martes, 30 de junio de 2015

Venezuela primero.



Venezuela primero.




En octubre del año pasado recibí la conminación de mi compañero de armas,  y hermano, Doctor Fernando Falcón Veloz a ingresar al doctorado de Ciencias Políticas en la Universidad Central de Venezuela. Otro hermano, el señor Coronel y doctor Ángel Alberto Bellorín, me hizo ponderar esa posibilidad y como más vale el consejo de alguien que lo estime en la Tierra, que un ángel en el cielo, me decidí a seguirlos.
Hice las consultas a quienes podía causarle problemas logísticos o de cualquier tipo, las personas que más peso tienen en mi vida y todas dijeron que sí.
No sabía en qué disciplinas me estaba metiendo. Toda mi vida fue dedicada en áreas del saber donde lo vital eran las ciencias duras. Mis superiores e instructores y las circunstancias de mi trayectoria militar me hicieron algo fuerte en eso. Hasta logré un premio presidencial haciendo unos algoritmos de balística externa que se usaron para programar el software de un avión de caza de nuestra Fuerza, de la adaptación de cargas y homologación de armamento aéreo en otro sistema, y de la homologación de un sistema de misiles y de guerra electrónica en un tercero.
La diferencia de ese pasado con mi “ahora”, estribaba en que en las ciencias en las que me sentía cómodo,  sabía dónde estaba y para donde iba, en este nuevo reto no sabía ninguna de las dos cosas, pero mis compañeros quienes me animaban para tal aventura habían sido siempre para mí como los caballeros que para salvar Camelot, salían cada uno por su lado a buscar el Grial para salvar la Tierra y a su Rey, sin mapas, brújula o instrucción, sólo guiados por su instinto y un noble corazón.
A veces, la edad y las  experiencias de la vida no ponen flojos y cobardes. Y es ese, el peor enemigo que se puede tener. Aunque en verdad, el reunirme con esos tipazos, sirviera para recordar juventudes ya idas y anécdotas llenas de vida, optimismo y afán de superación, esos miles de pequeñas vanidades que no eran tan pecaminosas porque estaban al servicio de una causa mucha mayor: Venezuela, su progreso, su bienestar y su libertad.
Siguiendo el sabio consejo de mis instructores, después del papeleo y el asalto a la primera fortaleza, que en este caso fue la burocrática, donde tuvieron que desenterrar notas y títulos de polvorientos archivos en Institutos y Universidades, en las que  adquirí mucho de lo que hoy se y mucho más importante: me hicieron consciente de lo que no se y más aún, que siempre el conocimiento es una isla pequeña, un atolón en medio de un océano a veces calmo, a veces borrascoso. El mar profundo y frío de la ignorancia y del desconocimiento.
Use las cinco “Ces” de los pilotos.  Las que tienen que recordarse y usarse cuando uno está perdido en un avión y ruego que se me perdone por ponerlas en rancio pitiyanqui, de cuyo conocimiento y abuso me acuso públicamente:
Confess,
Conserve,
 Climb,
Communicate,
and Comply.

Confiésese usted mismo que está perdido.
Conserve su combustible. (O su energía).
Ascienda, gane altitud o visión panorámica.
Comuníquese para que lo asistan y
Cumpla.
Le confesé a mis compañeros que no sabía nada de esos temas.
Que por favor me ahorraran el proceso de escoger entre materias.
Que me dijeran que tenía que buscar con la visión apropiada.
Les comunique mis reservas y dudas y cumplí leyendo lo que me indicaron.

Han sido tres meses de esfuerzos muy agradables.
De libros que debí haber leído años ha.
De pararme temprano y de tener siempre algo pendiente. Dela maravillosa sensación de conseguir personas que sepan más y hasta que sean mejor de lo que uno es o se cree ser.

Pero todo esfuerzo es poco ante la sorpresa y hasta la estupefacción ante los conocimientos de mis profesores en primer término y como un relámpago después del rayo, de los conocimientos de mis compañeros de curso.

Por supuesto. La misma pregunta de siempre:

¿Cómo le ha pasado a nuestro país lo que le ha pasado, teniendo gente así?

No sé si el símil de David en la cueva, de Qumram o de las catacumbas romanas sea el apropiado, pero había descubierto la guarida donde se asilan las mejores mentes y tal vez los mejores corazones, dispuestos a dar como han dado lo mejor por Venezuela, como ya lo han hecho y siguen haciéndolo.
He descubierto que nuestro país tiene otra historia, hecha por héroes anónimos de carne y hueso. He descubierto que el mal por el mal mismo, rara vez se ha hecho a consciencia y que tal vez, exista la esperanza de que cuando cunda al fin, y  la desesperanza sea endémica e inocultable y  se acabe el saco de las excusas basadas en ideologías y soluciones llave en mano, los venezolanos vamos a acudir sinceramente al otro, para pensar soluciones e implementarlas hombro con hombro, sin manipulación ni malicia por el bien de la nación como un todo.

¿Utopía?

No.
Lo he visto, lo he documentado y lo puedo demostrar y reproducir, estudiando con quienes estudio y comparto en este doctorado.

Pero amigos, no deben creerme, eso no es lo que se enseña aquí, aquí se enseña es a dudar, a confrontar ideas y a concurrir. Sólo después de confirmar, se permite confiar.

Por eso, tal vez nosotros, o uno de los que se anime a ver con sus propios ojos lo que aquí se promueve, podrá encontrarse o acercarse al Grial, al objetivo de  un país que busca una razón distinta a la histórica y a la política para abrazarse y compartir una alegría del presente, una posibilidad mejor de futuro, tal como se espera de la vinotinto, a quienes el triunfo se les ha impuesto como una cruz.

 

Tal vez alguno o varios o mejor todos entiendan que el secreto del Grial es uno simple y viejo:
-Tú y tu Tierra son sólo uno.

Este es un sitio donde de verdad, además de los venezolanos, Venezuela, es primero.



Martín Lon Blanco.

Caracas, 29 de junio del 2015.



P.S. La próxima entrada es la de una persona que está componiendo la tomada que como el flautista de Hamelin, va a traer de vuelta a Venezuela, a los que por maltratos y falta de oportunidad se han ido, pero vendrán con sus familias, porque esto puede ser mejor y va a ser mucho mejor de lo que ha sido y es.

4 comentarios:

  1. Inspirador escrito...yo creo en el conocimiento y en la educacion, en el entrenamiento y tambien en la confrontacion de las ideas....que bueno que la Universidad se nutre de alumnos como Usted...felicdades querido amigo!!!

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  2. Mi apreciado compañero y amigo, estas son reflexiones con luces de moralidad que solo podrían salir de un alma noble nutrida de experiencia y de bondad. Los que nos atrevimos a cruzar en línea recta las distancias y los tiempos de la gloriosa carrera militar, sin salpicarnos de los fangos y las podredumbres de los asquerosos atajos de la domesticidad y la servidumbre, estamos convencidos que el peor enemigo de la duda inteligente es el "entendido" inconsciente y acomodaticio.Hago este comentario a proposito de esta cita que escribiste sobre tu experiencia en el doctorado y que me permito repetir: " Aquí se enseña es a dudar, a confrontar ideas y a concurrir. Sólo después de confirmar, se permite confiar", Lapidaria frase,único camino al conocimiento, y básica prémisa Socrática. Saludos mi hermano.

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  3. Entodo jardin hay una epoca de crecimientos. Existen la primavera y el verano, pero también el otoño y el invierno, a los que suceden nuevamente la primavera y el otoño. Mientras no se hayan seccionadas las raices todo esta bien y seguirá estando bien. En Venezuela durante 16 años están arraigados el otoño y el invierno pero, por fin, se estan vislumbrando la primavera y el verano. Lo racional se va a imponer igual que en la naturaleza le pasara al pueblo venezolano. Un abrazofuerte.

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  4. Quienes saquen adelante las cornucoplas de nuestro escudo, deben ser letrados y no los incultos actuales

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