domingo, 29 de octubre de 2017

AL DOCTOR POLÍTICO.



AL DOCTOR POLÍTICO.

Siempre escuché sus programas y lo sigo haciendo cuando puedo. Era increíble ver que llamaban a criticar y tratar de descalificar a gente de la oposición, que gastaban o trataban de gastar en usted, las salvas que se ahorraban de dirigir contra el gobierno y el sistema malevolo que se sustenta en una ideología de peor signo. Pocos fueron los chavistas que se atrevían a hacerlo, por su orfandad de argumentos.


El problema de Venezuela es moral. La base moral venezolana está basada en idolones inconmovibles.


El problema de Venezuela no es entre el bien y el mal. Es entre dos males, cuyas tonalidades, matienen el círculo vicioso que se repite sin cesar.


La historia venezolana de la que Margarita López Maya es una vestal principal, usufructa esa historia que tiene más traidores y traiciones que las historias del shogunato o de la mitología asiria.


 Los políticos venezolanos no consideran como el resto de los políticos del mundo, la necesidad de traicionar.

No, para ellos es un deber que arranca desde antes de Miranda y que es consustancial para el juego de roles en la teoría del drama político, que tiene al país o a la cultura, caminando en círculos por al menos dos centurias.


Más allá de lo que usted pudiera opinar de lo que el representante de la idea Suche en Venezuela fuese, o lo que su lugarteniente aspirase a la “Máxima magistratura”, que hasta el día de hoy salvo Betancourt, Leoni y Cladera I, no ha sido ni máxima ni magistratura, el hecho concreto es que hombres mediocres se creen capaces y que tienen el deber de calzar las botas del padre de la patria. 


De una patria cuya bastardía intelectual y moral la obliga erigir en “padres”, cuanto ogro demuestre especial perseverancia en jugar el juego.


¿En qué ha demostrado ser menos vil la oposición que el gobierno?


¿Por qué había que mirar a otro lado cuando los desertores , desechados por los autoritarios no por traidores sino por desechables, con tal que trajeran chismes y se dispusiesen a franquiciar su deslealtad y su caída en desgracia?


Sólo el Fausto de Goethe la narración del Sello de Salomón y tal vez Florentino y el Diablo han podido salir bien de haber hechos contratos con el mal. Tal vez alguna otra película de guitarristas de blues, pero en política, por lo menos desde Tucídides, haasta hoy,  eso no ha pasado.


Usted posee una formación y una capacidad científica probada. Tiene capacidades de dudar,  iguales al menos que las de Descartes, sólo debe (mi humilde opinión), aumentar la escala y la visión de su programa. 


Se debe cuestionar la naturaleza de la oposición tanto como la del gobierno, ya que son causa habientes del desastre nacional y de la crujías sociales que asolan la sociedad desde arriba hasta abajo y transversalmente.


Si algo quedó demostrado en su libro “Las élites culposas”, es que si bien, su delicadeza no es fingida y la mía no puede ser obligada: No son élites, no lo fueron y no son culposas, fueron y son culpables y estos 19 años lo corroboran sin que Ud. Ni yo tengamos que expresar nada.
 Fueron y son sólo una oligarquía culpable y hoy una co-oligarquía oxidada de la ley de hierro, que medra todo lo que puede y que para seguir haciéndolo, necesita los Falcones, los Miquilarenas, y los editores como su amigo del asado. Amén de una MUD o como la llamen.


Apelo a Ud, tanto como por sus capacidades como por los arrestos morales que se requieren para meter el genio otra vez dentro de la lámpara. Ese genio es el ejército y los lacayos “inciviles” que son la dirigencia política venezolana sin distingo de polaridad.

Si el país real es el del minotauro del laberinto africano, entonces, es mejor olvidarse de esto. El “Gloria la bravo pueblo podrá ser sustituido por algo más acorde como  “lasciate ogni speransa voi chéntrate”.



De Ud.


Martín Lon Blanco.
Madrid, 29 de octubre de 2017

P.S. Mi sentido pésame por Carlos Moreán Corothie.

1 comentario:

  1. Sobre la escala y visión de mi programa; hace tres días informaba a alguien cercano: "Hace cuatro semanas, antes de que Bocaranda escribiera acerca de 'las pretensiones de acelerar los procesos de alcaldías y consejos legislativos (¿hasta las presidenciales?) para aprovechar el desencanto y la depresión de los votantes por la democracia, fui a hablar con Jaime Nestares, para transparentar el proceso que me hace pensar en una candidatura mía como deber y precisar los límites de una regla de RCR que hace tiempo me explicara: que si un ancla de la emisora participa en una campaña como candidato debe cesar en su programa. (Ya electo puede volver). También le pregunté si, sincerado como estaba, podía tocar en el programa el tema general del sucesor deseable de Maduro. Contestó que sí podía hacer esto último y confirmó la regla, pero admitió que yo aún no estoy en campaña ni ésta se ha iniciado. Además opinó que yo tenía las dotes convenientes expresando una reserva con mi edad. Le recordé que Caldera, en diciembre de 1993, estaba a punto de cumplir 78 años mientras yo tendré 75 años en enero. (Él no fumaba, pero yo no padezco artritis ni Mal de Parkinson)".

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