación había invertido grandes recursos para lanzar bombas, misiles y cañonazos.
Vi la tremenda dimensión de los compañeros de transporte y helicópteros, quienes hacen rutinariamente el bien sin mirar a quien.
Es un consuelo y una lástima a la vez, que no hayamos entendido en Venezuela que lo importante de la economía es la transacción. Y que las transacciones son buenas para hacer un gran país cuando son precedidas por otras interacciones, donde pagamos diciendo “gracias” o con un apretón de manos y nos dan el vuelto de un “no por favor, por nada”. Hemos dejado que la llamada carrera de ratas, nos haya movido el centro de gravedad del corazón a la cartera y no nos demos cuenta que los grandes países son los que cumplen y hacen bellos los cuentos de Dickens no sólo la navidad, sino la mayoría de los días del año.
Por no dejarnos “embromar” por los “vivos”, hemos dejado de disfrutar de hacerle un bien o una cortesía a los “bobos buenos”, que gracias a Dios, somos la verdadera mayoría, sean rojos, blancos y que combinados lucían tan bien en mi T-2D.
Ese avioncito, pintado de esos colores, estoy seguro, que no lo olvidaron nunca, ni ese papá, ni esa mamá, y jamás y nunca ese abuelo. Ojalá que el niño que ya debe ser un hombre, lo sea de bien. El hombre debajo de la máscara de oxígeno y dentro del casco, no importa, ni el modelo de avión tampoco,  sino la alineación para el bien de la intención y de la acción.
No es entonces la fecha, sino la ocasión de hacer el bien y compartir con amor, lo que a bien nos haya dado nuestro Dios. Tal vez esa sea la lección más importante que debemos agradecerle por siempre a Ebenezer Scrooge.
¡Te concedo la victoria Charles Dickens!!!! Sin embargo, celebro mi derrota literaria, porque me encantó volar contigo, esta misión.
Sabía que mi familia, la había pasado bien pero que me esperaba y yo tenía la expectación más grande hasta la fecha, la alegría de que dentro de poco, muy poco, iba a estar cargando a mi “Tatico”, con la confianza, de que si alguna vez necesitaba algo, siempre habría un hombre de azul o un equipo de estos hombres, dispuestos a lo que sea por cualquier niño, en esta Venezuela y más allá también. Ya faltaba menos para tener a mi “Tato” conmigo y abrazarlo y levantarlo y decirle aunque no me entendiera:
¡Feliz primera Navidad Martín David Lon !!!!!!!!!





Martín Lon Blanco.

Caracas, 23 de diciembre de 2014
P.S. En honor de la bendita memoria del General Arturo Rivera Fernández (RIP).