sábado, 14 de julio de 2018

El líder de vuelo. CIRCA 1996.





  







          DISCURSO CON MOTIVO DEL VUELO SOLO DE TRES OFICIALES DEL GRUPO 11.

Debo confesar que no soy dado al uso del verbo resplandeciente, pero dadas las circunstancias, motivos y de la distinguida concurrencia, debo aprovechar la oportunidad de dejar algunos pensamientos en los nuevos rapazuelos que son el eje donde gira esta reunión.

         Podría comenzar al estilo antiguo: “En estos valles de Aragua donde hoy pululan los zamuros o en un pequeño pero significativo acto que a nosotros siempre nos gusta complicar...”

Sin embargo me permitiré leer unas cosas que escribí cuando era mayor, espero que sean de utilidad.

EL LÍDER DE VUELO


La Fuerza Aérea es muy particular en lo que a la tradición militar se refiere.

En la Fuerza Aérea Venezolana es el Oficial Piloto quién materializa la acción militar.

Es el Oficial Piloto el encargado de la APLICACIÓN RESUELTA Y SELECTIVA de la violencia sobre EL ENEMIGO para la facilitación DE LA IMPOSICIÓN DE LA VOLUNTAD POLÍTICA DEL ESTADO.

Es el Oficial Piloto que se enfrenta con el enemigo acompañado por otros oficiales y muy esporádicamente de algún S.O.P.

El  resto de sus subalternos para delegar o controlar está a muchas millas de distancia del líder, no a pocos pasos como ocurre en una trinchera o en un buque.  

El aire que permite la comunicación del oficial de superficie con sus subalternos por ser este el medio por donde se transmite su voz, es un enemigo de piloto quien para comunicarse depende de la calidad del trabajo de sus  S.O.P.  de MANTENIMIENTO y de sus Oficiales Técnicos.

Él  líder de vuelo, va en el  primer avión,  no en la mitad del escuadra como pasa en el suelo ni dentro del perímetro de defensa donde está el Buque Insignia.  

Es él, quien  debe lograr el primer contacto con el enemigo para aplicar la mejor táctica, si otro piloto obtiene ese contacto primero, el líder de vuelo le pasa el liderato pero no la responsabilidad de cumplir la misión. 

 El líder le importa poco la jerarquía o antigüedad de sus gregarios lo que el busca es ganar y llevarse a su gente completa para la Base.

Formar un soldado lleva pocos meses formar un buen gregario o un líder toma años.

El líder aéreo más que bravura y de temple de sus subordinados lo que necesita es la habilidad técnica de aquellos y de su perseverancia y meticulosidad.

         El líder aéreo no necesita lanzar a otras personas que no sean como él, al riesgo del combate. Si no que necesita que lo asistan para tomar más impulso para lanzarse él mismo.

El líder aéreo sabe que el espíritu deportivo ocupa mucho espacio y no cabe en el avión, además le podría añadir peso que el preferiría llevar en bombas o combustible para estar más liviano o para poder hacer hover; por eso; ganar es todo, porque ganar es el propósito de la vida de él y de su formación de ataque.

El líder aéreo llega a esa posición más por comandarse a sí mismo  que por  comandar a los demás, esto le facilita ver la viga en su propio ojo y no la paja en el ojo ajeno. 

 Su grado solo le da las prerrogativas de despegar primero, de disparar primero y de amarrase primero, de ser detectado primero y atraer el fuego primero.

Todas las bragas sin parches son iguales cuando se está volando sobre territorio enemigo,  por lo que el egocentrismo y la megalomanía no son características del aviador en guerra.

El líder aéreo no tiene problemas en compartir sus conocimientos, ni en delegar, porque sabe que, si no lo hace con sus gregarios, es hombre muerto.

El líder aéreo no le importa quién es mas antiguo o quien comanda, recibe las órdenes y ahí comienza su preocupación principal como poner las bombas sobre las cabezas del enemigo, cómo lanzar la carga sin exponer el avión y como regresar para hacer lo mismo el día siguiente.   

El líder aéreo no entra en conversaciones de quién cumple la misión más importante, él cumple la suya y eso le basta, sabe muy bien que la verdad desde 1914 es un sola pero cada quien debe descubrirla por si mismo.

La disciplina del líder aéreo no es litúrgica, sino funcional y que se ha convertido en un reflejo condicionado en él; porque ha presenciado desde su más temprana edad que los indisciplinados van  todos a un sitio donde no se puede fumar, ni hablar de combate aéreo, ni hacer venadeos  ni parrillas, ni ver mujeres bonitas, ni usar relojes grandes con bastantes perolitos, ni murmurar del comedor.

El líder aéreo sabe que sus habilidades físicas se reducirán por el paso inexorable del tiempo, pero la necesidad del país de una Fuerza Aérea fuerte seguirá igual o crecerá; por lo tanto, la necesidad de formar nuevos líderes es su mayor preocupación.

El líder aéreo sabe que las guerras se ganan con escores positivos y que no hay que hacer apologías a la muerte sino a la de los posibles enemigos muertos.

El líder aéreo sabe el valor del tiempo por eso es puntual, dos segundos de retardo sobre el objetivo se pueden convertir en muchos compatriotas de superficie muertos. El sabe que no basta solo “SER”; hay que también “ESTAR”.

El líder aéreo cree en un futuro mejor, por eso lucha en el presente, para enviar a los enemigos de la nación al pasado, a la Edad de Piedra.

El líder aéreo sabe que la verdadera arma es él y sus hombres, por eso se autoeduca y educa y protege a su unidad de combate.

El líder aéreo sabe que la tecnología ha ganado más combates que el valor en sí, pero que la mezcla exacta de estos ingredientes adquiere una potencia dos veces mayor que estos individualmente, aunque sean derrochados en el triple de su cantidad.

Son muchos los ingredientes que hay que mezclar para tener un buen piloto militar, algunos  son : habilidad, rapidez, inteligencia, amor por la patria y anhelo de emulación a los heroicos guerreros venezolanos del pasado, pero el pasado,  pasado está y el presente y el futuro traen sus propios retos a los que hay que  enfrentar con éxito.

Cazadores, transportistas, bombarderos, de helicópteros, instructores de vuelo; los líderes aéreos de estas diferentes especialidades son como grandes directores de orquesta, tocando la misma canción con diferentes instrumentos.

El líder aéreo respeta y confía en los aviadores no pilotos, sabe que irá montado en una plataforma que otros, que no pueden volar, aunque quisieran, prepararon para él con gran dedicación.

Él  sabe con orgullo,  que materializará el trabajo de un brillante equipo de hombres.
Así como un cuchillo es importante como un todo, solo para que el filo corte, así como una flecha es importante como un todo para que la punta afilada penetre; Así es el líder de vuelo, punta punzante y filo cortante de la Fuerza Aérea.

Él sabe que la parte mas dura del juramento que a todos nos une la tendrá que realizar EN PERSONA.

         Para llegar a esto, ustedes, los que han volado solos por primera vez han dado el primer paso, tal como lo dice el Tao Te King, que una marcha de 10000 leguas comienza con el paso mas importante, el primero, pero que para avanzar en esta carrera de nuestra vocación se necesitan muchos, porque para darle a la Fuerza lo que esta requiere de nosotros lo importante, más que el comenzar es el mantenerse.

 La suerte por lo general acompaña al hombre que se esfuerza, el que es perseverante y persistente, les deseamos buena suerte y a esforzarse más.

         A los distinguidos hermanos en las armas que nos acompañaron en los vuelos de cortesía les agradecemos el honor de su presencia, para  compartir con nosotros,  engrandeciendo el conocimiento entre todos los de la “Aérea”, porque ese conocimiento propende a la unión, al reconocimiento, a la comprensión y  a la admiración  y eso es muy bueno porque tal como lo dice la Biblia en los proverbios: “Cuando los hermanos trabajan juntos las montañas se vuelven de oro”.

         Gracias por la asistencia y que Dios proteja a nuestro país y bendiga y todos los días a nuestra Fuerza Aérea Venezolana y a cada uno de sus integrantes y sus familiares.

Señores.




MARTIN GUILLERMO LON BLANCO.


23/11/1996
 






viernes, 6 de julio de 2018

Responso para un líder.
































Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, para que traigamos al corazón sabiduría.
Salmo 90:12.
Enséñanos de la muerte, para que nos hagamos sabios. Rey David.

La muerte, de forma artera, lanza su inexorable zarpazo. Régulo Antonio Anselmi Espín ha dejado este mundo para esperar con su Creador el mundo por venir.
En todos los cumpleaños la felicitación de Guaiquerí era la hebrea: ¡¡¡Qué el Señor te de 120 años!!!! A él su Creador decidió llamarlo antes.
Cuando Dios hizo al Ángel de la Muerte, la creación se detuvo.
Fue tal su fuerza y poder que el Universo dejó de girar por un instante y después recupero su movimiento.
Ese ángel lleva una espada con la que pone una gota en le punta de la lengua de quien ha agotado sus días, sus horas, sus segundos, sus respiraciones y sus latidos.
De acuerdo con cómo nos hayamos portado recibiremos una gota amarga o una gota dulce.
En los funerales de los reyes de Suecia, los sacan en un catafalco de artillería y los llevan a la catedral. El Chambelán de la corte toca la puerta del templo, la cual está cerrada a exprofeso. El Chambelán toca con el picaporte tres veces. Le contesta un diácono:
-¿Quién vive?
-Chambelán: Un creyente ha muerto, requiero que abra las puertas para los oficios de la religión.
-Diácono: ¿Cómo se llama el finado?
-Chambelán: Gustavo Adolfo de Bernardotte Rey de Suecia. Soberano de las tres coronas.
-Diácono: No existe nadie con ese nombre en los libros de entrada de las puertas del cielo. Vaya a otra parte.
-Chambelán: Vuelve a tocar tres veces con el picaporte.
-Diácono: ¿Quién llama a la puerta?
-Chambelán: ES el cuerpo sin vida de Gustavo Adolfo de Bernardotte.
-Diácono: Ese nombre si sale en la lista de entrada al reino de los cielos.
Se abren las puertas y se ingresa el cuerpo del que fue rey de Suecia, pero entra como cualquier hijo de Dios y ya no es Rey.
Lo que significa que lo importante no son los grados ni los títulos, sino el individuo tal y como es y sobre todo las cosas que ha hecho y las que ha dejado de hacer.

Regulo Antonio Anselmi Espín fue un gran hombre, a pesar de sus circunstancias, que verdaderamente, fueron muy malas.
 Estábamos todos incluidos en un plan del que no sabíamos nada y que estaba dirigido contra la libertad y valores con los que fuimos formados y en los que creímos. Teníamos la falsa idea de que la democracia y el estado de derecho iban a seguir su camino y que nuestro deber era mantenernos al margen de las decisiones políticas de lo que libérrimamente había escogido el pueblo. Todo era un engaño.
Aquello que nos enseñaron lo usaron contra nosotros mismos. No podíamos atacar a un criminal investido democráticamente. No teníamos un sistema inmunológico antes la letalidad de un virus por el que la mayoría había votado. Los militares no votaban.
Ya estábamos escarmentados de importancia que nos daban los políticos. Ya sabíamos gracias a Rafael Caldera de la elasticidad moral que veía a los militares como cosas desechables.
Ese liderazgo civil desangelado, descansaba más en la obediencia y subordinación voluntaria de los mejores y en la connivencia de los peores, siendo estos últimos más manejables y maleables, total, sabiéndose ellos mismos mejor que nadie, de su oportunismo y avilantez,  se conformaban con las migajas de las tarascadas del tiburón del que se adosaban y vivían un aquí y ahora saduceo y que el que siga que tire.
Gran sorpresa nos causó, conseguir muchos, a quienes creímos compañeros, siendo mucho peores que los políticos de quienes ellos murmuraban. Ahora sabemos por qué.
El modelo heroico obligaba y obliga a los que forman parte de él a tener una vida de privaciones y dar la apariencia de ser “Un buen administrador de su sueldo”, por eso ascender era tan importante. Tanto, que muchas veces era más importante que la vanidad y el orgullo que se podían derivar de las especialidades militares que exigen retos continuos.
Pero de esa malformación salió la malformación mayor, la mega distorsión que es hoy Venezuela.
Valga la anterior disquisición para entender las causas y los efectos en las partes y en el todo para no ,  aún habiendo sido Régulo Anselmi Espín, también, abogado.
Por otra parte, habiendo dependido directamente de él desde año 2001 hasta abril del 2002, me permitió presenciar muchas cosas, de las que opiné en su momento, pero si el asunto es juzgar, entonces siguiendo la ley visigoda parte las bases fundacionales de nuestra cultura, podrán hacerlo sus pares, es decir, otros comandantes generales pero en derecho, más nadie.
Seguimos desde 1998, por inercia el juego, abrigando falsas esperanzas, pero los hechos decían cuál era el camino por donde iban las cosas. Después que el triunfo electoral permitió que se empezaran a caer las máscaras.
El régimen chavista manipulaba aún más a los militares que el anterior.
Sólo se buscaban reyes, reinas, alfiles, caballos, torres y peones para usarlos como piezas desechables de un ajedrez opaco a veces, invisible otras y adelantar la destrucción de un progreso lineal pero constante y continuo que empezó en 1936.
En ese mundo de intrigas, corrupción y conspiraciones de toda ralea, de las ambiciones nobles e innobles de una promoción enorme (no siendo ellos la causa sino la consecuencia de errores anteriores a pesar de los problemas experimentados con promociones de tal escala)  Régulo Antonio Anselmi Espín por esa vanidad venenosa que se inocula en la EAM de ser General y más comandante General y sabiéndose capaz de cumplir esa tarea por estar sobre preparado para ella, aceptó el regalo griego, pasando a ser el Comandante de Fuerza Menos antiguo del nefasto alto mando. Otra vez se saltaban las promociones, se violaban las bases del sistema.
Eso lo ponía en una situación de debilidad peor. Todos le llevaban demasiado en antigüedad, ese es el problema cuando se saltan promociones, aunque el mismo concepto de promoción no ha sido el más feliz en países pequeños.
El menos antiguo casi siempre debe decir entendido y si no lo hace atenta contra sí mismo.
Así que las críticas sobre todo por el uso del cuarto piso de la Sede de Cogeavia para el ministerio de la defensa se hizo, así como una gran meada territorial para volver a subordinar a la FAV al Ejército y al oportunismo político de las otras Fuerzas, que no habiendo sacrificado nada en las mismas asonadas militares, estaban mejor armadas en intrigas y adulaciones que no caben en el mundo aeronáutico ni vocacional militar.
Es superficial y anticientífico, atribuirle el mal mayor de lo que pasa en el país al Zombi.
Peores fueron quienes lo hicieron, en especial, el inquilino del Cuarto piso de la Sede de la Comandancia General de la Aviación. Ese Doktor Víctor Frankestein, a quien se le murieron que se sepa, al menos dos de sus creaciones anteriores: Fabricio Ojeda y Jorge Rodríguez. Ese estará en un círculo más profundo en el infierno que el beisbolero marruñeco del villorrio de Sabaneta.
Así que como en el caso del tamaño de las promociones y de haber ignorado los resultados prácticos de la promociones de vuelo que con nombres de epónimos reunían oficiales de otras fuerzas y suboficiales de la Escuela de Clases de la Grita, dieron mejor resultado que el concepto “moderno” de las promociones, donde las hubo desde pigmeas hasta gigantes, siendo sus integrantes inocentes del mismo desempeño promocional porque el mismo tamaño atentaba o contra el principio de contingencia de justicia con los hombres que más hacen (como premiar o ascender si son muchos, o como eliminar a los menos aptos) o de justicia con la organización, adaptándola a ella no a la misión sino a la coyuntura de la promoción. Además, las más pequeñas eran depredadas por las más grandes. Lo importante de las clases de pilotos o promociones de vuelo era que NINGUNO, VINIESE DE LA FUERZA QUE VINIESE NI LA SARGENTADA ANDINA PODÍA HACERLE DAÑO A LA FUERZA, aunque a veces fuese en detrimento de alguna individualidad.
Se despreció la experiencia de un alférez piloto como Paredes, León, Belzares, Robayo, Hernández Vázquez y mucho otros para tener “LICENCIADOS”. Craso error.
En fin, había problemas organizacionales arrastrados y no superados y ahora había que sumarle el exceso de información que producía el sistema que no se sabía manejar y el inicio de una ofensiva ideológica que aparte de estar muy mimetizada tampoco se quería creer lo que se estaba viendo y viviendo. El culto bolivariano nos había preparado a todos si no al culto a la personalidad, a su aceptación silente.
Así, que en este escrito no se va a hacer énfasis en una historia lineal donde todo fue fácil y bueno para Guaiquerí, NO, PORQUE NO FUE ASÍ.
Yo conocí al Brigadier Anselmi Espín en la EAM. No recuerdo haber interactuado con él y me parecía una buena persona que llevaba su vida con una especie de paz interior o calma, podía ser hasta budista, era un cadete ecléptico, nada de excesos. Era el mejor corneta. Cuando estaba de comisión, de guardia o en enfermería era seguro que en el toque de oración si tampoco estaba Saenko, había vueltas al patio.
Cuando llegué al Grupo 12, El teniente Anselmi se desempeñaba como oficial SAT y hacía su trabajo muy bien. También volaba mucho el F-5. Su promoción estaba en gran número en ese Grupo que se aprovechaba de su experiencia en T-38 por el sempiterno problema de abastecimiento y mantenimiento de ese sistema.
Esa solución no era sistemática porque dejaba por fuera a las promociones del 72, 73 y 74. La promoción del 71 tenía un solo integrante y la del 70 ninguno por la muerte del Caníbal en un T-2D. A eso había que sumarle seis de la promoción del 76, cinco de la mía y dos rezagados tapa amarilla de T-2D de la misma promoción del 75, que no habían sido enviados antes.
De las promociones no incluidas muchos se enviaron a comandar tropas o el GEA, los que tuvieron más suerte, otros a la EAM. Esto no era causado por la promoción del 75, como tampoco por las promociones sobrepasadas.
 La causa real era la ausencia de conocimiento y planes para mantener una “PIPELINE” O UN oleoducto constante de formación de pilotos. Esto iba a solucionarse con la adquisición del Sistema Hawk,  junto con los F-16.
No se solucionó nunca, aunque mejoró estando yo, ya de coronel. Pero el problema había durado veinte años, el problema era sistémico y estaba más allá de solucionarse porque esos problemas se empeoran con el tiempo y se cumple el principio de la Reina de Corazones para poder mantenerlos. No se deben arreglar los problemas con otros problemas más grandes.
De esa cola salieron muchos resentimientos porque los cazadores del G-12 se sentían injustamente tratados por los superiores que sin querer y sin intención, se habían quedado afuera o sobrepasados y estos, veían a los del 75 como privilegiados.
En el G-12 había dentro de la misma promoción del 75 como castas o categorías. El teniente Anselmi, se mantenía en sus vuelos y en su especialidad y no tomaba bando ni formaba subgrupos, que los había. El proceso de selección natural dentro de esa misma promoción fue atroz y también dejó resquemores y resentimientos.
Todo eso resucitó en el año 2001. Por eso se trae a colación.
El Capitán Régulo Anselmi Espín fue mi instructor cuando llegué de teniente al Grupo Aéreo de Caza Nº 16. El Venía de l G-12 y yo del G-11. Pero yo no tenía ni la intención ni el tiempo de meterme en grupitos de esa categoría. Mi instructor era el Coronel Montiel, pero sus labores obligaban a ir a Caracas y a reuniones y entonces me asignaron al Mayor USAF Michael Sandock, quien también tenía deberes en su embajada y al final la mayoría de los vuelos fueron con Guaiquerí, llamada que denota su amor por lo auténtico de su amor por su región.
Guaiquerí tenía un sistema pragmático envidiable. Sus apuntes eran extraordinarios porque sabía que era lo medular y sustantivo y qué lo superfluo, por tal razón yo se los pedía y los fotocopiaba y por esos estudiaba. Su técnica de vuelo era impecable también, por lo que era muy difícil no aprender de él.
También se mantenía actualizado en todo lo referente a la especialidad de caza y tenía inquietudes intelectuales, bastante ordenadas. Leía mucho, lo que no significaba que fuese ascético y no supiera disfrutar los placeres magros de la vida militar. La relación instructor-alumno produce un tipo de confianzas y de complicidades productivas y de un tipo de competencia sana alrededor del sistema compartido.
Muchas horas volamos juntos y siempre estábamos en los Estados Mayores de cuanta operación militar hubiese, trabajando siempre en operaciones y en los briefings de esas misiones masivas que envolvían todos los modelos de aeronaves de la FAV, eso fue una constante que mantuvimos desde oficiales subalternos, hasta general y coronel.

El General Anselmi tenía una gran virtud, que era mantener la tranquilidad y la calma en momentos de altísimo estrés, podía mantener la tranquilidad en situaciones extremas, esa paz se trasmitía a los demás,  eso bajaba la incertidumbre. Era un hombre más de saber que de creer, lo que facilitaba la resolución de los problemas que surgían en las operaciones.
Tenía también una actitud contemplativa de la vida, por lo que no se molestaba y discutía de forma no confrontacional. Como lo hacemos muchos (en especial yo).
Eso se mal interpreto varias veces y se confundió con tibieza que sumado a los resentimientos llevó a que los ejercicios de comando fueran cortos tanto en el G-16, BAEL y BAVALLE. Eso, se repitió en el Comando General, pero el lance fue distinto: Esa vez lo terminó fue él y NO FUE NO.
Cuando dejó el G-16, el vuelo de despedida lo hice yo en un Mirage 50 con permiso de Tamanaco.
En una campaña de tiro aire-aire en Margarita me invitó a tomar unos tragos en un sitio donde preparaban algo que me iba a gustar. Nos tomamos bastantes y al calor del alcohol, le pregunte por el medio de la calle cómo se mantenía frío en las situaciones de alto estrés, eso fue hablando de un accidente que él tuvo en un F-5 que se le metió la rueda de nariz. La junta Investigadora determinó una falla de diseño, porque siendo tan alto la punta de la bota de vuelo usando el NWS podía tocar una línea hidráulica del tren de aterrizaje, haciendo que se retrajese sin accionar la palanca. La respuesta fue que tuvo una experiencia infantil y preadolescente con una enfermedad de su padre que le enseñó a mantener la calma. No era esa calma resignación ni creencia determinista en el destino. Era una forma de observar y pensar contemplativamente en el medio del caos. Por supuesto que eso le permitía ser un excelente investigador de accidentes aéreos, formó grupos de rescate en BALANDA y en el Estado Lara.
El plato especial de esa cena, yo lo había evitado toda la vida por remilgos estúpidos, resulto ser mi especialidad preferida y ahora extrañada y añorada: Pastel de Morrocoy con plátano bien maduro.
Entre las cosas que arrastra una organización sin resolver como la cola del G-12, también estuvo que fue escogido para el curso del avión presidencial, el cual lo realizó de manera excelente, pero al regresar del curso le dijeron que no lo iba a volar porque tenía que irse fijo para Caracas y dejar la aviación de caza, la cual había aprendido a amar porque cuando llegó de los Estados Unidos había pedido ir a volar C-130 en el G-6.
Nuestra relación profesional no siempre fue un lecho de rosas. Las operaciones militares las discutíamos incluyendo a muchos superiores comunes de manera muy cruda. Sólo los ignorantes dicen que no hay democracia ni debate ni diálogo en la vida militar, será en la vida de los mediocres. La diferencia era que una vez que estábamos de acuerdo y las disidencias claras se seguía sin rechistar, la orden de operaciones subsiguiente. Lo mismo con los asuntos de Estado Mayor. La sinceridad brutal pudo dejar algún que otro morado, pero la verdad siempre libera, aunque esté vestida de harapos, más que una mentira con ropa de Carolina Herrera a la que los venezolanos somos tan dados. (Por supuesto que no me refiero a la Haute Couture sino a la mentira y a la falsedad).
El Coronel y el General Anselmi Espín regresaron a la Universidad, in corpore me refiero, porque intelectualmente nunca salió de ella. Se graduó de abogado.
Lo de ir a volar al G-6 de subteniente y estudiar abogacía después, fueron dos cosas que resultaban para mí incomprensibles en su momento, pero no ahora.

Al Comandante General Anselmi le tocó una época demasiado interesante.
 Una maldición china, aunque muchos hablan de maldiciones chinas sin haber estado en China ni saber que son tres: ¡¡¡¡Qué los dioses te den a vivir una época interesante!!!
¡¡¡Qué los dioses te permitan llamar la atención de los gobernantes!!!!
¡¡¡¡¡Qué los dioses te permitan conseguir lo que estabas buscando!!!!!!
Con la crudeza habitual histórica se le advirtió todo lo que está en este escrito y otras muchas cosas que no vienen al caso.
Pero de verdad ¿Si no lo estuviésemos sufriendo, no sería esta una época muy interesante?
Ahora del chino mandarín la expresión original era “太平”, que significa “Es mejor ser un perro en tiempo de paz, que ser humano en época de caos y guerra”. De ese pensamiento se desprende que toda paz verdadera es aburrida. De eso se tratan los cuentos de Feng Menglong.
El General Anselmi se vio rodeado de los malvados, empezando por Chávez y sus secuaces del G-12, por los de las promociones desplazadas, por los de su misma promoción con ambiciones (No implico al Gral Pablo Pérez, hombre leal,  en cualquier caso si alguien se pica, sabrá por qué, aunque respondiendo el qui bono es más que suficiente) y por una gran mayoría de gente dentro de la misma fuerza que no sabía ni lo que estaba pasando, ni sabía que hacer y encima de eso, los dientes rotos que habían cumplido sus sueños rojos, siendo puestos en recirculación por Chávez en su “justicia” y después premiados en diferentes embajadas e institutos autónomos,  sirviendo arrastrados a la promoción del 75 que en sus manos, se perdió la república, si es que existió vez alguna.
Guaiquerí llamó la atención del gobierno para bloquearle cualquier trabajo después del retiro.
Guaiquerí entendió que ser comandante general para no serlo no era lo que él estaba buscando.
Lo cierto es que el Gral Anselmi quiso hablar conmigo antes de la reunión en el teatro para contarme cómo habían sido las cosas. Le dije poner el cargo a la orden era peor para la FAV, pero él me dijo que lo que había visto de la gente lo LLEVABAN A NO QUERER SER MÁS COMANDANTE GENERAL.
 En el teatro como siempre, ya la manada estaba buscando el nuevo alfa. Dijo que no quería ser comandante general y otras cosas importantes y agradeció a todos.
Dijo que si alguien tenía algo que agregar que lo dijese. NADIE DIJO NADA, se creó un momento desagradable de silencio y para romperlo levanté la mano y le dije: Mi Comandante General: le reitero lo que le dije hace un momento, pero si usted tomó su decisión por favor, de su última orden y es que restituyan en nombre de COGEAVIA en el edificio sede.
Alguien grabó eso y se lo hizo llegar a los beneficiados en potencia de la desgracia ajena. Esa cinta me la pusieron en el interrogatorio punitivo que siguió. Expliqué el por qué, POR QUE FUE MI INSTRUCTOR.
Ya antes de eso, lo llamó Chávez estando yo allí, para decirle que no tenía que retirarse. Le dio las gracias, pero le dijo que no quería seguir. Después del accidente del Super Puma, se lo volvieron a pedir dos veces, las dos veces dijo que no.
Después vino el período de aborregamiento general y de subyugación de la FAV en la porquería que la habían convertido.
De ver en retrospectiva todo eso desde lejos, en tiempo y distancia me doy cuenta de otro error que cometí a lo largo de mi vida. Yo pensaba y “creía” que la historia la hacían los grandes hombres y la escribían aquellos que no podían hacerla.
 Hoy con sesenta y dos años, la vida me ha enseñado, después de ver la chusma en la calle y la mediocridad de los protagonistas militares y políticos de esta época que CUALQUIERA PUEDE HACER LA HISTORIA, PERO QUE SÓLO LOS GRANDES HOMBRES PUEDEN ESCRIBIR LA VERDADERA HISTORIA.
Antes del primer LIBRO del general Retirado Anselmi, me llamó y hablamos sobre técnicas de escritura, le dije algo parecido al párrafo anterior, que le diera con todo. Así lo hizo.
No se sale indemne de decirle tres veces no al zombi ni a su banda delincuencial. A pesar de sus postgrados en gerencia (IESA, Fort Mc Nair, etc) muy pocos empresarios tenían los arrestos para ponerlo al frente por miedo al gobierno. Sin embargo, los golpes de niña saben a piña y siguió para adelante y sacó una obra respetable y perdurable.
Ojalá su viuda y sus hijos puedan mitigar en algo su dolor y su pérdida atesorando sus recuerdos y su amor.
Los pilotos no tienen mucho miedo a la muerte. Los eufemismos de que los pilotos son inmortales no creo que los haya inventado un piloto.
Alguien claustrofóbico y con miedo a la oscuridad. Es decir, NO UN PILOTO. Los pilotos no pueden ser claustrofóbicos ni tener miedo a la oscuridad.
 Eso de que vuelan más alto, tampoco.
Esos son inventos de gente que no está acostumbrada volar en un espacio más pequeño que un ataúd y en una noche más oscura que una cripta, rodeado de combustible y volando a 540 nudos sobre miles de libras de explosivos. Los pilotos saben que la muerte tiene cuatro etapas:
Rigor mortis.
Algor mortis.
Livor mortis.
Pallor Mortis.
La muerte puede ocurrir en cada vuelo, en cualquier lugar y en cualquier momento.
Lo demás son tonterías, pero sí, como creyentes sabemos que, aunque el cuerpo regrese al polvo y el alma a Dios, espiritualmente, deseamos ser recordados por las personas que amamos y por las que nos aman. Así que, los recuerdos, en especial, los dulces son mejores que cualquier palabra de pésame, también ayudan más las oraciones las oraciones.
Los guerreros también desean ser recordados con miedo y respeto por los enemigos y esos mismos guerreros saben como en el Bushido que la “muerte es ligera como una pluma, pero el deber es pesado como una montaña”. Por eso Aquiles se fue a Troya. Ahora es que van a temer aún más los escritos de Régulo Anselmi.
Recordemos a Régulo Antonio Anselmi Espín, riéndonos de un chiste, con un buen trago o una buena comida, con la dedicación de un vuelo, cuando nos apoyó o reconfortó en algo.
Murió combatiendo. La pluma es más fuerte que la espada y dijo lo que tenía que decir. Fue un gran hombre y por eso escribió una verdadera historia, la de él, a su mejor saber y entender. El que tenga ojos que lea y el que tenga oídos que compre audiolibros.

Yo estoy seguro de que el Ángel del Señor le dio la gota dulce.


MARTÍN GUILLERMO LON BLANCO.


Madrid, 6 de julio de 2018