domingo, 14 de diciembre de 2014

Eyección. La corbata de 14.000.000 dólares.



LA CORBATA DE 14.000.000 DE DÓLARES.




                En honor a la verdad, debo reiterar que la motivación para abrir este blog, vino de un gran amigo de la Armada.
                Creo que la nostalgia es un sentimiento debilitante e inútil, mientras por lo menos haya fuerza para respirar una vez más.
                Decliné la invitación de dilectos superiores a participar en libros de anécdotas y en organizaciones, cuando percibí que más allá de velar por los intereses de los viejos guerreros y sus familias, habían fuerzas emocionales manipulables que lejos de ayudar a la nación en estos momentos, sólo podían a lo más, ser usadas para beneficio político de rufianes y escaladores o para ser ignorados olímpicamente por la sociedad que defendimos, a lo menos.
                Ambas cosas han pasado, me alegro de no haber sido parte de eso.
                Salí de la Fuerza Aérea en agosto del 2004.
                El gélido recibimiento con que me acogió la “sociedad civil”, de la que salí para entrar en la EAM a defenderla y defendí, aceptaba mi existencia como un cuerpo extraño y a pesar de los laureles académicos logrados fuera de los recintos militares, en universidades nacionales y extranjeras. Era y posiblemente lo sea aún hoy, un “enemigo del pueblo”, tanto para los revolucionarios como para los reaccionarios, un Doctor Stockman viejo  en un país tropical.
                No estoy resollando. Eso lo superé haciendo muchas cosas, pero no iba a pasar la vida lamentándome, ni rumiando uvas amargas o justificando que prefería no comérmelas porque de todas maneras estaban verdes.
                Hay hombres mejores que yo. Eso nunca me ha molestado. Las gentes de montaña y lo soy de varios continentes y países, es poco dada a la envidia. “A quien Dios se lo da, que San Pedro se lo bendiga”, así se dice en los Andes y las Tierras Altas de las Islas del Mar de Norte. En el Val de Aran y en los montes de Cantabria y Galilea. En el fondo, como es gente que siempre ha pasado tanto trabajo y ha tenido y tiene tanto que trabajar, cuando otro triunfa o le sale algo bien, como sacarse la lotería o algo así, a los montañeses nos enseñan a decir: -Alabado sea Dios, ¡Qué bueno uno menos que vendrá a pedirle prestado a uno!!!!!!
                Hago estas precisiones, para que se entienda el porqué de estos escritos sobre la aviación y del fugaz paso de una individualidad por ella. La recepción en los portales, las palabras y reencuentros con viejos y amados amigos, me han hecho escarbar en la memoria y en los archivos, para tratar de encontrar cosas que ayuden al país y a todos a estar un poco mejor, o por lo menos, aliviar lo malo y no empeorar las cosas, mucho más, existiendo una memoria familiar de situaciones similares que terminaron muy mal.
                Voy presentar unas “obras de arte”, que se salvaron gracias al entonces teniente coronel Pedro Pereira Olivares, un gran comandante, jefe, instructor y amigo, que me recibió en el Grupo 11 con los Mirage 50, quien además, siendo el Diablo Mayor y uno muy mayor, tal vez mayorísimo, no bastando con el ejemplo y la instrucción de vuelo y militar, resultó un ángel benefactor para quien posiblemente, es,  mi tesoro más preciado. Fue mi superior, es mi superior  y lo voy a querer siempre.
                También fue el Tucán un freno para mis excesos montañeses de carácter y no permitió que “corrigiera” a los “artistas”, lo que viéndolo en retrospectiva, ayudó a sanar y reconciliar las heridas del Grupo y de la Fuerza después de los hechos del año 92. Pocos fueron, con el personal de oficiales, suboficiales y aerotécnicos presos y sus familias, tan solícito, consecuente y humanitario como él. ¡Qué lástima que muchos beneficiarios de esos actos, hayan perdido la oportunidad de retribuirlos en las vueltas que da el mundo y que da la vida!!!!!!
                Los filósofos dicen que no hay nada más rápido que el pensamiento, los físicos que nada hay más rápido que la luz, los militares, en especial los buenos y me perdonan la prepotencia de incluirme en esa categoría, sabemos que nada es más rápido que un mal ejemplo.
                Así, que lo que sirvió para hacernos reír a todos, aumentar mi tolerancia y reducir mi engreimiento, también fue imitado por mis hijos y los hijos de mis amigos, como César Arteaga Junior quienes los calcaban y disfrutaban, riéndose de mí hasta que se cansaban.
                Ya excedí el número de palabras que Bernardo Jurado, por mi bien me ha impuesto, pero que cosas que hasta después de viejo, debo trasgredir, por la Aviación, las recomendaciones y consejos de aquellos amigos, de mis padres, tíos, en fin, de todos los que me quieren bien.
                De tal manera que prosigo.

 St2 Adán Suárez.

                Una de las experiencias más extremas y dolorosas es regresar a la Base sin su avión. Es ver la cara del jefe de máquina y de los armeros, quienes dentro de su noble espíritu se consuelan viéndolo a uno y dándole un abrazo o una palmada.
                Es una oportunidad donde la soberbia hace que uno, en vez de agradecer la vida, se haga la pregunta más tonta y cruel: ¿Por qué a mí? (¡¡¡Porque te la pasas montado en un avión estúpido!!!!)
                ¡Haber perdido un avión que costaba 14 millones de dólares, el avión que tenía mi nombre pintado en la canopia!


 Jonatán Lon Ravelo.
Las siglas del avión son 2056.

                Pero en la red y en Youtube estoy seguro que encontrarán ustedes, explicaciones y videos muchos más ilustrativos y dramáticos que lo que yo les pueda contar. Por lo que me referiré a algo mucho más importante: lo que hicieron mis compañeros de la FAV por mí.
                Era una misión de maniobras de combate aéreo dos contra uno. El agresor era yo. Había dos alumnos uno en un monoplaza y otro en un doble comando con un instructor.
                Desde los Mirage III y V, quien hace mejor el combate aéreo usa menos el afterburner y administra mejor su energía. En eso, Tamanaco, el general Gustavo León Campos, hacía cosas increíbles, tanto en Mirage como en F-16. Siempre aterrizaba con una diferencia de combustible excepcional, cuando otros instructores cantaban “Mango” y los alumnos estábamos en “Coco”, o con la luz roja de bajo combustible, parpadeando o fija ya.
                Pero eso se lo enseñaba Tamanaco  a todo el mundo que  quisiera aprender.
                Cuando regresamos de la zona, yo estaba muy pesado de combustible para aterrizar, por lo que decidí hacer algunos tráficos para llegar a un nivel de combustible y a un peso que no sobrecargara los frenos.



 ST2 Adán Suárez: La leyenda dice: En meteorología no diagnosticaaron nuves negras, será un ave, será un avión, superman tampoco.
El zamuro piensa: A este miraage me lo voy a zamurear je, je, je.Ahora me quieren quitar el mérito, yo fui el que lo tumbé y no fue un sabotaje.

                Lo cierto es que procediendo al punto inicial, antes de Taiguaiguai o el autódromo, había una nube de zamuros enorme, ascendí,  pero que va, esquiva que esquiva hasta que un zamuro hembra, descomunal,  entró por la toma izquierda y el motor fue de 100% a cero en menos de un segundo. También se llenó la cabina de  humo negro y el asqueroso olor de esas aves. Tenía 5600 pies, no había tiempo ni de tratar de reencender. Apunté el avión a la Laguna de Taiguaiguai y le informé a la Torre de Control. Desde la Base se veía el avión incendiándose. El oficial de torre me dio la voz de eyección y el entonces teniente coronel Yuhnny Rojas Chirinos, quien estaba en el aire, haciendo un vuelo de prueba a un Allouette III, comprobó el fuego. También me mandó a eyectar. No les contesté muy bien, porque cuando compensaba el avión e procedía a halar la anilla superior, el avión metía un plano y lo último que quería era matar a alguien en el suelo.


Jonatán Lon Ravelo.



                El avión por fin dijo sí y me eyecte. Giré al abrirse el paracaídas para ver mi avión, el condenado metía levemente el plano derecho y ya sabía que había fracasado en mi intento de meterlo en la laguna, donde yo sabía que no había gente. Vi que pasó el cerrito y salió una bola de fuego amarilla, luego anaranjada y después negra. Entonces me dispuse a aterrizar.
                Un alumno mío, trató de bajarse del avión en marcha y dejárselo al instructor. El otro me iba dando toda la información y conminándome a que saltara de una vez.
                El comandante Yuhnny Rojas casi pasa a la historia de la aviación mundial, porque por poco me atajó en el aire. Me venía escoltando mientras caía en el paracaídas y no me había soltado el arnés cuando ya estaba el Allouette aterrizado y el jefe de máquina y el copiloto estaban en tierra buscándome para llevarme a bordo. Le pedí al comandante Rojas Chirinos que me llevara al autódromo, quería cerciorarme de que no le había pasado nada a nadie. Después del mega regaño y la lluvia de epítetos marabinos, goajiros y de aviadores superiores a uno,  de rigor, me llevó,  porque le dije que no me iba a quedar tranquilo y que yo estaba bien. Me llevó y vi que mi única víctima era “The Marlboro Man”. El avión había destruido un anuncio de cigarrillos. Había un piloto entrenándose para una carrera, pero le dolió el estómago y se paró en los pits. Menos mal por él y por mí. No era esta la primera vez que el comandante Rojas Chirinos me había salvado la vida, y esto es literal. No estoy muerto ni tuerto, gracias a él. Cuando lo veo siempre le pido la bendición porque no creo que en  la eyección haya vuelto a nacer, pero en las otras oportunidades sí.

Martín David Lon Ravelo.
La leyenda de izquierda a drecha y de arriba a abajo se leen:
En paracaidas: TT coronel Dracumán Lon: undía de estos me los voy a yuquear:
En el helicóptero: -Mira nuevo, Tato se eyectó. ¡vamos al rescate!!!!
En el helicóptero el copiloto le contesta al Tcnel Rojas Chirinos: -Coño mi comandante, Dracuman está jodiendo mucho!!!!.
El zamuro dentro de la tobera izquierda: ¡Date, Dracumán me yuqueó feo por eso yo me lo yuquié a él!!!!
Hay una línea puntuada de la trayectoria del avión al autódromo Pancho Pepe Croquer.

                Me llevaron a la rampa porque no quise que me llevaran, por falso orgullo, al hospital militar, donde ya me estaban esperando. Allí  estaban los bomberos, esos magníficos hombres. Me montaron en la ambulancia y me condujeron al Módulo de Sanidad, allí siguieron el protocolo y la Comandante Evelin Tovar, los médicos, las enfermeras, me hicieron todo lo que tenían que hacer y como tenía cosas menores (espinas, quemada de arneses por no subirme el cuello de braga por dandy), me dejaron descansando. En eso vino una ayudante de odontología que me atendía desde que era teniente y no sé por qué le conté mis tribulaciones, cuando me cuesta tanto hacerlo. Ella me dijo, que no importaba, que quedaban muchos aviones y que después del reposo y los exámenes,  todo iba a estar bien y pronto iba a estar volando otra vez. Pero yo insistía en el pesimismo, como la canción “Paint it black” de los Rolling Stones. Entonces ella, quien era una mujer madura pero atractiva y bien cuidada me increpó:
-¡¡¡¡Triste debería estar yo!!!!!¡¡¡¡Qué a pesar de haber tenido muchos pretendientes y novios, nunca he tenido la oportunidad íntima de estar con ninguno!!!!!!
                Eso me hizo reaccionar. Le dije que no era para tanto, que eso iba a cambiar porque ella era una buena mujer y así se me pasó el “down”, me sacó del círculo vicioso de la autocompasión y la falta de amor propio.
                En la televisión que estaba prendida, salió el general Gustavo Adolfo León Campos y yo sabía cuál era el protocolo que había que seguir:
-Hubo un accidente, el piloto se eyectó, está bien, y ahora hay que esperar el resultado de la Junta Permanente de Investigación de Accidentes Aéreos y Terrestres de la división de Seguridad aérea y terrestre de la Inspectoría General de la Aviación muchas gracias”.
                Tamanaco rompió ese protocolo, sus palabras fueron como una bomba MK-86, de dos mil libras.
                -El piloto, Tcnel Martín Lon Blanco, está bien en el Módulo de Sanidad de la Base. Tuvo un impacto con un zamuro. No hay daños colaterales por la pérdida lamentable del avión Mirage 50 siglas 2056. El comando de esta  Base y yo en particular, me hago  responsable de cualquier daño sufrido en el Autódromo, por las acciones del piloto quien siguió todo los procedimientos prescritos en este tipo de  emergencias. Es todo lo que tengo que declarar.
                Eso me conmovió profundamente. El compromiso de un superior con un subalterno, arriesgándose él mismo, por su bienestar. No tenía duda alguna de la valentía física del General León Campos, pero esa demostración de solidaridad y valentía moral sigue siendo impresionante aunque pase el tiempo.
                Entró la comandante Tovar con un celular y me dijo que era el comandante de la base.
                Hice un esfuerzo por hablar sin que se me quebrara la voz y quería agradecerle su acto de noble desprendimiento. Sólo atiné a decir: ¡¡¡¡MMM!!!
                Recibí una catarata de adjetivos, expletivos, epítetos y maldiciones, pero al menos más comprensibles que las del comandante Yuhnny Rojas Chirinos. Me recriminó, con razón, haber retardado la eyección. Sin ningún fondo masoquista, debo admitir que esa ha sido la única vez que mi vida, que he sentido el aprecio, el cariño, la consecuencia, la lealtad, el compañerismo, la solidaridad, la camaradería y porque no, del amor, en medio y después de una interminable retahíla de obscenidades y malas palabras. Nunca se las había oído antes, ni después, ni habiendo estado, inclusive, bajo fuego.
                Me mandaron a trasladar al hospital, donde ya me esperaba Tamanaco, mis padres, mis hijos y muchos compañeros y mi familia.
                Supe después, los esfuerzos que hizo mi querido compañero Wilmar Alfredo Castro Soteldo, quien en medio del duro brete que atravesaba, llamó a mi padre casi de primero: Su esposa se puso a la orden de la mía, sin que nada mediara. Después también otros compañeros en el mismo trance y tomando el mismo riesgo y dificultad. En esa oportunidad, decidieron por mí otros y no juzgo, mis familiares me lo dijeron tiempo después. Los caballeros nunca deben retardar un agradecimiento ante tales esfuerzos.
                Antes de montarme en la ambulancia me llamó el Almirante Julio Chacón Hernández. Mi consejero, guía y tutor primero en la ESGN y después de toda la vida. También los generales Antonio María Conde Casadiego y Boris Saavedra Pérez.
                Después de un excelente trato en el Hospital Militar, llegó el presidente de la Junta Investigadora, el Tcnel Felix Pacheco, tremendo piloto de transporte y de OV-10, a quien le conté todo y redacté con fidelidad todo lo ocurrido, me llamó el Director de Seguridad, el Gral Morillo Ruíz, hombre justo y solidario.
                También llamaron muchos de mis amigos de los escuadrones de mantenimiento, a quienes nombraré en otra ocasión por razones más felices e interesantes, también mis alumnos de otras unidades.
                Cuando por fin, llegó la hora de dormir, recordé que a pesar de haberlo advertido, me habían sustraído un par de guantes de vuelo del Salón de Equipos de Vuelo. Lamentablemente, la ley es la ley y los reglamentos son los reglamentos, pero el honor militar es todo. Tuve que llamar al oficial de día y meterle cinco días de arresto a un tremendo profesional, pero eso tenía que acabarse y se acabó.

 Adán Suárez. La leyenda reza: ¡Yuqueámelo!!!!¡Hay (sic)! ¡Hay (Sic)! ¡Sii ese mismo. Don Chepe 72 hrs!!!!!!!!

Salí del Hospital en una misión que me llevó en un C-130 H, con el Tcnel Pablo Pérez, Pérez, los capitanes Bendito y Quilelli hasta Islandía. ¡Cómo me trataron esas tripulaciones de transporte, todos los navegantes, jefes de máquina, loadmasters!! Me avergonzaba que me dieran la cama donde descansa la tripulación de relevo, ¡qué agradable es recordar su terquedad!!!!
Al llegar de misión con el G-6, ya estaba el informe. El avión, el motor y el combustible habían llegado a temperaturas altísimas. La Junta con su experticia técnica, sacó los filtros de aceite de los restos del motor y los había mandado a los laboratorios de la CTPJ, donde dijeron el sexo, la edad, el peso aproximado del animal conque había chocado. Se había roto un eje trasmisor de titanio por eso se trancó el motor y la vaporización de las primeras etapas del compresor y la ruptura de las subsiguientes, rompieron los tanques de combustible y por eso la falla catastrófica y el incendio.
De tal manera que llegó el día de volver a volar con el Tucán en Libertador para irnos para Carrizales.



 ST2 Adán Suárez.
La leyenda reza: ¡Haaaaaaaaaa van 36 días descansando en mi cama,
ya es hora de volver aa agarrar vuelo!


Antes de llegar al Grupo pasé por el Módulo de Sanidad. Pregunté por la asistente dental, vino y le di las gracias. También le pregunté: -¿Mira y entonces???? Y ella me contestó:
-¡¡¡¡Más vale quedarse para vestir santos que para desvestir borrachos!!!!!
Fui al comedor y le hice la misma pregunta que desde teniente le hacía al Señor Tíbulo:
Señor Tíbulo: ¿Qué inmundicia tenemos para hoy?
                Y él me contestó en andino, de la misma forma que todos los días y de todos los años:
-¡Caramba mi Comandante!!!!!¿Desde cuándo no?
Fui a equipos de vuelo y Don Chepe me devolvió un par de guantes. Creo que le mandé a quitar el arresto, pero hoy después de tanto tiempo, no estoy seguro si se lo quité,  lo que si es cierto es que lo desee.



Revisé el avión, el jefe de pista me ayudó a amarrarme. Me jaló el cuello de la braga para que me protegiera de los arneses. Se bajó. Se subió el jefe de pista mi hermano y tocayo Guillermo Lamas Tovar, me volvió a jalar el cuello. Tan duro que lo sentí en el asiento.
En otra oportunidad contaré lo que pasó después de aterrizar, pero no debo concluir sin referirme al título de esta entrada: “La corbata de 14 millones de dólares”.

 Casi un año después me llegó un diploma, un carnet y una corbata de la compañía Martin Baker. Su representante, un caballero el propio british gentleman valenciano y caraqueño a la vez, señor Ricardo Smith, quien me trajo un obsequio excelente, que fue catado por la Escuadrilla de Armamento y por la Línea de Vuelo, hay pocas cosas que no me gustan de Inglaterra, el Whisky, lamentablemente, es una de ellas.
Diploma de la Compañía Martin Baker.

Meditando después, ese carnet y esa corbata le da a uno de por vida acceso a los stands de la compañía en cualquier exposición aeronáutica, como Le Bourget, Farmborough o cualquier otra. Cosa que comprobé de coronel y general. La bebida, la comida y los suvenires, son a cuenta de la compañía, el trato es increíble.


Hoy en el retiro, esas exposiciones aéreas están más lejos de los oficiales venezolanos retirados que nos salvamos gracias a la compañía Martin Baker, que el cometa 67P/CG, donde aterrizó la nave Philae, pero tiene mucho más valor hoy que ayer: aunque siempre lamentaré que la nación perdiera por un zamuro 14 millones de dólares, me dio la oportunidad de conocer, estar, trabajar, recordar y hoy compartir con ustedes, hechos de personas extraordinarias, que en un momento determinado de tiempo y espacio se conjugaron para darme lo que me han dado y me siguen dando, cosas que sí se lleva uno de este mundo al otro, la admiración, el respeto, el agradecimiento y el honor, de haber sido tratado por personas de tal calibre. Ellos valen mucho más que eso.


Si lo ven, los que aman la aviación, el país y lo bueno de la humanidad, se hacen ustedes un gran favor, quitándose el sombrero. Yo lo hago, sólo de recordarlos y para ellos mi agradecimiento eterno.


Martín Lon Blanco.

Caracas, 13 de diciembre de 2014.
P.S. Probablemente he dejado, injustamente por fuera a alguien o a algunas personas que no debiera. Pido perdón de antemano y agradezco que se corrija mi mala memoria. En mi descargo, solo diré, que si tal cosa es así, no es por mal agradecido, sino por viejo.

7 comentarios:

  1. Me he divertido mucho con este escrito....esta lleno de algo que solo los que hemos operado plataformas de combate sabemos (y no es arrogancia...es mas que eso jajaja)....la vida de guerrero de plataformas nos hace parecernos mucho y tu como piloto y como marinero sabes muy bien de eso....felicidades eximio escritor

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    1. Usted fue el que le puso el carbón a la caldera capitán.
      Gracias por todo.

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  2. Respuestas
    1. Un abrazo y muchas gracias Sensei, lo mejor para tí y la familia.

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  3. Volar como vivir esta lleno de emociones y peligros y solo nos queda decidir si vivimos como queremos o como los demas quieren que lo hagamos.
    Cada experiencia es unica y nos deja un unico sabor, depende de cada quien saborear mas adelante su propia experiencia y agradecer a quien sea por ello. Solo asi seremos nosotros mismos.
    Ojala muchos de nosotros pudiesemos utilizar un instrumento de escritura como tu Martin. El mundo en el cual vivimos sería diferente.Estoy convencido de ello.
    Saludos y Felices Fiestas!

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  4. Muchas gracias mi general por compartir su experiencia y anécdotas de la elección. Me hizo recordar mi elección, e igualmente recuerdo el apoyo y amor manifestado por los superiores, compañeros y subalternos. Me saco una lágrima el escrito. Gracias nuevamente por la decisión de escribir.

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