viernes, 5 de diciembre de 2014

SEGUNDA DE TREINTAYCUATREROS.



SEGUNDA  DE TREINTAYCUATREROS.


                Después de fundado el Escuadrón 34, se logró en tiempo record su activación. Las deficiencias de diseño se suplían con imaginación de los técnicos y los pilotos no tenían la predisposición a ser segundos de nadie. Y nadie es nadie, dentro de Venezuela ni fuera de ella.
                El tipo que de relación que se dio entre el personal, contenía factores románticos residuales de la II Guerra Mundial y las ventajas del individualismo inglés y norteamericano en esa guerra. Esto fue rápidamente asimilado por las tripulaciones aéreas y las de tierra, y estas unidas lograron una camaradería tremendamente especial.
                Uno de los ritos más importantes, la de iniciación de los señores oficiales, era de extrema importancia. El subteniente bisoño  que llegaba de los Vampiros, tenía dos figuras paternales muy importantes: La del comandante de escuadrón que para serlo era un sobreviviente por sus condiciones, que le habían permitido llegar allí, pero también era una figura temida porque era como lo dicta la psicología arquetipal de Carl Jung, a veces el padre tiende y a veces tiene que convertirse en “ogro”, el ogro en cualquier cuento, es sólo un padre bravo, muy bravo. Pero la otra figura era la del Maestro Técnico Mayor o el del Jefe de Pista. Este era la figura paterna que todo hijo desea tener.
                Pues bien, estos padres, tenían la firme intención de hacer del recién llegado un buen piloto que no se matase en el avión, una buena persona y de tercero, un buen oficial.
                Para el piloto nuevo era invisible la relación de estos dos hombres que eran en sí uno sólo, eran su ángel de la guarda corporizado.
                A cada nuevo se le diseñaba “la prueba”. Hoy me referiré a una muy simple, pero debe entenderse que no se hacía la misma prueba a todos, no, tenía que ser inédita y nueva pero dejar la misma gran lección.
                Al recién llegado, finalizado su periodo de inducción, antes de empezar la Escuela en Tierra, ya recibía el deber de montar guardia y allí su ángel guardián número dos, es decir el maestro más antiguo, ya se había ganado la confianza del nuevo. Y este maestro u otro designado por él, iba y le pedía un favor que excedía el alcance y control del oficial de día y que requería ser “bueno” y “caer bien”.
En nuestro caso de hoy, el Maestro Mayor decidió pedirle el favor de dejarlo ir a su casa porque se le había quedado el arma de reglamento y si el comandante que era tan bravo, lo sabía lo iba a arrestar o sacar de la Unidad. Por supuesto, el subteniente que llamaremos X, lo llamó aparte y le dijo:
-Bueno vete de una vez para que llegues temprano que yo te hago la segunda y me traes una arepa si puedes con el relleno que creas mejor, para que no se te olvide la pistola otra vez.
                El Maestro salía sigilosamente, pero raudo y veloz.
                Pero pasaban las horas y el maestro no llegaba. Pasaban los turnos de la noche y el subteniente tenía que montar el de él mismo y el del maestro a quien le había dado el permiso.  Ya para la hora del relevo de Guardia el recién llegado estaba cercano al ataque de pánico y ante la ausencia del Maestro, tenía que pasarle la novedad al comandante del Escuadrón.
                Este, al oír la novedad, montó en cólera, que hacía pequeña a la del Bravo Aquiles y le advertía al subteniente que iba a ser el primero a ser botado del escuadrón sin ni siquiera haberle puesto el trasero a un avión y que por lo tanto, se quedaría arrestado hasta que apareciera el Maestro a quien sin permiso, había autorizado a ir a su casa estando de guardia.
                Después de tres días en zozobra, lo mandan a buscar a la habitación y al entrar al comando ve al Maestro y lo para firme y lo regaña:
                -¡¡¡¡Irresponsable, mentiroso y desleal!!! Yo confié en usted y lo ayudé y se desaparece por más de tres días. Eche su cuento antes que llegue mi comandante.
                -Bueno mi Teniente yo no le mentí, la pistola se me había quedado en la casa, pero es que yo vivo en Carúpano y fui y me regresé lo antes que pude y ¡¡¡¡ le traje unos choricitos para que se coma su arepa¡¡
                El subteniente X, impávido no sabía en su indignación que decir y en eso entró el comandante de escuadrón:
                -¿Qué fue lo que pasó subteniente?
                A lo que subteniente adujo:- ¡¡¡¡Este irresponsable me dijo que iba a su casa a buscar su armamento y tardó tres días!!!!!!!!!
                -Bueno nuevo, cálmese, usted puso la torta y la está volviendo a poner, ¿Acaso no sabe que no puede corregir ni recriminar a un subalterno en presencia de un superior? ¿Ya tiene el informe escrito del Maestro?
                El subteniente acogotado le contestó: -No mi comandante.
                El comandante le ripostó; -Pues bien, yo sí lo tengo
 ¿Se le ocurrió preguntarle al Maestro dónde vivía?
¿Quién tomó una mala decisión?
 ¿Quién tomó la decisión con la información incompleta?
¿ Quién violó la cadena de comando dando un permiso que sólo le corresponde al comandante del escuadrón?
¿Quién creyó que la simpatía, la retórica y el populismo de un piazo´e nuevo puede suplantar la experiencia de un teniente coronel y de un maestro mayor?
¿Quién violó los reglamentos y la ley militar?
¿El maestro que con sinceridad le pidió un favor? O ¿Usted, que en vez de tramitar dicho favor con el comando, se creyó rey y le concedió una gracia?
                Ya en este momento, el subteniente estaba consciente de sus fallas y sabía que debía venir una sanción. Sólo esperaba, resignado escuchar el esperado “Y por lo tanto”, que predece la extracción ocular.
                Parado firme todavía, se le acercaron el comandante y el maestro y cada uno le puso una mano sobre el hombro, en una coreografía casi perfecta y el comandante le dijo:
-Mira hijo, a cuarenta mil pies de altura haciendo combate, ¡no nos vas a tener a nosotros para sacarte del problema!
                Entonces no te metas en un problema y si lo haces debes aprender a salir de él, pero eres tú, tú solo quien debe resolver las cosas porque vas a ser si no lo eres ya, un piloto de caza. Los aviones de caza tienen un solo puesto. Pregunta con anticipación a tu líder, no abrigues dudas.
 Y nada de represalias o resentimientos con el maestro, no sólo estaba cumpliendo mis órdenes para darte esta lección, sino que toda hora de vuelo que hagas, todo proyectil que dispares, todas las cuerdas del paracaídas y cartuchos de la silla de eyección, el combustible, el oxígeno que vas a respirar, todo, absolutamente todo, la va a manosear siempre primero que tú este hombre, que es mi mano derecha para que no se me maten los nuevos.
                -¿Entendiste?
                Silencio absoluto de reconocimiento humilde.
                -¿Tienes algo que decir?
                -Si. Gracias mi comandante, muchas gracias mi maestro.
                Allí habló el maestro sólo para decir:
-¡¡¡¡Así es que hablamos los treintaycuatreros!!!
 ¡¡¡Vamos a comernos unas arepas con chorizo carupanero del mejor!!!!

                Es inevitable cualquier parecido con la realidad porque fue la realidad misma.
                Imposible en este momento no tener  pensamiento de agradecimiento a mis comandantes de escuadrón y de grupo, y las figuras de: el Maestro Perdomo, en T-34, Maestro Rojas en Jet Provost, Maestro Godoliett, Maestro Mauricio Fernández, Maestro Mederos, Maestro Arredondo en Mirage III y V, Maestro Valerio Méndez, Maestro Vinicio Guerrero en F-16, Maestro Lamas Tovar en Mirage 50. Mi sargentada cuando de cadete de segundo año fui alimentado, sostenido y mantenido despierto por mis hermanos: el Virolo, el Enanosaurio, Mesié Flores, Mesié Robles, el Catire, Ansart y a la hada madrina, a la Campanita de todo Peter Pan en la línea de vuelo para el primer vuelo solo, Mi Maestro Ofelia Chirinos. Mi Maestro Nieto quien arregló las líneas de mi paracaídas y los cartuchos de mi silla.
                ¡Qué grande esta Fuerza Aérea en la que por mi edad, mala memoria y falta de espacio, tengo que dejara fuera a tantos y tan queridos! No dudo de lo merecidas que son esas estrellas que hoy sustituyen las barras por las que nos elevamos como tramos de escalera, todos los pilotos de caza de la Fuerza Aérea.
                Muchas palabras para un escrito, lo sé, pero tengan por seguro que son más las que se me quedan en el corazón y el alma.

“Los pilotos de caza siempre lo hacen mejor (gracias a sus maestros)”.

Martín Lon Blanco
Caracas, 4 de diciembre de 2014

1 comentario:

  1. Excelente anécdota! Por favor comparta más vivencias de la FAV, d elos Venoms, Vampire, Provost, Mirage III,5 y 50, F-16, etc..!

    Saludos y mis respetos...

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