domingo, 1 de marzo de 2015

En el mundo, los muertos bajan y en Venezuela los muertos suben.

En el mundo, los muertos bajan y en Venezuela los muertos suben.


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En el último pasado programa,  “Efecto Naím”, su comentarista,  se dedicó a analizar la posición del Doctor Steven Pinker, neurocientífico, quien a su vez fue hijo de  un premio Nobel.  Este científico ha publicado innumerables libros y estudios, como “The blank Slate”, el cual, levantó cantidad de críticas de la izquierda intelectual por que demostraba que ya se nacía con una cantidad de programas precableados o precargados, en nuestros cerebros, como la lengua materna y el sentido innato de la moral. El Doctor Pinker ha demostrado estar en lo correcto, desde el punto científico, pero se le ataca filosóficamente por no estar de acuerdo con el  canon de doble lenguaje de lo políticamente aceptado.
Su último libro titulado:  ”The Better Angels of our Nature”, cuya edición es castellano constituía la razón principal del programa del Dr. Naím, ha levantado grandes críticas a favor y también en contra por las mismas razones políticas e ideológicas.
El Doctor Pinker demuestra científicamente y presenta las estadísticas, basadas  en series de tiempo que,  arrancando desde la edad media, la violencia se ha ido reduciendo con el progreso de las personas y de los armamentos, sobretodo en el mundo occidental.

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Los datos que presenta son incontrovertibles, eso está pasando, en el resto del mundo, pero: ¿por qué en Venezuela no?
En todo occidente, el número se proyectiles para causar una baja aumenta cada vez más y la medicina de alta capacidad interviene para hacer reducir las muertes y aumentar la sobrevivencia.
Eso suena bien. Pero ¿por qué no nos  pasa a nosotros que somos la excepción que confirma la regla, creyéndonos como nos creemos que somos tan “nice” y chéveres? Es injusto.
Es cierto que aun habiendo menos crímenes a nivel mundial,  estos reciben mayor atención de los medios de comunicación y puede hacer parecer esta época como más violenta cuando no lo es.
Pero en Venezuela eso no está ocurriendo, nos estamos quedando atrás en otra área, no aumentamos sino la producción muertos, heridos, lisiados y traumatizados. Si bien es cierto que el Dr. Pinker, no tomó en cuenta el nuevo radicalismo salafista del Estado Islámico porque no existía, dejó por fuera alguna excepción, que bien podía haber sido Venezuela, donde hay realidades culturales que hacen de la violencia y el asesinato cosas de todos los días y esto se acepta y tolera.
Insisto en que las ideas y sentimientos contrapuestos en nuestro país, deben y pueden ventilarse y dirimirse sin violencia física, pero esto requiere de una reducción del resentimiento acumulado de cada una de las partes. La del gobierno aduce que fueron sometidos y humillados desde  hace quinientos años, la de la oposición que lleva siendo insultada y degradada desde hace dieciséis, pero el choque de dos resentimientos no va a hacer que el otro desaparezca, ni que se desvanezca, se requiere una terapia política que al parecer, está más allá del liderazgo existente y de las ideologías que usan como justificativo y arma arrojadiza de su odio.
La violencia mental y espiritual también debe ser reducida, porque esta es la precursora de la violencia física.
Fue verdaderamente doloroso ver a un niño de catorce años muerto, exangüe en el suelo, asesinado por otro joven de veintitrés. Con las armas que  la república dice tener para la defensa del pueblo. Peor aún, al día siguiente uno de los progenitores aparecía en los medios, pidiendo justicia y criticando, con sobrada razón, los juicios de valor emanados por la jefatura del Estado. Mientras que por otro lado, salía la progenitora con el gobernador, pidiendo que no se utilizara ese deceso con fines políticos.
Para quien lee esto en la noticias y desconoce personalmente a las víctimas, queda flotando sobre la escena el espectro de la magnitud de la falla que separa a Venezuela en dos mitades, donde al parecer,  por el tono, las fotos y las declaraciones, hay venezolanos que no se pueden poner de acuerdo ni sobre el cadáver de un hijo.
Muy bueno sería que los venezolanos se leyeran el libro del Dr. Pinker, lo discutieran y trataran de levantar el prestigio nacional, reduciendo la fuente de violencia estructural y cultural y sí, reprimiendo legal y correctamente la violencia física actual. Que leyendo esas páginas reemergiera el deseo de elevar el honor nacional y no el falso orgullo ideológico que está atizando tantas muertes.
“Quien salva a una persona salva a toda la humanidad”. Dice una máxima. Quién sabe cuántos premios Nobel, cuántos campeones mundiales de futbol, béisbol  y basquetbol ha perdido Venezuela, víctimas de un falso orgullo y una asquerosa soberbia que permite que el vil egoísmo siga triunfando a costa de las vidas promisorias de los hijos, de esta, nuestra  pobre y cruel Venezuela.


Martín Lon Blanco.
Caracas, 28 de febrero de 2015.




3 comentarios:

  1. De acuerdo absolutamente y debo agregar, que desde mi punto de vista, ninguna revolucion ha traido nada bueno e incluyo en este comentario a la Francesa, sino preguntemos por las historias de Danton y Robespierre....felicitaciones!!!

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  2. Excelente compañero , buen escrito para iniciar este domingo.

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