TERCERA DE TREINTAY
CUATREROS.
Nietzche, en su afán de explicar todo
lo humano estableció un cuadro donde se podían ver las pulsiones
contrapuestas que hacen la historia.
En resumen, el Eros o el amor se opone
al Tánatos o la muerte. Lo dionisíaco, que engloba la vida, el
instinto, la fuerza vital, el placer y la voluntad de poder, su dios
es Dioniso. Lo apolineo, la razón, el arte, los ideales. Su dios es
Apolo. Todos se relacionan a través de Hermes, tanto en convergencia
como en divergencia, Eros es Afrodita y Tánatos es la muerte
natural, gémela de hipnos, el sueño.
Es increíble como las personaas nos
referimos a esto sin darnos cuenta. Nos conseguimos con un viejo
compañero o amigo y la conversación, pasa por esas cuatro esquinas:
¡Qué bien te ves!
¿Cómo están tus amores?
¡Este gobierno ha perdido la razón,
mira como está el dólar y dígame las cárceles!
¿A qué no sabes quien se murió?
Lo apolineo, lo dionisíaco, Eros y
Tánatos, no importa el orden.
Lo cierto es que las cuatros
posiciones son válidas e importantes. Claro que hay matices y
circunstancias, la esfera individual es más dionisíaca, cuando esto
no es así, aumentan los neuróticos en la sociedad, pero igual,
grupalmente, lo apolineo debe imperar, ya que en las relaciones
grupales o comunitarias, donde la ley y las costumbres deben ordenar
y jerarquizar las apetencias de cada quien, para evitar la muerte, la
violencia y las enfermedades, es decir, para alejarse o retardar el
Tánatos y las Keres y que el Eros o el amor, tanto individual como
grupal, tanto el físico como espiritual, sean productivos y
nutricios.
Había una vez un
treintaycuatrero que trabajaba en la línea de vuelo, como jefe de
máquina. Era soltero pero estaba obsesionado con una maracayera que
lo llevaba por la calle de la amargura y que ignoraba sus requiebros
y solicitudes, tanto por la decencia social y religiosa como por la
ley de las costumbres y la experiencia que se impone en las ciudades
donde prevalecen las bases y cuarteles militares, donde los civiles
aprenden que “crecer y multiplicaos”, es un pensamiento
incompleto, porque debiera ser “crecer y multiplicaos y no escapaos
después”.
Lo cierto era que el sargento menguaba
en lo físico y fallaba en lo técnico y el jefe de la línea de
vuelo, le informó al maestro más antiguo, quien lo envió donde el
capellán y el psiquiatra, pero sin resultados, por lo que decidió
que “tenía que hacer algo”.
“Tener que hacer algo”, se
llama hoy en día “búsqueda problemática”, en las
ciencias gerenciales y ha demostrado a lo largo del tiempo, dar
resultados malos o negativos, o por lo menos peores que los que que
arrojaría un sistema más apolineo o razonable.
El Maestro llamó al sargento y le
dijo:
-Mire nuevo, yo tengo guardia en
operaciones de base este sábado. Tengo segundo turno. Usted se me
presenta allá con la novia y dos testigos y yo lo caso y ya. Después
vamos a ver que hace usted para arreglar su problema. Así que nos
uniformamos de gala y procedemos.
El sargento, en su desesperación, le
pareció esta mala opción, muy atractiva, a falta de cualquier otra.
Trabajó como nunca, informó a su novia y a la familia de su novia,
sin decirle por supuesto que estaba comprometido en su pueblo. La
desesperación “priapística” siempre es mala consejera.
Así, llegó el a la vez, aciago y
esperado día y después de las doce de la noche llegaron a
Operaciones de Base en “Libertador”, Palo Negro, la familia de la
novia y esta, muy elegantes y el sargento y el maestro
treintycuatrero de gala. El maestro se aseguró antes de recibirles
de: “les cuento tres y no los veo” a los soldados recorridas e
imaginarias que hacían sus turnos.
Y procedió con toda la pompa y boato
aprendidas a lo largo de su carrera, pero esto hizo sospechar a unos
familiares de la novia y el maestro los conminó:
-Miren, ustedes no han visto ni
siquiera una película donde el capitán de un barco case a una
pareja. Al sargento lo tengo que enviar a una misión donde corre en
riesgo su vida, por eso estoy cumpliendo este deber. Bueno, esto es
una base aérea y es igual. Aquí el capitán soy yo y además de
eso, ¡Yo soy “AUTÓCTONO” EN MI JURISDICCIÓN!!!!!!!!
Términó la ceremonía y el maestro
se disculpó diciendo que ya habría tiempo para brindis y
celebraciones también y que procedieran a abandonar la base. Los
familiares se volvieron a quejar de que en todos los matrimonios que
habían presenciado, siempre se firmaba un acta y se les daba una
copia, a lo que el maestro les dijo que no había problema, que el la
levantaba de inmediato para que la firmaran, cosa que hizo, asentando
lo ocurrido en el “LIBRO DE RONDA MAYOR”, el cual, es de
folios numerados y allí en la página 113 (para decir un número),
firmaron todos. Y en paz, se retiraron.
Pero ¡¡¡¡Ahhh!!!!!!!!!!, que
problema con la vanidad humana y sus veleidosos caprichos.
Una vez realizada la coyunda, o el
intercambio pasional de fluídos corporales o como prefieran
llamarlo, a nuestro personaje el sargento le ocurrió lo mismo que a
Amnón, primogénito del rey David después de violar a su
hermanastra Tamar, a quien no soportaba después de haberla poseido,
habiendo estado antes, obsesionado hasta la locura por ella.
Por lo menos nuestro treinticuatrero
no tuvo, una relación incestuosa. Pero al desaparecerse y no
regresar donde su su víctima, la familia fue a la Base a reclamar y
su comandante llamó al Comandante del 34 y le dijo lo que había
pasado y no le fue difícil dar con el maestro ya que después de oír
a los familiares y escuchar lo de “Autóctono” en lugar de
“Autónomo” en su jurisdicción, supo quién era, ya que este
personje era muy dado a usar términos que oía en la radio o TV sin
asegurarse de que significaban y eso era usual en él y de
conocimiento general.
Al interrogarlos, ambos exigieron que
eso se lo tenían que demostrar porque el comandante de la base
estaba cansado de los problemas con los treintaycuatreros y el
comandante del 34 estaba cansado de eso mismo y del comandante de la
base, por lo que los amenazaron con juicio, cárcel y expulsión con
media vuelta. Pero el Libro de Ronda Mayor no aparecía.
Después de algunos días, los de
inteligencia encontraron el libro y por supuesto, faltaba la PÁGINA
113. Por lo que se les suspendió el arresto preventivo para
pasarlos a los tribunales. Pero como suele suceder en esta TIERRA DE
GRACIA, la novia y sus familiares se compadecieron de los dos
faltones y de sus carreras y fueron a interceder por ellos con el
comandante de la base y del escuadrón.
En dicha reunión, al saber que los
familiares ni la agraviada iban a sostener ninguna acusación, los
oficiales, le hicieron saber que de todas formas la sanción militar
por ella misma era de una severidad tal, que ni que ellos los
perdonaran, les iban a salvar la carrera, porque no iban ascender
más nunca.
Para darles una lección, los metieron
en el calabozo lo máximo que permitían los reglamentos y les
pidieron que solicitaran la baja porque nunca iban a escender, a los
que ambos ripostaron que eso no les importaba a menos que los
cambiaran del Escuadrón 34.
Bueno, ni el sargento ni la novia eran
Romeo y Julieta, ni yo Shakespeare, así que tengo que dejarle a cada
quien que lea este escrito que juzgue por sí mismo y sea el dios de
su elección:
¿Los juzgará como Afrodita?
¿Los juzgará como Apolo?
¿Los juzgará como Hades?
¿Los juzgará como Dionisos?
Lo único que yo pudiese agregar en su
descargo es que en los mismos versos homéricos está muy claro dónde
y cuando se puede mentir y porqué. “En la guerra y en el amor,
porque en ambos, al final todas las mentiras se descubren”.
A los que se interesen por la pobre
Tamar y el vil Amnón, en su tiempo libre pueden revisar el libro de
Samuel.
Total, como seres pensantes y
responsables son autónomos en su decisión y en sus juicios y a lo
mejor, por qué no, también pueden ser por un instante: “autóctonos
en su jurisdicción”.
Martín Lon Blanco.
Caracas, 7 de diciembre de
2014.
Humoristico e inteligente....una clase amable de la mitologia aplicada a la vida...felicitaciones.
ResponderEliminarExcelente anécdota de las locuras de nuestra FAV
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