El desprecio que la gente de oposición siente por los chavistas en general y por Maduro en particular, ha sido un sentimiento muy explotado por los propagandistas del régimen para mantenerse en el poder.
Vladimir
Putin es un caso muy parecido, total, la ambición totalitaria y los ejemplos
que usaron como paradigmas tanto Chávez como Putin son los mismos. El objeto de
su odio y resentimiento también.
En las
últimas “elecciones” rusas la participación fue del 67% y Putin obtuvo 76% de
los votos. Lo extraño es que el resultado está por debajo del 80% de
popularidad que con hambre y desempleo, el número es altísimo y esto es usando
los resultados que el nuevo Zar detenta según encuestadoras occidentales. Los
números rusos son aún mayores.
Este será el
cuarto período de Putin en el poder, lo que lo pone en una posición muy fácil
para superar en tiempo en el poder al mismísimo Josef Stalin.
Rusia es en
tamaño mucho más grande que los EEUU y los países de la OTAN juntos. Tiene más
tanques, cañones y aviones que todos ellos y una cultura de sacrificio de la
tropas y derrotar por asqueo y cansancio a las tropas que se le enfrenten.
Putin sin
ser cácora, era un pata en el suelo como Maduro, a quien asesora y sabe que es
una pieza confiable en el ajedrez geopolítico que juega contra Occidente y la
concepción de democracia que Maduro y Putin no sólo detestan, sino que odian.
Pero hay que guardar las apariencias.
Toda Rusia
no produce más que el Estado de New York y Alemania, Inglaterra e Italia están
por encima y por mucho de la economía rusa, casi en todo terreno menos en uno:
Diseño y fabricación de armas.
Venezuela
está por debajo de los condados más pobres del Estado de la Florida, donde
viven y trabajan cientos de miles de venezolanos que votaron contra Maduro con
los pies.
Pero en
realidad, tanto en Rusia como en Venezuela, las elecciones no cumplen con los
estándares mínimos internacionales, solo son ritos y remedos para tener la
opción política por su inferioridad económica, científica y cultural.
Tanto Putin
como Maduro no son “por ahora” dictadores, son solo tiranos nacionalistas y en
el fondo marxistas con gustos demasiado zaristas.
El no tener
elecciones, tipo China, Corea del Norte o Cuba, es bajar al nivel de los
sátrapas africanos y nuestros pichones de dictador tienen egos muy inflados.
Cosas que comparten Putin y Maduro
desde el punto de vista electoral:
No hay una
verdadera oposición. Esta se mantiene dividida por dinero, por asesinatos, por
destierros, cárceles o inhabilitaciones.
El poder
judicial es un instrumento de coerción y de asesinato moral, que destruye a los
candidatos que SÍ PUEDEN SER UNA AMENAZA.
Utilizan las
famosas “turbas divinas” de Fidel
Castro donde la chusma, alentada por el gobierno agrede a los opositores, con
técnicas del hampa común, en la Venezuela de Maduro hay muy pocos prospectos de
líderes que no hayan sido agredidos a golpes, pedradas y palos. Hay una clara
frontera que divide a los opositores agredidos y los que nunca han sido tocados
“milagrosamente”, ni con el pétalo de una rosa.
En la Rusia
de Putin como en la Venezuela de Chávez y de su secuaz Maduro, los contrincantes
electorales son cuidadosamente escogidos, en un proceso de calificación de su
grado de amenaza real y destruidos en estricto orden de mérito.
Hay que
reiterar que a la descalificación pública moral, con los peores insultos y
asumiendo que son traidores y las ya nombradas agresiones del “pueblo”.
A los mismos
“elegidos” como candidatos “opositores” se les reduce al máximo la exposición
mediática y el contacto con las bases, no sea que por casualidad, produzcan
alguna chispa que los proyecte más arriba que el rol que los tiranos le han
asignado.
El derecho
de reunión política se conculca, usando la fuerza “pública” o la chusma. De
hecho, en los dos países, la diferencia entre las dos categorías es extremadamente
borrosa, o difusa.
Putin ha ido
más allá. Ha mandado a arrestar y encarcelar a aquellos que llaman a la “ABSTENCIÓN”,
cosa que se le hace cuesta arriba a Maduro por el rechazo internacional que ha
concitado por la misma Prostituyente.
La corrupción
electoral es generalizada, tanto en Rusia, como en Venezuela.
Las bolsas clap, el carnet de la patria, el dinero, alcohol y drogas son
usados abundantemente, a la vez que el monopolio económico le impiden a los
contrarios de usar las mismas tácticas. Todo dinero o recurso que los amenace
lo consideran como dinero del “imperio”.
La burocracia estatal, está totalmente al servicio de la reelección de
los “amados líderes”.
Los canales oficiales
del gobierno también están diseñados para apoyar las campañas de los
totalitarios y la burocracia usada como relleno en las concentraciones
políticas.
La AGENDA MEDIÁTICA LA CONTROLA EL GOBIERNO.
Los canales
de televisión y mucho de las redes los controla el gobierno que no está
separado de los partidos políticos y las maquinarias electorales del
continuismo reeleccionista.
No hay
ningún canal o estación de la oposición, sólo hay algunos anclas y locutores de
la oposición, quienes además de la censura del gobierno tienen la de los mismos
dueños de los medios.
Los gobiernos y la cúpula es una gran pandilla
gangsteril, tanto en Rusia como en Venezuela.
Miembros de la familia de
Maduro y de su cúpula partidista están solicitados por ilícitos de todo tipo:
desde narcotráfico hasta tráfico de personas. Los rusos no se quedan atrás,
incluido el tráfico de armas.
Las fortunas del liderazgo político
de ambos países tienen más millonarios que países del Primer Mundo y
Corporaciones y Saibatsus, casí no hay manera ni en Rusia ni en Venezuela de
prosperar si no es dentro del gobierno o a la sombra de este. Esto requiere el
visto bueno de la jerarquía y de la palabra final del sátrapa.
El monopolio del poder es ejercido
por: la burocracia, los medios de comunicación, las fuerzas militares y
policiales, el sistema judicial y el hampa.
No sólo es cuestión de
criticar a la oposición por hacerlo, definitivamente no han sido infalibles y
no han cesado de cometer errores, porque en el fondo, los futuros dictadores
saben manipular la parte simbólica de la mayoría, sus miedos y aspiraciones y
saben cuando hacerse temer y cuando hacerse odiar.
La oposición ha buscado sólo
hacerse amar, por eso cada rato es revolcada.
Así que votar o no es un falso dilema. El autoritarismo
ya ganó un juego cuya única estrategia de victoria es no jugar y llevarlo a un
tablero donde no controle todo lo que controla actualmente.
Martín Lon
Blanco
Madrid, 7 de mayo de 2018.
Tratamos de excluir los males que se suceden día a día. Nos separamos por razones muy egoístas a sabiendas que unidos podemos hacer más.
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