SOBRE EL LENGUAJE, LA ASAMBLEA, EL DUELO Y LA AGRESIÓN.
Parte IV
Creemos que el nivel de violencia verbal es demasiado alto..
Es que el inconsciente colectivo humano es universal, Carl Jung dixit, y
si entendemos el fascismo como la incorporación de los usos, costumbres y
métodos de la corporación militar a la organización política y la vida civil,
veremos cómo, tal vez sin querer, sin
darnos cuenta, nos deslizamos por esa pendiente política; y nos referimos a los dos bandos.
El ambiente de crispación y de división nacional ha producido cambios en
el lenguaje, que cada bando sigue y siempre escruta lo que alguien diga y como lo diga, para decir y
denunciar: ¡Aja¡ ¡Traidor, como se te ocurre a ti! La prensa y la
televisión muestran dos países diferentes, no es bueno que los siameses unidos
por el mismo cuerpo piensen tan diferente.
Más adelante dedicaremos algo de
este trabajo a hacer una trinchera contra los ataques ad-hominem a las que los
dos bandos se han acostumbrado desde hace algún tiempo, como pasa todas las
noches, tanto en canales fashion y en
los revolucionarios que tienen secciones
y hasta programas completos dedicados al sicariato
moral contra aquellos a los que racional o emocionalmente no pueden o no
quieren entender, por tanto deben ser vilipendiados, escarnecidos, humillados e
ignorados.
Se dirigen a una mitad del país sin importarles al parecer, las
creencias y sentimientos de la otra. Los dos bandos lo hacen, con nocturnidad, premeditación y bastante
recochineo. Han hecho un gran negocio de ello.
A uno le dicen ¡Bruto!, al otro le ripostan: “Asesino”. Si llegase la
paz, el entendimiento y la comprensión, el reino del Señor en Venezuela, estos
mercachifles del odio y nos referimos a los de los dos bandos, se quedarían
desempleados. Viven parasitariamente de la hez del otro y de las llagas de
Venezuela.
La oposición tenía millones de opciones a su disposición. ¿Por qué tomó
las más peligrosas?
¿Qué Rasputín le sugirió al candidato de la oposición que ahora tenía
que ser “arrecho”?
Las necesidades de cambio de imagen por una más de “arrecho” no es
compatible ni tiene porqué serlo cuando los dos candidatos son con todo derecho
y con todo honor, civiles.
Sólo con una guerrita, como hicieron Guzmán Blanco o Ignacio Andrade,
doctores primeros y generales después, podrían demostrar a todos que son
bravos, como decía el Coronel Macario saludando: “venezolanos todos, arrechos
todos”.
Ser arrecho es un deber ser en la nación yanomami. No en la de la
Venezuela actual. Por cierto, la posibilidad de morir a manos de otro humano en
la nación yanomami de Venezuela y Brasil es del 40% y del 30% respectivamente ¿Cuál
será en los barrios de nuestra Venezuela moderna de hoy?
Ante el denigrante espectáculo de la satanización del árbitro
previamente aceptado y del candidato ganador y de su campaña, de la acusación
directa de la comisión de un delito electoral donde se sustituyó la acusación
de fraude por la de robo, después de tuteos e irrespetos, el bando
gubernamental consideró que “dos males hacen un bien” y ripostó con otro error
y mal equivalente: la imposición de la ley del silencio a los opositores en la
Asamblea Nacional, hacer callar a “lo
arrecho”, a los que se elige a exprofeso para que no se callen. (No corregir un
error de inmediato es cometer otro error. Confucio).
Los asambleístas de la oposición a sabiendas del luto y del malestar por
la nueva situación, no escrutaron el ambiente emocional, de la incertidumbre
del bando oficialista, en su fase inicial, que precedió al altercado mayor.
La agresión y la lesión al asambleísta
diputado William Dávila, era una
advertencia clara e inequívoca del paisaje emocional en ese escenario, no pudieron inferir que al
luto le estaban sumando las ofensas del desconocimiento del árbitro y las
ofensas al candidato electo. Todo lo que puede ser malentendido o mal
interpretado lo será. Creían que se resarcían de un mal causado a ellos con
anterioridad y no se dieron cuenta de que estaban escalando el conflicto y que
no iban a poder predecir ni controlar su fase aguda, tal como pasó.
Las tácticas de la oposición
estaban degradándose hasta los niveles más bajos de sus adversarios al comienzo
de la era chavista, con formas de agresión, escarnecimiento y burla (hágalas
quien las haga) más propias de una piñata y
de una manga de coleo o de un bar de puerto. Pensaban que con esas
tácticas iban a contrarrestar un mal con
otro mal. En teoría, la política debe buscar la suavización de la ley del
talión dentro de una sociedad, la actividad política de altura es más que una
secuela de venganzas.
Con ruidos y pancartas pretendió la oposición hacerse sentir y esto,
amigos políticos es el equivalente de los tambores de la guerra, como el caso
del 23 de julio antes de la batalla de Carabobo (día de San juan) o del
Tamborilet de Bruch.
Esto, sumado a supuestas
provocaciones verbales y burlas,
dieron por resultado un espectáculo indigno e injustificable, para todos, a
todas luces, no esperado por sus víctimas, quienes se paralizaron inicialmente,
sorprendidos, ante una andanada de golpes, con total desproporción, con las
consecuencias negativas para el país, porque más allá del lamentable daño
físico y moral de los golpeados y lesionados, se vio tristemente también, la
aplicación de la violencia excesiva y la falta de proporcionalidad de los
agresores, el mal ejemplo para el niño y
el ciudadano de calle y esto le agrega un peso muerto y una mala reputación a
los partidos políticos en funciones de gobierno, dentro y fuera del país, cuya
catadura moral no se atribuyen a los ejecutores de la agresión, sino a las instituciones a las que pertenecen.
La vergüenza es compartida y la responsabilidad también. ¿Se hubieran atrevido los dos bandos a dar
esa cómica estando el presidente Chávez vivo?
Debe entenderse que no para todas las personas es obligatorio ser héroe
militar, no. Pero sí lo es el tener valentía moral si queremos hablar de virtud
cívica. Hay héroes cívicos. Heroísmo militar hemos tenido para exportar,
heroísmo cívico muy poco.
Después ambos bandos salieron por el mundo para predicar una misma
verdad: la otra mitad de Venezuela, la
que no nos sigue a nosotros no sirve para nada. Es mala, es una porquería.
Los luchadores de la asamblea, agregaron
al daño físico, degradación y humillación a la injuria. Definitivamente, un
baldón para aquellos que predican y se dan golpes de pecho con los
derechos humanos y por lo visto, poco lo practican, o lo hacen selectivamente. Dañaron al gentilicio venezolano como un todo.
La cadena de eventos que
llevó a esa situación pudo haberse roto desde su mismo comienzo, no lo hicieron
y sin darse cuenta, los dos bandos descendieron por debajo de donde sus propios
electores los colocaron. ¡Qué bueno sería oír a los presidentes de otras
naciones decir solamente cosas buenas y admirables de Venezuela! ¡Qué bueno
sería que los venezolanos salieron al exterior orgullosos, con base y a hablar
bien de sus compatriotas! ¡Que dijeran: Esa asamblea está llenas de Galarragas!
La Asamblea debería ser el lugar de confrontación intelectual cívica de
ideas y argumentos, espacio para contraste de ideas con la más culta retórica, el
lugar del ejercicio dialéctico, el sitio del análisis para la cooperación, no la de la Hora Loca de una casa de fiestas
de tercera categoría ni de un Octógono de UFC, donde se vale todo.
Venezuela se puso al nivel de las deprimidas naciones del Cáucaso, los
Balcanes, y muchos de los países que terminan en “Tan”, donde las reuniones en
sus parlamentos y asambleas son fuente de bastante diversión y burla (para los
extranjeros). ¡Qué bueno fuese que se
aprendiese de esta experiencia, se deje hablar a quien la ley se lo permite y
exige, que no se hagan horas locas en el horario laboral y nunca en ese sitio,
y que las peleas, de ser inevitables, se acuerden en un parque deportivo
siguiendo las leyes del Marqués de Queensberry: Con árbitro (civil), second,
esquina, médico y ambulancia, con estricto apego a las categorías por peso, fuera
de las horas laborables!¡Qué bajo ha caído la nación, del Morocho Hernández, de
Antonio Gómez, del Morochito Rodríguez, Alfredo Marcano y Vicente Paúl Rondón (quien
nunca le pegó a nadie fuera de su propia categoría)!
Aunque las analogías y los símiles son las formas más primitivas de
comprobación de la verdad, y que hoy se disponen de formas mucho más precisas,
por el espacio usaremos lo que la historia sugiere, y es que a
veces las conductas del legislativo preceden luchas civiles muy malas y
crueles como es el caso de una de las peores
guerras civiles, como la de los Estados Unidos, donde un representante
del sur, Preston Brooks agarró su bastón
de caña, de los que servían para “disciplinar” perros y encaró al Senador
Charles Sumner quien se encontraba pegándole estampillas a un discurso donde
descargaba al representante del sur. Preston Brooks se le acercó y sin mediar
palabra le golpeó la cabeza con la parte metálica, repetidas veces. Lo dejó muy
mal. Al haberse roto el discurso racional, se marcó una pauta emocional que
desembocó en 600.000 muertos y dos millones de heridos e inválidos. Amén del
putsch parlamentario que elevó a Hitler a Canciller. ¡Qué bueno sería que la
educación, la decencia, el lenguaje correcto, el trato gentil fuese la pauta de
la asamblea y los asambleístas y que los niños vieran a un Fermín Toro o a un
Juan Vicente González (aunque a ambos les dieron, también, sus peinillazos),
donde estuviesen vetados por sus propios partidos los Catones y los Catilinas
(también las sempronias, por si acaso por la igualdad de género)!
Los EEUU de la Guerra Civil y la Francia del 18 de Brumario de Luís
Bonaparte tenían 31 millones de habitantes. Comparen eso con nuestra población
y con la mano en el pecho, dedíquense, por el amor de Dios, a evitar eso.
Otra cosa muy peligrosa es que
ambos bandos han salido corriendo al exterior a buscar árbitros que no
pertenecen ni estaban en la cancha de juego. ¿Tienen arte y parte?
Eso es ceder soberanía, transfiriéndola a un poder externo escogido
por una sola de las partes y una mala señal de la incomprensión entre dos
bandos, que en teoría, buscan (o
deberían buscar) el mismo bien de toda Venezuela. Eso, dada la situación de
casi recesión en el llamado primer mundo, crea cualquier cantidad de
oportunidades de negocios, a los mercaderes de la muerte. ¡Cuidado!
Indica también que entre ellos, aun siendo venezolanos, no se quieren entender y que no les importa que no los
entiendan, que el otro venezolano, no importa lo que diga o piense, está errado,
está mal, que no puede tener la razón, ni tener la verdad de su parte nunca,
porque es inferior, y para eso tienen correligionarios extranjeros que sí los
quieren y los entienden. Que son mejores que sus adversarios connacionales.
¡Qué bueno sería que buscasen avenidas de entendimiento. La distancia
social o ideológica no es tan grande cuando esa distancia no es tal biológicamente, como para no lograr relaciones
de cooperación constructivas!
Caracas, 2014.
Excelente articulo mi GeneralIy que ironias, pero no es falso que somos y fuimos, en mi caso por usted, a conocer y respetar el rol de los militares en las sociedades democraticas y lo peligroso y perjudicial cuando sin madurez y compromiso institucional y moral incursionan en la politica sin ningun control, fiscalizacion o contrapeso.
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