jueves, 4 de diciembre de 2014

UNA DE TREINTAYCUATREROS.



UNA DE TREINTAYCUATREROS.
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 VAMPIRE
 
 Sabre
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 Hawker Hunter

 Venom

               
La razón principal de este largo silencio en lo referente a aviación militar desde que dejé el servicio activo por razones que no vienen al caso, pueden hallarse en el  “El canto quinto del Infierno de Dante Alighieri se sitúa en el segundo círculo, donde son castigados los lujuriosos. Estamos en la noche entre el 8 de abril y el 9 de abril del 1300 (Sábado Santo), o según otros comentadores entre el 25 de marzo y el 26 de marzo del 1300.” (Wikipedia, aunque recomiendo leer toda la obra, entre otras cosas, para que sepan porqué  Francesca y Paolo llegaron allí)
                Este canto,  que se refiere a la lujuria, es fácil relacionarlo con la aviación de caza, porque amar volar aviones de combate, no es otra cosa. (Volé con cazadoras desde que era capitán en otros países y ellas compartían, esta afirmación, además de un deseo muy ardiente de hacer acrobacias en formación y combate aéreo).
En este canto está un pasaje de los amantes Paolo y Francesca, (Francesca da  Rímini y Paolo Malatesta) quienes llaman la atención de Dante, porque sus almas, a diferencia de las demás, parecen volar unidas, y “ligeras al viento”.
                Dante, ante lo que Virgilio parece intuir también al mismo tiempo le pregunta a ella, conmiserándose de su castigo, qué deseos e ideas los trajo a tan azarosa situación, pero deseoso de saber también qué los llevó a sobreponerse a todos los peligros y a todos los castigos, a lo que la dulce y bella Francesca le responde:
…No hay mayor dolor que en la miseria,
Recordar el feliz tiempo…..(vv. 121-138).
                Lo mismo le pasa a un cazador vocacional sin aviones de caza, sea del sexo que sea y del país que sea. No volar es miserable.
                Por eso, hoy me permito dejar a un  lado las preocupaciones sobre el país, para compartir algo más ligero y gracioso.
                Cuando se fundó el Grupo 11 se recuperó el Diablo Rampante. El Papi Saavedra lo hizo para honrar al Escuadrón 36, que era del Grupo 12 y había escogido otra figura menos bastarda, pero la tradición debe ser el contrapeso que estabilice la innovación, por lo que el Diablo regresó como escudo al Grupo 11. El general Robayo sostiene que el Diablo rampante ya se usaba en los CR-32 FIAT y que probablemente antes. También se recuperó el símbolo del Escuadrón 34, Caciques, cuyos miembros siempre usaban como llamada los nombres de jefes aborígenes, de lo que después de ellos, sería nuestra Venezuela.
                El nacimiento del 34 fue como un parto prematuro donde se espera un niño y nace una niña o al contrario, lo cierto es que Venezuela, a la cabeza de la aviación mundial,  iba a recibir los primeros aviones de transporte a reacción, los Comet del Reino Unido, y había cancelado su importe. Pero la ciencia de la  resistencia de los materiales decidió otra cosa. El avión,  de excelente diseño no tenía el material estructural adecuado y una serie de accidentes, le quitó a Inglaterra el primer lugar que con mucho esfuerzo había logrado. Venezuela, a cambio de los Comet recibió los Venom.
                Ya estaban en Venezuela los F.86F Sabre. Ala flecha, turbina lineal, supersónico, una nave y un sueño de volar para todo piloto, aún hoy. El Venom, ala semiflecha, doble cola y turbina radial o de  Whittle con problemas de compresibilidad aún en alto subsónico. Pero peor que todo, parecía un Vampiro en esteroides, es decir que era un Vampire pero gordo con la misma quillada adversa, todos los mismos defectos menos algunas virtudes de su predecesor.
                Los pilotos y técnicos deseaban el Hawker Hunter británico que competía en igualdad de condiciones con el Sabre y tenía la ventaja de tener una turbina lineal Rolls-Royce Avon, la misma del Canberra lo que facilitaría la logística.
                Pero la superioridad, que siempre se equivoca cuando no escucha a los subalternos, escogió el Venom, por lo que pilotos y técnicos, preferían lo malo conocido del Vampire, lo bueno conocido del Sabre que lo malo que se intuía del Fat Vampire.
                Esta vez no hubo muchos voluntarios y a la mayoría de los que consiguieron, los desamarraron cuando los dejaron en el hangar. Eso desarrolló un espíritu de cuerpo muy particular y solidario entre ellos,  contra el resto del mundo y del universo, lo que como Boves, o Jesse James, mejor dicho, les valió el apelativo de los "treintaycuatreros", cuya única competencia fue el Escuadrón de Bombardeo B-40. Entre ambos escuadrones escribieron páginas inolvidables de la aviación y hubiesen sido, sin lugar a dudas, mucho más efectivos que los Tigres Voladores del Pappy Boyington, si sólo hubiesen tenido una guerra.
                En fin, los pilotos y técnicos esperaban un perro Doberman o Pitbull y recibieron un San Bernardo con barrilito y todo.
                Pero algunas de sus anécdotas ya no tienen espacio hoy, mañana contaremos algunas, por lo menos aquellos para tipo de audiencia “A”, las escenas de sexo y violencia se matizarán. Tal vez estas nos hagan llevadero lo que los cazadores sufrimos como Francesca, que  cuando viejos, recibimos el máximo castigo con gusto, después de haber hecho realidad nuestros sueños.

Martín Lon Blanco.

Caracas, 3 de diciembre de 2014.

1 comentario:

  1. Interesantísima historia..! especialmente el detalle del revés con los Comets que devino en la recepción de los Venoms, episodio totalmente inédito para este lector.. Saludos y por favor siga compartiendo historias y si es posible fotos de las aeronaves FAV...

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