viernes, 31 de agosto de 2018

Dejen a Dios tranquilo.

A mis compañeros aviadores.


Este chat es muy superior a otros a los que tengo acceso. Tal vez sea un milímetro pero la diferencia de percepción del tiempo y el énfasis en el presente y futuro lo hacen astronómicamente superior.
¿Cómo hablar con un criminal como Maduro?
Desde cerca con cuidado y precaución.
Desde lejos, con desprecio.
¿Qué diferencia el gobierno de Venezuela de todos los demás del Primer Mundo y del III?
Que el gobierno de Venezuela es impotente, inepto e incapaz de resolver el menor de los problemas de la gente. Han provocado la huida que s votar con los pies el 10% de la población, por el camino que van llegarán al 20%, siendo esto equiparable a una peste biológica de la Edad Media.
Quien tenga cuatro dedos de frente... que entienda.
Pero si bien no puede resolver nada, puede agravar todo, puede hacer aumentar el hambre, la enfermedad, el hampa, la destrucción ecológica y la violencia en su expresión más alta, la guerra. Bolívar en la versión de ellos y de la mayoría de los nacionalistas quería la guerra con los EEUU, Fidel Castro y Chávez también. Pero en el fondo, tal vez sólo sea un deseo de ser destruidos, castigados, es la pulsión de muerte en su más pura expresión.
Todo su poder emana de las tumbas, cabalgan las osamentas de los caballos de Bolívar, ensucian sus sables, los de Fidel Castro y el de Chávez. Puros mitos y embustes de leyendas del pasado y puras ilusiones de riqueza a futuro. Llaman a su inepcia frente a la violencia, ante la hambruna y ante la peste producida por ellos con el eufemismo de "LA GUERRA ECONÓMICA".
¿Qué diferencia a una persona decente de un chavista?
¿Qué diferencia una persona moderna y culta de una atrasada y bruta?
¿Qué diferencia a una persona que puede ayudar al cambio a una que inútil para todo lo que no sea seguir así?
La respuesta es la misma:
El chavista le echa la culpa a los demás al destino o a Dios, y se aferra a la fe y las ilusiones. Reza y le pide a Dios o los espíritus que lo salve del hambre, de la peste y de la muerte violenta.
La persona útil sólo pregunta: ¿Quién es el responsable de esto?
Y estudia qué se puede hacer.
Ni Dios ni la naturaleza nos han hecho nunca mal.
Con lo que nos hacemos nosotros, es peor que un terremoto de 8 grados Richter, de las inundaciones que se repiten detrás de cada negligencia anual, y de haber usado el petróleo para hacer reyezuelos cada vez peores. Para hacernos mal, con nosotros nos basta y nos sobra.

Dejen a Dios tranquilo.



Martín Lon Blanco.

Madrid, 30 de agosto de 2018.

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